El 16 de abril de 1995, en una remota localidad de la provincia de Punjab, un disparo de escopeta acabó con la vida de Iqbal Masih, un niño que había sido vendido a los 4 años para que trabajara como esclavo en una fábrica de alfombras. Al cumplir 10 se rebeló y de la mano del Frente de Liberación del Trabajo Forzado, recorrió el país y viajó al exterior para denunciar la explotación laboral de los niños. En su memoria se instauró el Día Mundial contra la Esclavitud Infantil
En un camino de las afueras de la aldea Chapa Khana Mill, en la provincia pakistaní de Punjab, una simple piedra marcada con pintura blanca señala el lugar donde la noche del 16 de abril de 1995 fue asesinado un niño de 12 años.
Cada tanto, todavía hoy, la piedra es vandalizada, como si se quisiera borrar esa huella, por lo que significa. Como si se pretendiera que Iqbal Masih – así se llamaba el niño asesinado – nunca hubiera existido. Por su historia y por lo que simboliza.
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