El humo expedido por vehículos de 18 ruedas y otros tipos de vehículos propulsados por motores diesel podrían afectar gravemente el sistema cardiovascular humano, revela una nueva investigación.
En un estudio cuidadosamente controlado, las arterias de voluntarios sanos expuestos a gases de combustión diesel perdieron parte de su capacidad para expandirse, mientras que su sangre fue más propensa a coagularse.
La mala noticia sobre el daño cardiovascular que la contaminación del aire puede infligir es que no termina aquí.
En un estudio que aparece en la edición del 21 de diciembre del Journal of the American Medical Association, investigadores de la Universidad de Nueva York hallaron que los ratones expuestos al aire tan contaminado como el de los alrededores de la ciudad de Nueva York mostraron que los efectos pueden ser especialmente perjudiciales cuando se combinan con una dieta rica en grasa.
Este estudio humano responde a la pregunta que los científicos se han hecho durante años, anotó un experto.
«Durante mucho tiempo, las personas se han preguntado sobre si el combustible diesel es perjudicial, y si así es, cuánto», dijo el Dr. Russell V. Luepker, profesor de epidemiología de la Universidad de Minnesota y vocero de la American Heart Association. «Este estudio no es más que una pieza del rompecabezas. Lo que demuestra que cuando se buscan mecanismos arduamente, estos se encuentran».
Luepker no formó parte del estudio, que fue realizado por investigadores escoceses de la Universidad de Edimburgo y publicado en la edición del 20 de diciembre de Circulation.
Esta investigación se basó en una «cámara de exposición» que fue especialmente fabricada para tal fin en el Centro de Ciencia Cardiovascular de la universidad. En sesiones de dos horas, 30 hombres jóvenes y sanos fueron expuestos al aire filtrado o a gases de combustión a través de un motor diesel. Los investigadores luego inyectaron vasodilatadores, medicamentos que hacen que las arterias se expandan, y tomaron muestras para medir los niveles de coagulación.
Reportaron que la respuesta a los vasodilatadores se redujeron significativamente tras la exposición al diesel así como los niveles de moléculas que mantienen la capacidad normal de coagulación.
Los hallazgos tienen implicaciones potencialmente importantes para la U.S. Environmental Protection Agency, que está financiando actualmente un programa voluntario para equipar a los vehículos propulsados por diesel con dispositivos que atrapen las finas partículas contenidas en el humo de gases de combustión.
«Los gases de combustión diesel consisten en una mezcla compleja de partículas y gases», dijo el autor del estudio Dr. Nick Mills, asociado de investigación clínica del centro de Edimburgo. «Antes de que podamos abogar por el uso extendidos de filtros de partículas en motores diesel, necesitamos verificar que las partículas derivadas de la combustión son el compuesto responsable».
Un número de estudios de la vida real han relacionado la exposición al humo diesel con ataques cardiacos y otros problemas cardiovasculares, anotó Mills.
«Sin embargo, estudios de observación no han podido demostrar la causalidad», señaló. «En estudios de exposición en humanos, podemos controlar todos los factores potencialmente desconcertantes y evaluar el efecto directo de las partículas sobre el sistema cardiovascular. Nuestros hallazgos respaldan aún más los estudios de observación y un mecanismo factible para explicar la asociación entre las partículas y los episodios cardiovasculares agudos».
Aún no está claro si los hallazgos son aplicables a los motores propulsados por gasolina, señaló Mills, dado que sus emisiones son muy diferentes de los motores propulsados por diesel. En particular, los gases de combustión diesel generan 100 veces más partículas contaminantes, apuntó.
Debido a que el estudio fue controlado de manera cuidadosa, Luepker etiquetó los resultados como «datos inicialmente interesantes». Pero agregó que «el estudio controlado en el laboratorio no es totalmente diferente de aquello a lo que las personas están expuestas en la calle».
«Si este estudio fuera hecho en ratones, diría que es ‘muy interesante'», destacó Luepker. «Un estudio realizado en humanos sanos capta aun más mi atención».
En el estudio de ratones de JAMA, los científicos hallaron que los ratones que respiraron aire contaminado desarrollaron más placas que los que respiraron aire filtrado. Los roedores que fueron expuestos al aire contaminado y a una dieta rica en grasa tuvieron arterias con 4.5 por ciento más de obstrucción con placas, mientras que los ratones expuestos a dietas ricas en grasa y al aire filtrado sólo experimentaron 26.2 por ciento de obstrucción en sus arterias.
Los ratones con dietas normales también revelaron diferencias en los niveles de placas, los ratones expuestos al aire contaminado mostraron 19.2 de obstrucción mientras que los expuestos al aire filtrado mostraron solamente el 13.2 por ciento de obstrucción. Todos los ratones estaban genéticamente predispuestos a desarrollar enfermedad cardiaca.