Tras el accidente laboral dijeron que el hombre no estaba cubierto pero los familiares ganaron el juicio en primera y segunda instancia. La empresa podría volver a apelar, esta vez, ante la Corte.
El 29 de enero del 2016 un accidente laboral terminó con la vida de M.B. López. El hombre, quien trabajaba en blanco como obrero, falleció luego de caer desde un primer piso.
Un soldador que cumplía tareas en la zona aledaña a Jacobacci se fracturó el dedo al golpearse la mano con una maza de dos kilogramos, la ART no se hizo cargo de muchos de los gastos médicos y la empresa donde trabajaba lo despidió. Un fallo ordenó que sea indemnizado por la incapacidad, que le reintegren los gastos, que le cubran el tratamiento y que le paguen los sueldos desde que fue echado.
Sufrió un accidente realizando su trabajo para la empresa Burgwardt y Compañía. Se fracturó el dedo índice al golpearse con una maza de dos kilogramos y un cortafierros, al momento de estar sacando una corredera de bronce de una motoniveladora. Debió ser atendido en el hospital de Jacobacci.
La pesada maquinaria se desbalanceó mientras operarios realizaban tareas de mantenimiento. Algunas personas recibieron golpes pero no hubo heridos de gravedad.
Comerciantes y vecinos de la localidad bonaerense de Ensenada, vivieron momentos de incertidumbre cuando en horas de la mañana de este miércoles una fuerte “explosión” sacudió las inmediaciones del astillero Río Santiago, la principal planta fabril naval del país.
La víctima fatal tenía 18 años y pertenecía al cuerpo de bomberos voluntarios de esa localidad. Sus compañeros fueron trasladados a un centro de salud.
El trabajador de unos 32 años se precipitó a un patio interno, desde una altura importante según los primeros datos. Fue llevado a un sanatorio céntrico con fracturas
Un obrero cayó de un edificio en construcción en Pasco al 1100 este jueves por la mañana. Se precipitó hacia un patio del centro de la manzana, pero según los primeros indicios su vida no corría peligro.
Después de acumular miles de horas atendiendo de pie a los clientes, una cajera empezó a sufrir las consecuencias en su salud. Como no quisieron reconocer su patología como accidente de trabajo, los demandó y ganó el juicio.
Sandra trabajó 14 años como cajera y muchas de esas horas las pasó parada, sin una silla donde descansar. Sus dolores en las piernas se convirtieron en várices, más adelante vinieron calambres y después un médico le diagnosticó artritis en una rodilla. Cuando planteó el problema en su trabajo, el supermercado y la ART le dijeron que no era una enfermedad laboral sino un problema suyo. Sandra los denunció y esta semana consiguió un fallo a su favor: tendrán que pagarle por los daños en sus piernas.