Esa es la estimación de quienes investigan el tema. Aunque denunciadas hay sólo ocho, en la Justicia dicen que el número de fábricas textiles clandestinas en la Región es por lo menos cuatro veces mayor. Calculan que en cada una trabajan entre veinte y cuarenta personas, la mayoría de origen boliviano y con sus documentos retenidos. Detalles de una actividad que crece.

El llamado fue a principios del mes pasado. De un lado escuchaba un agente de la Departamental La Plata. Del otro, una voz anómima alertaba sobre trabajo esclavo en varios talleres de ropa ubicados en Hernández, a minutos del centro platense. Hablaba de condiciones infrahumanas y de violencia laboral. También de amenazas. Aquel llamado derivó en una serie de investigaciones que incluyeron filmaciones, fotografías encubiertas y la recepción de testimonios con reserva de identidad. Y desembocó, el 21 de junio pasado, en un operativo donde la Justicia platense ordenó 10 allanamientos en viviendas de la zona de 27 y 513. Allí, según el reporte oficial, unas veinte personas de nacionalidad boliviana se encontraban reducidas a la servidumbre en precarios talleres con decenas de máquinas de coser.