Lo aseguró el capataz de la obra de Unión y Herrera, que declaró ayer en Tribunales. La rotura del conducto terminó derribando los muros de la zanja y desató la tragedia.
La fatídica noche del miércoles 8. Los intentos por salvar a los obreros de la muerte fueron en vano. (foto: Marcelo Bustamante)
El capataz de la obra de ampliación de la red cloacal donde la semana pasada murieron dos operarios tras quedar atrapados en un pozo que se desmoronó, declaró que en los planos con los que contaban para guiar sus tareas no figuraba la desviación que tenían los caños. El dato no es menor si se tiene en cuenta que la rotura de un conducto provocó una filtración que derivó en el fatal derrumbe.
«Ellos tenían órdenes de cavar a setenta centímetros paralelo a donde supuestamente estaban las cañerías. Aparentemente trabajaron con datos desactualizados, porque había tramos con desviaciones que no figuraban en los planos», dijo una fuente calificada de la investigación.