La ganancia económica, por encima del ser humano, por desgracia ha sido la constante de la “prosperidad”. Esas prácticas en pleno Siglo XXI son inadmisibles. En México se dan turnos de doce horas, eso es “normal”, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, mira hacia otro lado cuando los trabajadores no reciben horas extras. El trabajador acaba tan extenuado que cae como bulto sin disfrutar ni convivencia ni esparcimiento. Los líderes sindicales que debieran velar, sí, por la disciplina y madurez laboral, el cumplimiento de buenas prácticas de fabricación que garanticen la prosperidad del negocio; también han de velar por la calidad de vida laboral. Pero lo primero que hace el líder sindical, es tirarle a ser diputado federal con doctorado en beneficio personal.
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