13 trabajadores muertos en instalaciones de hidrocarburos desde 2002

Los accidentes en instalaciones de hidrocarburos en España se han cobrado la vida de, al menos, trece personas desde 2002, incluyendo los dos trabajadores que han fallecido en el incendio de la refinería onubense de La Rábida de Cepsa en Palos de la Frontera.

La misma planta sufrió el 8 de octubre de 2001 una explosión por gas propano, que provocó un incendio de gran intensidad pero no hubo que lamentar desgracias personales.

El 14 de enero de 2002, un trabajador falleció y otro resultó herido en el incendio registrado en uno de los depósitos de la planta de carburantes de la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH) en Santovenia de Pisuerga, cerca de Valladolid.
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La provincia denunció a empresa por la muerte de un trabajador

El Ministerio de Trabajo entiende que el fallecimiento, registrado en julio de 2008, pudo haberse evitado ya que fue producto de la inhalación de polvo durante el desempeño de la víctima como obrero de una fábrica de cámaras, neumáticos y repuestos para bicicletas.

El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la provincia denunció penalmente a una empresa que fabrica cámaras, neumáticos y respuestos para bicicletas por considerarla responsable de la muerte de uno de sus trabajadores. El obrero falleció en julio de 2008 de una enfermedad llamada neumoconiosis. La provincia entiende que fue provocada por la inhalación de polvo durante su desempeño como obrero y que pudo haberse evitado si se hubieran cumplido con las normas de seguridad necesarias.

Representantes del Ministerio radicaron una denuncia penal en la Fiscalía Nº 6, Juzgado Correccional de la 5ta Nominación de Rosario – a cargo del juez Eduardo Costa –, ante la muerte del trabajador. Según la denuncia oficial, realizada en febrero pasado, la enfermedad fue “contraída con motivo y en ocasión de su desempeño como operario del mencionado establecimiento industrial”. La neumoconiosis “es un género cuya especie más frecuente es la silicosis, enfermedad que la medicina higienista no duda en considerar profesional”, agrega el texto. El fallecimiento del trabajador está certificado por el servicio médico del Hospital Carrasco de Rosario.

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Simulacro de evacuacion Estadios San Lorenzo

¡Si se puede evitar, no es un accidente!

Tras la muerte del pequeño Diego Novo, una coruñesa cuenta en Lavoz.es su experiencia como monitora de guarderías acuáticas.

No sé lo que pasó, y para contar esto, no lo necesito. Si nadie lo cuenta, yo lo contaré.

Soy monitora de piscina, pero a mi me obligan a ser monitora de guarderías acuáticas. Nada más peligroso, que eso.

Ha tenido que pasar esto para que sean conscientes de que los monitores de piscina trabajamos con la responsabilidad de vidas humanas, o «eso espero».

No son 4,5 o 6 vidas en cada clase. Pero eso de mí, no depende.Todo depende de la avaricia del centro donde trabajes.

No hay leyes sobre el ratio, sólo recomendaciones, 1/10 si no saben nadar. E incluso éstas van muy desencaminadas.

Tenemos que enseñar a nadar a los niños armándoles hasta los dientes de material auxiliar. Una forma pésima de enseñar a nadar. Mis jefes me dicen que con los niños (en mi caso 1/10) he de andar con 100 ojos, y se van en su Audi.

Yo me quedo intentando poner 100 ojos cuando entramos en la piscina, 100 ojos cuando cogen el material, 100 ojos mientras les ayudo a quitar el albornoz y zapatillas, 100 ojos mientras les ayudo a cada unos de ellos a ponerse el material, 200 ojos al hacer la clase sin que ninguno hunda al otro, o se mueva demasiado o se vaya, consolarle si llora… 100 ojos para salir del agua, 100 ojos para quitarles todo, 100 ojos para recoger, 100 ojos para ponerles a cada uno su albornoz y sus zapatillas, y devolverlos al vestuario. Y yo solo tengo dos y eso no lo puedo cambiar. No será entonces que con niños tan pequños y que no saben nadar, en la piscina debemos de ser por cada 4 niños, 4 ojos??????.

«Si tu supieras como era antaño» .Y así ellos siguen hinchando las listas de niños pequeños, y por uno más, o tres más no pasa nada.

La respuesta, cuando te llevas el primer susto y te quejas, de que así no se puede, que es muy peligroso, es «tranquila , todos tenemos sustos, y nunca ha pasado nada».

Las veces que me he sentido culpable, por un susto en el agua, durante cuatro años, se elevan muy por encima de las que llevo trabajando con niños en seco, durante mis 12 años de trabajo en la actividad física.

Bueno pues ya ha pasado, y la respuesta que ahora obtengo, es «los accidentes ocurren».

Ya no puedo más, ¡si se puede evitar, no es un accidente!.
Ni los sustos que me llevo yo, dando clase son sustos y ya está. Así es, y me indigna.

Me pregunto, si es la hora de colgar el hábito, como lo hacen casi todos, porque este trabajo no merece la pena. Así no.

No llegas a final de mes y la responsabilidad en este puesto de trabajo, ya es noticia.

No es que no seamos profesionales, es que a los de arriba no les interesa que lo seamos, porque no les sale a cuenta.

Pero a quien hemos de preguntarles si les sale a cuenta no es a ellos, si no a los padres.

Y a ellos vá:

Si nos dejaran ser profesionales, esto cambiaría.

Si nos dejaran ser profesionales la edad media de los trabajadores de una piscina no sería de 20 años.

Si nos dejaran ser profesionales, mi trabajo no sería, un trabajo «de paso».

Si nos dejaran ser profesionales, a mis casi 33 años, no seguiría valorando si, este trabajo merece la pena .

Si nos dejaran ser profesionales, podríamos acumular alguna vez la suficiente experiencia como para arreglar estos y otros «accidentes».

Si nos dejaran ser profesionales, las leyes nos apoyarían.

Si nos dejaran ser profesionales, no tendría que escuchar ¿y donde estaba el monitor?

Si nos dejaran ser profesionales ,podría seguir amando mi trabajo, sin sufrir por no llegar a final de mes.

Si nos dejaran ser profesionales, dejarían al socorrista «no hacer nada», en vez de mandarle tareas que no le pertenecen.

Si nos dejaran ser profesionales, habría mas socorristas, por si el que está tiene que ausentarse para atender un primer auxilio, o ir al baño.

Si nos dejaran ser profesionales, dejaría de escuchar, y el socorrista donde estaba?

Si nos dejaran ser profesionales, quizá Diego Novo hubiera muerto igual, pero de un accidente.
No pienso colgar el hábito, sin que esto se sepa.
No pienso colgar el hábito, sin que se reconozca nuestro trabajo.

No pienso colgar el hábito, sin que intentar que la muerte de Diego sirva para que nunca vuelva a suceder.

Y que no sirva para que nuestro trabajo sea menos valorado, menos reconocido y mal pagado.
Que no sirva que los niños dejen de ir a la piscina.

Que no sirva para que los padres tengáis miedo.
Que no sirva para que los monitores y socorristas del Liceo se sientan toda la vida culpables de una muerte que si hubieran puesto 100 ojos se hubiera podido evitar.

Que sea para que todos salgamos ganando en vidas y felicidad y no en Audis.

Una profesional coruñesa dolida, impotente.

Mi más sentido y profundo pésame a sus padres.

Arantxa Santesteban Teré, licenciada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en A Coruña
Ex -vecina de Elviña 2º fase, y ex-trabajadora de monitora de patinaje en el Liceo la Paz.
Actualmente, socorrista y monitora de natación en Barcelona, entre otras cosas.
Con 12 años de experiencia en el campo de la a actividad física.

Fuente: www.lavozdegalicia.es

El Futuro de la Profesión de Ingeniería de la Seguridad en los EEUU

El campo de la seguridad es difícil de definir. La profesión en temas de seguridad ha ido creciendo hasta incluir salud, incendios, seguros, comportamientos, gestión, sistemas, aplicación de la ley, medio ambiente, higiene industrial, ingeniería, control de enfermedades, así como otras funciones. El término â??ingeniero de la seguridadâ?? es aún más difícil de definir, ya que se utiliza para describir muchas funciones de seguridad que pueden o no involucrar ingeniería.

¿Qué es un ingeniero de la seguridad? ¿Es la ingeniería de la seguridad una disciplina independiente dentro de la ingeniería? ¿Son todos los ingenieros â??ingenieros de la seguridadâ??? ¿Cuáles son los requisitos educacionales y de licencia para los ingenieros de la seguridad? Muchos profesionales de la seguridad usan el título de ingeniero de la seguridad aunque pueden no tener ninguna formación en ingeniería. La mayoría de los miembros de la Sociedad Americana de Ingenieros de la Seguridad (ASSE) no son ingenieros.

Aún cuando la distinción entre seguridad, profesional de la seguridad, e ingeniero de la seguridad puede ser poco clara, lo que sí es claro es que la profesión de ingeniero de la seguridad tiene el conocimiento, habilidad, experiencia y juicio para avanzar en una estrategia nacional/global para la reducción/eliminación de las heridas y accidentes fatales dentro y fuera del lugar de trabajo. Actualmente hay dos iniciativas en los Estados Unidos que apuntan a la salud y seguridad ocupacional. El NIOSH (sector salud) ha anunciado una estrategia nacional para implementar una iniciativa de Prevención por medio del Diseño (PtD, en inglés) en Estados Unidos dirigida a reducir/eliminar las heridas, accidentes fatales y las enfermedades del trabajo. El Programa Alianza de la OSHA (sector trabajo) ha estado trabajando en Diseño para la Seguridad en la Construcción, una iniciativa para reducir las heridas y los accidentes fatales en la construcción por medio del diseño de ingeniería.

Los ingenieros de la seguridad saben que la manera más efectiva de prevenir heridas y accidentes fatales en el trabajo es abordar los peligros en la fase de diseño, en vez de intentar manejar los peligros â??después deâ??. Los orígenes exactos de las intervenciones de diseño para la prevención de las heridas y los accidentes fatales son desconocidos. Gallagher (1991) cita varias fuentes entre 1907 y 1926 que mencionan el concepto de controlar los peligros por medio de la ingeniería. Este concepto ha sido difundido recientemente bajo diversos nombres: Diseño para la Seguridad (DFS), Seguridad a través del Diseño, o Seguridad en el Diseño.

El primer paso en cualquier diseño es elaborar un diseño preliminar. El proceso de Diseño para la Seguridad (DFS) comienza con una evaluación de los peligros y los riesgos asociados. Esto implica el análisis de los modos de fallo potencial tomando en cuenta el uso predecible, el mal uso predecible, el medio ambiente, las capacidades y los comportamientos conocidos del usuario, el error humano, la instalación, ensamblaje, mantención, falta de mantención, degradación en el tiempo, y una cantidad de temas.

Una vez que los peligros han sido identificados, la metodología de Diseño para la Seguridad (DFS) se aplica en el orden de precedencia indicado más abajo. Para determinadas situaciones, puede ser necesaria alguna variación específica:

1. Diseñar la desaparición del peligro, o la reducción del riesgo hasta un nivel aceptable.
2. Incorporar elementos de seguridad.
3. Proporcionar elementos de advertencia.
4. Instaurar procedimientos administrativos tales como capacitación y/o procedimientos operativos.
5. Equipamiento de protección personal.

El control o la eliminación del peligro por medio de su diseño o incorporando elementos de seguridad deberían ser siempre la prioridad. Las soluciones conductuales deberían mantener el lugar que les corresponde en la jerarquía de controles.

Algunos ejemplos de eliminar el peligro por medio del diseño de ingeniería incluyen el uso de rampas en vez de escaleras de un peldaño, la utilización de un cerrojo de modelo irregular de modo que un anaquel crítico no pueda ser instalado al revés, y la fabricación de los componentes del juguete de un niño lo suficientemente grandes para que no impliquen un riesgo de ahogo. Si una alternativa de diseño no elimina el peligro ni proporciona una adecuada reducción del riesgo, se debe considerar el uso de un elemento de seguridad. Ejemplos de dispositivos de seguridad incluyen mandos «de muerto» sobre lanzadores de nieve y cortacéspedes, guardas protectoras de las sierras de sobre-mesa, y sensores de luz para la detección de obstrucciones para las puertas automáticas de garaje.

En algunos casos no es posible alcanzar una adecuada reducción del riesgo por medio de cambios en el diseño, o proporcionando elementos adecuados de seguridad. En estas circunstancias, se deben proporcionar advertencias y/o instrucciones escritas. Una advertencia puede ser tanto auditiva como visual. Un ejemplo de alarma auditiva podría ser la alarma de retroceso de un vehículo de la construcción. Un signo de â??cuidado con el peldañoâ?? es un ejemplo de advertencia visual. No se debe utilizar nunca una advertencia como reemplazo de un diseño alternativo o un elemento de seguridad.

Los procedimientos administrativos tales como la capacitación y/o los procedimientos especiales de operación deberán ser implementados cuando las advertencias no son apropiadas. Por ejemplo, los conductores de grúas necesitan de un entrenamiento específico.

El concepto de Diseño para la Seguridad ha sido conocido y aplicado durante muchos años en una gran variedad de industrias. Lo que ha faltado es una alineación y armonización del DFS dentro de los Estados Unidos y a nivel global. Los EEUU actualmente van por detrás de la Unión Europea, el Reino Unido y Australia en sus esfuerzos por reducir las heridas y accidentes fatales en el trabajo por medio del diseño de ingeniería. En 1994, el Reino Unido codificó las Normas de Diseño y Gestión de la Construcción (CDM). Estas normas definen el rol de los diseñadores en la atención a la salud y seguridad de los trabajadores en la construcción.

El gobierno australiano ha concluido que temas relacionados con el diseño están involucrados en un 40% de los incidentes en la minería, transporte, agricultura, construcción, comercio, y manufactura. Australia está trabajando en la integración de principios de diseño seguro en los proyectos y productos a partir de su misma planificación (Driscoll, et al 2005). La estrategia nacional OHS 2002-2012 impulsada por el Consejo Ministerial de Relaciones Laborales de Australia incluye la eliminación de los peligros en la fase de diseño.

John Mroszczyk. Sociedad Americana de Ingenieros de la Seguridad (ASSE).

Fuente: www.prevencionintegral.com

En 7 de cada 10 obras faltan profesionales

Un relevamiento realizado por la agrupación Manos a la Obra en treinta construcciones del centro rosarino demostró que el 70 por ciento no cuenta con personal capacitado para dirigirlas. La mayoría está en manos de capataces, oficiales, punteros y, en algunos casos, técnicos. «Faltan profesionales, arquitectos, ingenieros que estén en las obras», denunció Narciso Canteros, miembro de la organización.

El relevamiento comenzó el 16 de mayo, cuando la situación llegó al límite y dos albañiles murieron sepultados en una obra de Santiago y Urquiza. Desde entonces, la agrupación controló la labor de las aseguradoras de riesgos de trabajo, así como las condiciones de seguridad de los operarios, y relevó qué capacitación deberían recibir por ley.

Los resultados dejan mucho que desear. Pese a los terribles accidentes que costaron la vida a ocho obreros en lo que va del año, «nada cambió», se indignó Canteros. Según la muestra, «el Estado no verifica que se contrate a personal idóneo en higiene y seguridad».

Además, el informe mostró que no se cumple la cláusula del decreto 911/96, que obliga a capacitar a obreros y personal jerárquico. «En ninguna construcción hay gente con conocimiento sobre asistencia médica básica», subrayó. Una falencia más que se suma a la falta de seguridad.

Desde la ONG también denunciaron que «las multas son irrisorias y nunca devuelven al perjudicado lo que se les debe por los daños». Según Canteros, «la corrupción y la coima están a la orden del día», principal factor por el que fallan los controles en las construcciones.

Accidentes. El relevamiento también contabilizó cuántos accidentes fatales ocurrieron en los últimos años en obras en construcción. En el 2006 hubo 14 muertes; en el 2007, 10, y en lo que va del año ya llegan a 8 los fallecidos por accidentes de trabajo.

En cuanto a los accidentes fatales en camino hacia el trabajo en el 2006 afectaron al 3 por ciento de los obreros. En el 2007, el porcentaje fue del 5 por ciento, igual que en lo que va del 2008.

Sobre los accidentes graves en obras que impiden volver a trabajar (amputación de miembros y fracturas, entre otros) en el 2006 se detectó que 7 de cada 100 obreros sufrían algún tipo de lesión. En el 2007 fueron 10 de cada 100 y hasta mayo de este año también 10. «¿Qué nos espera?» se preguntó con ansiedad Canteros, sin que nadie le responda.

Fuente: Diario La Capital