En Brasil se juega un partido del Mundial y hay júbilo en la calle. Pero en una casa de Diadema, suburbio de Sao Paulo, falta la decoración verde y amarilla del resto de la cuadra. Aquí vivía Fábio Hamilton da Cruz, un obrero muerto construyendo el estadio mundialista de la ciudad.
El portón de entrada lo abre su madre, Sueli Rosa Dias, una mujer de 45 años, delgada y de pelo largo recogido. «Disculpe la casa de pobres», dice cuando invita a pasar.
Se sienta en un sofá negro, el mismo donde Cruz durmió por última vez el 29 de marzo. Dias recuerda que esa noche abrigó con una manta a su hijo soltero de 23 años, antes de que él despertase a las 04h30 de la madrugada para ir a la obra del Arena Corinthians. Ver más