La onda expansiva rompió vidrios, aberturas y puertas en departamentos de los primeros cinco pisos de la torre (tiene diez en total), provocando el pánico entre sus habitantes y lesiones leves a una beba y dos mayores de edad.
El estallido dañó ventanas y puertas en los cinco primeros pisos de un edificio que tiene diez.
Tras una autoevacuación preventiva (son 44 departamentos por piso), los vecinos de Grandoli 4595 tampoco ocultaron su bronca frente a las graves consecuencias de una pérdida de gas de larga data, por un lado, y los casi 20 minutos que tardaron en llegar la dotación y el vehículo de apoyo de los Bomberos Zapadores a raíz del extenso trayecto por cubrir desde la central de Córdoba y Ovidio Lagos.
Por eso, el fuego proveniente de la pérdida en la cañería de gas fue prácticamente extinguido por los moradores del complejo habitacional (consistente en cuatro torres), que cortaron abruptamente los suministros del fluido y de la luz para evitar daños mayores.
Conmoción. La sorpresa fue mayor al descubrir que el siniestro había afectado la sala que también ocupa el incinerador de residuos, de donde emanaba una densa humareda que, rápidamente, ascendió por el hueco de las escaleras, alarmando a los vecinos.
“La explosión fue tan fuerte que creí que nos habían puesto un balde cargado con nitroglicerina”, graficó a La Capital José María Espinoza, dueño de uno de los departamentos afectados.
Sobre las causas del estallido, Espinoza relató: “La denuncia por la pérdida la hicimos seis meses atrás. Vinieron de Litoral Gas pero nos explicaron que, como era un problema interno, la reparación les correspondía a los propietarios”.
“Luego el consorcio llamó a una reunión y convocamos a dos gasistas, que justo hoy (por ayer) empezaron a trabajar. A las 13 se fueron almorzar y, dos horas después, escuchamos la explosión”, resumió.
Posteriormente, la investigación encarada por la subcomisaría 11ª y el juez de Instrucción Luis María Caterina desembocó en la detención de Celestino A., de 57 años, quien trabaja para un gasista oficial pero sin la matrícula correspondiente.
El estallido seguido de incendio afectó a una beba de 10 meses, que fue atendida en el Hospital de Niños Víctor J. Vilela con golpes en la cabeza.
Además, un joven de 23 años presentó síntomas de asfixia y una mujer sufrió lesiones leves en la cabeza.
Mientras algunos habitantes barrían los vidrios dispersos en los pasillos aún impregnados de olor a humo, y otros observaban azorados la destrucción reinante en el sector del incinerador, no pocas voces comentaban que “las cañerías están viejas y con pérdidas”.
Déficit. Por su parte, integrantes de una cuadrilla de Defensa Civil municipal desnudaron la falta de respuestas a una problemática que es moneda corriente en los Fonavi: “Recorrimos el edificio y no hay deficiencias estructurales de importancia causadas por la fuerte explosión, salvo las detectadas tiempo atrás durante otras inspecciones”.
Pasadas las 16 se descontaba la pronta reposición del servicio eléctrico, aunque la vuelta del suministro de gas continuaba siendo una incógnita en la torre con marcada impronta leprosa en sus paredes, territorio del ex jefe de la barrabrava de Newell’s Roberto Pimpi Caminos.