El milagro argentino: LA DESAPARICION DE LAS ENFERMEDADES PROFESIONALES

Quien aún tenga presente el «milagro» de la «mano de Dios» que vivió el ídolo del fútbol argentino Diego Maradona en los cuartos de final de la Copa Mundial de Fútbol del año 1986, tendrá también razones para dudar al leer el título de este artículo. Y así es el comunicado proveniente de Argentina bajo el título «El milagro de las ART. Desaparecieron las enfermedades profesionales» sobre un tema polémico que cuenta, no obstante, con un agudo trasfondo.

El tema de dicho artículo, publicado en la revista argentina de derecho laboral «La Causa Laboral»[1], es la baja cuota de enfermedades profesionales existente desde la reforma de Sistema de Seguro de Riesgos de Trabajo llevada a cabo en la Argentina en el año 1996[2]. Según la estadística oficial de la autoridad competente, la «Superintendencia de Riesgos de Trabajo» (SRT), de los 344.045 casos de lesiones en la salud en ocasión del trabajo correspondientes al año 2002, el porcentaje de enfermedades profesionales fue del 1,54%; conforme a lo cual, un 81,81% corresponde a verdaderos accidentes de trabajo, 10,95% a accidentes en el trayecto desde y hacia el trabajo (in itinere) y un 4,13% a las llamadas reagravaciones. En el año 2001 el porcentaje de enfermedades profesionales fue del 1,7%, en el año 2000 del 1,3%, y en 1999 sólo del 0,9 por ciento[3].

En el artículo se pone en duda la baja proporción de enfermedades profesionales en relación a la totalidad de lesiones en la salud causadas por el trabajo existentes en la Argentina, más aún teniendo en cuenta la ineficiencia del sistema de notificación y registro existente en Latinoamérica en el campo de las enfermedades profesionales, según la Organización Panamericana de la salud (Pan American Health Organization – PAHO) en Latinoamérica la cuota de enfermedades notificadas está apenas entre el 1 y el 5 por ciento[4]. Aún cuando el porcentaje en la Argentina se encontrara claramente sobre este mínimo valor promedio, el país debe lidiar con un precario problema de sub notificación (underreporting), como lo confirmaran hace poco al respecto representantes de la SRT en un encuentro internacional del IASS[5].

Si la baja cuota de enfermedades profesionales no es dato suficiente, existe otro fenómeno que no deja de sorprendernos. De la totalidad de los casos de enfermedades profesionales reconocidos en Argentina, alrededor del 80% corresponde a casos de hipoacusia y las víctimas son compensadas con un fondo especial. Esto significa, a su vez, que de todas las lesiones en la salud causadas por el trabajo en el año 2002 sólo el 0,31% corresponde a otras enfermedades profesionales que no sean hipoacusia. A modo de comparación, en Alemania en el año 2002, las enfermedades profesionales relacionadas con la acústica representaron el 40% (6.685 casos) y ocuparon el segundo lugar luego de las enfermedades de la piel (53%, 8.835 casos), como la enfermedad más común en el ámbito de las instituciones aseguradoras de accidentes, seguida por la asbestosis y la silicosis.

¿Cómo puede explicarse esta sorprendente cantidad de enfermedades acústicas? ¿Acaso ya no hay enfermedades cutáneas en la Argentina?, se pregunta el autor del artículo ¿No hay mas casos de silicosis y asbestosis? ¿Acaso las aseguradoras privadas argentinas han invertido de manera tan exitosa y eficiente en la prevención de enfermedades? En vista de los contratos de seguro que normalmente son celebrados por el período de un año, no parece que las inversiones en la prevención de enfermedades profesionales sean posibles. Las empresas aseguradoras verán amortizados los efectos eventualmente recién luego de varios años.

Para poder explicar la situación argentina es más importante saber que la ley establece, que los exámenes médicos preventivos, a los que deben presentarse periódicamente los empleados en empresas aseguradas, es función de las aseguradoras de riesgos de trabajo privadas. Una posible explicación al bajo número de casos de enfermedades profesionales notificados será entonces que dichos exámenes son realizados de manera insuficiente. La falta de rigor en los exámenes médicos preventivos sería una explicación posible; a fin de cuentas serían las propias aseguradoras las que tendrán que compensar todas las enfermedades profesionales detectadas. El antiguo jefe de la SRT se quejó el año pasado de esa «falla de diseñoâ?? de la ley. La especial atención puesta en el diagnóstico médico temprano no es compatible con la â??lógica del sistema capitalista» de las aseguradoras de riesgos de trabajo privadas: «Nadie llevará a cabo voluntariamente exámenes médicos preventivos para detectar enfermedades profesionales o lesiones en la salud que en definitiva tendrá que indemnizar»[6].

Las actividades preventivas insuficientes representan sólo un aspecto crítico que se le objeta a las aseguradoras de riesgos de trabajo argentinas en su propio país. Otro aspecto son los altos costos que deben afrontar la mayoría de las pequeñas y medianas empresas. Al respecto el actual Director General de la SRT reconoce que se trata de un «problema ético» que se debe a una «falta de solidaridad». En un artículo publicado en la revista «Noticias Gremiales»[7] escribe: «los aportes de las pequeñas y medianas empresas son mucho más altos que los de las grandes empresas; naturalmente esto se debe a que las pequeñas y medianas empresas no disponen del mismo poder de negociación», y agrega que, â??por otro lado el monto de las primas no tiene en cuenta los trabajos de prevención que emprenden las empresas; que las aseguradoras privadas olvidan que ellas deben ser principalmente empresas de servicios que se financian como aseguradoras y no empresas de seguros que brindan algunos servicios, los mínimos suficientes como para (…) retener a los grandes clientes.»

De esta manera podemos sostener que, por lo menos, a los ojos del organismo de supervisión competente aún está por darse un balance positivo de la privatización del Sistema de Seguros de Riegos de Trabajo.

Dr. Stefan Zimmer
Director de Política Social Internacional – Federación Nacional de Cajas del Seguro de Accidentes del Trabajo en la Industria de Alemania.
E-Mail: stefan.zimmer@hvbg.de
HVBG Sankt Augustin
Traducción del alemán: Natalia Dassieu

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[1] Luis Enrique Ramírez. «El milagro de las ART: desaparecieron las enfermedades profesionales!!» en «La Causa Laboral» del 12 de febrero del 2004.

[2] La Ley de Accidentes sancionada en el año 1915 aún no preveía la obligación de seguro contra el riesgo de accidentes de trabajo y de enfermedades profesionales. Sin embargo, las empresas, responsables por una compensación de las víctimas de los accidentes, se aseguraban en aquel entonces por medio de aseguradoras privadas. Sólo mediante la reforma de ley que entró en vigor en el año 1996 se hizo obligatorio el seguro.

[3] Fuente: Superintendencia de Riesgos del Trabajo (www.srt.gov.ar).

[4] www.globalhealth.org

[5] Ver «die BG», cuadernillo 2/04 pág. 64 y sgte.

[6] José Maria Podestá: «El sistema es bueno pero perfectible» en: Mercado Asegurador, N° 179, abril de 2003. Traducción del español por el autor.

[7] Carlos Aníbal Rodríguez: «Las normas laborales están para cumplirse» en: Noticias Gremiales, N° 528, mayo de 2004. Traducción del español por el autor.

Fuente: Superintendencia de Riesgos del Trabajo – Argentina

Ciudadela: un hombre murió electrocutado al pisar las vías del tren

El accidente ocurrió momentos después de comenzar la tormenta

(Télam). Un hombre murió esta mañana electrocutado al pisar las vías del tren en la localidad bonaerense de Ciudadela, informaron fuentes policiales.

La víctima, un joven de 24 años, cruzó las vías en momentos en que comenzó la lluvia y al pisar el tercer riel murió en el acto, según contó la joven que lo acompañaba, quien entró en una crisis nerviosa y fue derivada a un hospital.

Fuente: Diario La Nación

Difunden un demoledor informe contra la NASA

LO ELABORARON SIETE MIEMBROS DE UN GRUPO DE CONTROL
Critican la falta de liderazgo y la acusan de eludir las medidas de seguridad.

La NASA pasó por alto mejoras de seguridad para cumplir con plazos poco realistas de lanzamiento del transbordador espacial Discovery, sostuvieron ayer, tras los contratiempos sufridos por la última misión espacial, siete de los 26 miembros de un gremio de control independiente en un demoledor informe sobre la agencia espacial estadounidense NASA.

Para la NASA, el calendario sigue siendo más importante que la seguridad y la agencia espacial norteamericana no ha aprendido de sus errores, señala el informe final publicado ayer, en una sección que ya fue bautizada «El informe de los Siete».

Se trata de un grupo de expertos que integran un ex astronauta, un ex subsecretario de Marina, un ex director de la oficina de Presupuestos del Congreso, un ex ingeniero en cohetería, un ingeniero nuclear retirado y dos profesores universitarios.

La cúpula de la NASA debe romper definitivamente, según los siete expertos, el círculo vicioso en el que «la vanidad sustituye al conocimiento experto. Jefes autoritarios y petulantes afectaron decisiones cruciales y errores de gestión y falta de responsabilidad han costado tiempo y dine ro», señala el duro informe.

Las deficiencias de liderazgo fueron la causa de que el regreso del transbordador al espacio resultara más complicado, más caro y más prolongado de lo que debió ser. «Esperábamos que la conducción de la NASA impusiera patrones de trabajo rigurosos después de la tragedia del Columbia. En general, estamos decepcionados», señala el fragmento de diecinueve páginas del grupo minoritario del organismo de control de la agencia espacial.

Por el contrario, el grupo mayoritario del órgano independiente de control indica en su informe final, de 216 páginas, que la NASA ha modificado a pasos agigantados las condiciones que en febrero de 2003 condujeron al accidente mortal del «Columbia».

Esta mayoría señala también como inevitable la caída de trozos de espuma aislante que tuvo lugar en el lanzamiento del «Discovery» e indica que en el espacio se pueden hallar y posiblemente reparar daños.

El grupo minoritario, sin embargo, considera que la NASA no cumplió con las tres obligaciones más importantes de una lista de 15 antes del lanzamiento del «Discovery». Critica que la NASA retrasase en total en veintitrés ocasiones la fecha de despegue para los transbordadores, provocando una presión innecesaria sobre los grupos de trabajo.

Este grupo independiente de expertos se creó tras el accidente del «Columbia» en 2003, que costó la vida a sus siete los tripulantes. El «Discovery», también con siete astronautas a bordo, regresó el martes de la semana pasada a la Tierra tras una misión en el espacio que se alargó más allá de lo previsto. El transbordador no pudo aterrizar en la estación espacial estadounidense de Cabo Cañaveral, sino que tuvo que hacerlo en California.

El retorno del «Discovery» desde el Estado de California al Kennedy Space Centre de Florida tendrá lugar sobre un avión Boeing 747 modificado. Ya se ha retrasado porque el acople de la nave a su «medio de transporte» llevó más tiempo de lo previsto. La NASA señaló el miércoles que el vuelo desde la Base de la Fuerza Aérea Edwards no saldrá antes de la mañana del viernes.

Quién sabe si bajo la influencia del informe o no, y quién sabe también bajó cual de las dos opiniones, la crítica o la complaciente, la NASA decidió ayer aplazar al menos hasta marzo de 2006 el lanzamiento del próximo transbordador espacial, según una nota entregada ayer por la agencia a la prensa. Al margen de las críticas y los elogios, los ingenieros siguen intentando comprender por qué un pedazo de aislante se desprendió del Discovery el pasado 26 de julio.

Fuente: Diario Clarín

Trabajar muchas horas aumenta el riesgo de enfermarse

Los workaholics dedican hasta 14 horas diarias al trabajo. En los EE.UU. advirtieron que el riesgo de enfermarse se incrementa hasta en 61%.

Un estudio de la Universidad de Massachussets demostró que aquellas personas que trabajan muchas horas al día tienen un 61% más de posibilidades de enfermarse o lastimarse.

El estudio involucró también otros factores como la edad y el género. Así, los que trabajan más de 12 horas diarias incrementan un tercio el riesgo de caer en cama o sufrir algún tipo de heridas, independientemente del tipo de trabajo que se realice.

Una persona que trabaje 60 horas a la semana sube el riesgo un 23%, según los científicos norteamericanos. En ese sentido, más de la mitad de los accidentes laborales ocurrió en personas que habían sobrepasado el límite de horas laborables.

Asimismo, se descubrió que las enfermedades más probables son el estrés y la fatiga crónica.

Para hacer el informe, los investigadores se basaron en estadísticas de trabajo desde 1987 al 2000.

Otro de los peligros de las condiciones laborales cada vez más desfavorables y las exigencias mayores es el síndrome Burn Out. Este tipo de estrés laboral se trata de un estado de agotamiento físico, emocional e intelectual.

Entre las consecuencias de esta patología, la libido y conductas sexuales, tanto de hombre como mujeres, se ven afectadas. Los síntomas se manifiestan bajo la forma de irritabilidad, insomnio, cefaleas y falta de energía.

Médicos, profesores, policías, vendedores y periodistas son los más afectados por este mal posmoderno, ya que el â??burn outâ?? parece preferir a las personas con mayor vocación de servicio o que tratan constantemente con otra gente.

Fuente: www.infobae.com

Un obrero herido al derrumbarse una losa en una estación de servicio de Villa Elisa

Un obrero resultó herido hoy al derrumbarse una losa del techo de una estación de servicio de la localidad de Villa Elisa, en el partido de La Plata.

El caso ocurrió esta mañana, cuando cinco trabajadores de una empresa contratista realizaban tareas de demolición, a cinco metros de altura, en una parte de una estación de servicio Esso ubicada en las calles Arana y Camino General Belgrano.

Por causas que se investigan, se derrumbó la losa del techo que hirió a uno de los trabajadores, identificado como Pedro Guillani, de 35 años.

El obrero fue rescatado por Bomberos de Villa Elisa y trasladado al hospital San Roque de Gonnet, donde se constató que el trabajador había sufrido politraumatismos.

Fuente: Diario Clarín

El próximo jefe de Chrysler fija nuevos rumbos desde la planta en México

SALTILLO, MEXICO. Tom LaSorda es una rareza entre los altos ejecutivos de las automotrices estadounidenses: pasó de las líneas de montaje a las filas directivas. Recién designado presidente ejecutivo de Chrysler Group, LaSorda enfrenta ahora el reto de demostrar que las plantas sindicalizadas de Estados Unidos pueden cerrar la brecha de costos y eficiencias que tiene con las fábricas de rivales asiáticos y europeos que operan en Norteamérica con una fuerza laboral no sindicalizada.

En este momento, el panorama es sombrío. Las operaciones estadounidenses de General Motors Corp. y Ford Motor Co. sufrieron pérdidas sustanciales en el segundo trimestre, en parte por los elevados costos de seguro médico y de «legado», como pensiones e indemnizaciones para miembros sindicales despedidos.

Pero Chrysler fue rentable durante el primer semestre, gracias a algunos automóviles nuevos que vendieron muy bien y las altas ventas de su nuevo motor «Hemi» V-8, producido en la planta de Saltillo, México. La unidad Chrysler, la más grande de DaimlerChrysler en términos de ingresos, ha generado en lo que va del año US$ 796 millones en «ganancias operativas», término empleado por la empresa. LaSorda espera que Chrysler mejore los ingresos en 2006.

Pero esas ganancias son 3% menor que las del año anterior y el margen de ganancia operativa de Chrysler es 2,6%, o unos US$538 por vehículo, muy por debajo de los márgenes que obtienen rivales como Toyota Motor Corp. y Nissan Motor Corp.

«Si sacamos US$ 1200 o US$ 1400» en cada vehículo por los costos de legado, dice LaSorda, «nos queda un buen número».

En vez de ello, LaSorda tiene que recortar los costos de ingeniería y de fabricación, pero sin afectar la calidad o seguridad de los vehículos.

El ejecutivo, de 51 años, es conocido en los círculos automotrices por apoyar la «producción ligera», el eficiente sistema de fabricación conocido también como el Sistema de Producción Toyota. Ese método ha sido estudiado e imitado durante años por las grandes automotrices de EE.UU.

LaSorda se unió a Chrysler en 2000 luego de una carrera de 23 años en General Motors. Bajo un plan de sucesión anunciado en julio, LaSorda asumirá la presidencia ejecutiva de Chrysler el 1 de enero, cuando el actual presidente ejecutivo Dieter Zetsche se mude a Alemania para remplazar a Jürgen Schrempp, como presidente de DaimlerChrysler.

En los últimos tres años, Chrysler mejoró su productividad de fabricación en 19%, el nivel más alto entre los fabricantes de automóviles de Norteamérica, según un estudio de Harbour Consulting. Ahora LaSorda quiere avanzar al siguiente nivel con lo que él llama «producción inteligente». Esto significa reorganizar la forma en que la fábrica opera para construir múltiples modelos en una línea a costos menores.

«Tenemos flexibilidad de producto», dice. «Ahora necesitamos flexibilidad de mano de obra.» Ello significa entrenar a los trabajadores para hacer más tareas, dice, y asumir una mayor responsabilidad para eliminar tiempo y esfuerzos perdidos.

Un anticipo de lo que LaSorda quiere de Chrysler se encuentra en la planta de ensamblaje de camionetas en Saltillo, ubicado en el norte de México. Aquí los trabajadores ganan entre US$ 5 y 6 por hora, frente a los US$ 26 en EE.UU. Han adoptado un sistema de equipos de trabajos autodirigidos. Entre 10 a 12 trabajadores se ocupan de un conjunto de tareas y herramientas, incluyendo mantenimientos específicos, control de calidad, productividad y trabajos de seguridad.

Cada ciertas horas, los trabajadores se rotan entre las distintas tareas. Se fomenta que los empleados encuentren maneras de reducir el tempo y esfuerzo perdidos, y si lo hacen, aquellos cuyas tareas son redundantes, son asignados a otras labores, dice Roberto Gutiérrez, jefe de fabricación para las operaciones mexicanas de Chrysler. La producción de Saltillo ha aumentando de 30 a unos 38 vehículos por hora sin necesidad de contratar a más gente o pagar horas extras, dice.

Hace un año, LaSorda convocó a sus jefes de fabricación a una reunión en Saltillo. «Pasamos un par de días aquí en las plantas y preguntamos: ‘¿Qué planean hacer?’.» Ahora, agrega, muchas de sus plantas en EE.UU. están moviéndose en esa dirección.

LaSorda reconoce que no es fácil. Al principio, algunos trabajadores en EE.UU. se resistían a rotar labores cada dos horas. Los supervisores tenían nuevos roles, actuando como entrenadores de los jefes de grupo que eran miembros del sindicato.

Pero LaSorda dice que reorganizar a los empleados en grupos no significa que Chrysler necesite menos supervisores. Cuando llegó a Chrysler, creó suficientes puestos de supervisores para garantizar una proporción de un supervisor por cada 30 a 35 trabajadores.

Las plantas automotrices son a menudo lugares beligerantes y LaSorda ha desarrollado un olfato para detectar cuándo los subordinados no se desempeñam según lo esperado.

A mediados de los 90, LaSorda era jefe de planta en una fábrica de Alemania del Este de GM. «Era un fanático de la disciplina», recuerda. Cuando unos trabajadores de la planta le aseguraron que limpiaban debajo de unos estantes dos veces a la semana, escribió su nombre y la fecha en un pedazo de papel y lo tiró debajo de un estante. Una semana después los trabajadores le volvieron a asegurar que limpiaban dos veces a la semana. Él recogió el papel y se los mostró. «Me indigné», recuerda.

Al visitar una planta, dice, «nunca sigo la ruta de visitantes». En vez de ello, se pasea en busca de peligros de seguridad o prácticas pobres. En una visita a una planta encontró una sala que era un «desorden absoluto», con condiciones que violaban las reglas de seguridad de la compañía, dice LaSorda.

«Enfrenté al hombre y le dije de una forma no muy amigable, ‘esta cueva se limpia o voy a cerrar esto’», recuerda.

Pero LaSorda claramente se deleita ante la vista de un nuevo vehículo saliendo de la línea de ensamblaje. Durante una ceremonia la semana pasada en una fábrica de camiones de Chrysler en Saltillo, LaSorda manejó un armatoste Dorge Ram Mega Cab rojo hacia una plataforma, en medio de juegos pirotécnicos y humo.

Unos mil trabajadores vestidos con camisetas caqui con logos de Ram Mega Cab dieron vivas cuando LaSorda, con la misma camiseta, salió con una sonrisa y saludando. Un pequeño discurso en el que halagó a Saltillo como «una de las plantas más flexibles» fue respondido por un cántico de «¡México! ¡México!» de la audiencia.

«Amo días como éstos», dice LaSorda.

Por Joseph B. White
The Wall Street Journal

Fuente: Diario La Nación