La ausencia de prevención de las enfermedades profesionales tiene profundos efectos negativos.
Hace poco más de un año, el derrumbe en un taller textil en Bangladesh, en el que morían 1200 trabajadores, ocupaba tan solo un espacio secundario en los medios masivos de comunicación a escala planetaria. En algunos casos fue mencionado apenas un par de días hasta que acontecimientos de la política internacional terminaron eclipsando un drama para nada excepcional, en plena era de la globalización económica donde la creciente precariedad laboral se transforma en norma.
El 24 de abril del 2013, en el edificio Rana Plaza, ubicado en la barriada obrera de Savar, cerca de la capital Dhaka, miles de obreros fueron víctimas de la inseguridad laboral naturalizada no sólo por las autoridades de control municipal de la populosa ciudad capital de Bangladesh, sino por las grandes firmas internacionales que confeccionan ropa pret-a-porter con trabajo cuasi esclavo, en tugurios insalubres no solamente en la capital del país asiático sino en decenas de ciudades de los llamados «países en desarrollo».
Las enfermedades profesionales siguen siendo las principales causas de las muertes relacionadas con el trabajo.
Se trató del colapso de un edificio con mayor número de víctimas en lo que va del siglo, exceptuando el ataque a las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001, en Nueva York.
Con anterioridad, el peor derrumbe había acontecido en 1995 en las tiendas Sampoong en Seúl, Corea del Sur, donde murieron 502 personas. La de Bangladesh también es la peor tragedia registrada en la historia de la industria global de la confección.
Otra actividad de alto riesgo sigue siendo, en pleno siglo XXI, la minería. A mediados de abril, una explosión en el interior de una mina de carbón en la ciudad de Soma, dejó más de 280 víctimas mortales y cientos de heridos. Alrededor de 580 personas se encontraban dentro de la mina cuando ocurrió el accidente, de magnitudes sin precedentes en ese país. Una falla en el sistema eléctrico fue la causa del estallido, que produjo varios incendios que ocasionaron el incremento de las muertes y dificultaron las labores de rescate.
Turquía es el país con peores condiciones de seguridad en sus minas de Europa. Sólo entre 1991 y 2008, más de 2500 mineros murieron en accidentes.
LA PEOR. Sin ninguna duda, la catástrofe industrial de mayores dimensiones fue la de la compañía norteamericana Union Carbide en Bhopal, en India, que causó un número indeterminado de muertos, entre 15 y 30 mil. Aunque a pesar de la magnitud del siniestro, recién el 7 de junio de 2010 el tribunal indio que juzgó ese desastre condenó a ocho directivos de la empresa a dos años de prisión y a abonar 500 mil rupias (10.600 dólares a la delegación de la empresa en India). Sin embargo se comprobó que el accidente se produjo por negligencia empresaria al no tomarse las debidas precauciones durante las tareas de limpieza y mantenimiento de la planta.
Sin llegar a catástrofes de esa magnitud, existe un goteo imperceptible para la opinión pública de pérdidas de vidas de trabajadores que terminan siendo víctimas de accidentes laborales o generando efectos nocivos en sus precarias condiciones de trabajo.
Las condiciones de trabajo son uno de los factores eclipsados sistemáticamente en los períodos de crisis económica, amparándose los sectores empresarios en las urgentes necesidades de subsistencia de millones de desocupados, degradan la calidad del trabajo en forma creciente .
La ausencia de una prevención adecuada de las enfermedades profesionales tiene profundos efectos negativos no sólo en los trabajadores y sus familias, sino también en la sociedad en su conjunto debido al enorme costo que esta genera; en particular, en lo que respecta a la pérdida de productividad y la sobrecarga de los sistemas de seguridad social.
La prevención es más eficaz y menos costosa que el tratamiento y la rehabilitación. Todos los países pueden tomar medidas concretas ahora para mejorar su capacidad para la prevención de las enfermedades profesionales y relacionadas con el trabajo.
Según cifras de la OIT:
- 2,2 millones de personas mueren cada año debido a enfermedades relacionadas con el trabajo.
- 321 mil personas mueren cada año como consecuencia de accidentes laborales.
- 160 millones de personas sufren enfermedades no mortales relacionadas con el trabajo cada año.
- 317 millones de accidentes laborales no mortales ocurren cada año. Eso significa que cada 15 segundos un trabajador muere a causa de accidentes o enfermedades relacionadas con el trabajo. Cada 15 segundos, 115 trabajadores tienen un accidente laboral. Se trata de un déficit inaceptable de Trabajo Decente.
A nivel mundial, en la actualidad, las enfermedades profesionales siguen siendo las principales causas de las muertes relacionadas con el trabajo. Según estimaciones de la OIT, a escala planetaria, de un total de 2.430.000 accidentes de trabajo mortales cada año, sólo 321 mil se deben a accidentes. Las restantes 2 millones de muertes son causadas por diversos tipos de enfermedades relacionadas con el trabajo, lo que equivale a un promedio diario de más de 5500 muertes. Se trata de un déficit inaceptable de Trabajo Decente.