El mundo estuvo a punto de sufrir la mayor catástrofe nuclear de su historia el 4 de julio de 1961. El K-19, el primer submarino atómico soviético sufrió una grave avería entre Groenlandia y Noruega. En caso de explosión, el cataclismo hubiera superado a los de Chernóbil (1986) y Fukushima (2011).
Panteón con forma del submarino en el cementerio Kuzminski de Moscú.
Fotos, medallas y otros objetos de los marineros.
El jefe de la sección de misiles, Gleb Bogatski, y Victor Strelets.
Monunento al átomo y a los marineros que murieron en el accidente nuclear.
Sargento Victor Strelets, Gleb Bogatski, el jefe de la sección de misiles, y el editor y empresario Alexandr Nikishin, autor de la iniciativa de fundar un museo para el K19.
Pocos saben que el mundo estuvo a punto de sufrir la mayor catástrofe nuclear el 4 de julio de 1961. Además, como ha señalado el propio Mijaíl Gorbachov, Estados Unidos hubiera interpretado el accidente como una provocación por parte de la Unión Soviética en medio de la crisis de los misiles de Cuba, lo que hubiera desembocado en la tan temida Tercera Guerra Mundial.