Los suizos sufren cada vez más en el trabajo, lo que afecta no solamente la productividad del país, sino también la salud de la población. Y a pesar de las alertas de especialistas, los medios políticos y económicos mantienen oculta esa situación.
Según el plan global de acción de la OMS, todos los empleados deben tener acceso a consultas en medicina del trabajo. Suiza está lejos de lograrlo. (Keystone)
Con una tasa de desempleo del 3,4%, un sitio codiciado en el campeonato mundial de la competitividad y una deuda pública casi inexistente, Suiza parece un OVNI en el centro de una Europa en plena crisis. Conocidos como laborantes asiduos y comprometidos con el valor del trabajo, los suizos buscan preservar su modelo económico.
Pero la moneda tiene su reverso: más de una tercera parte de los suizos confiesa que su trabajo es excesivo, un aumento del 7% en diez años, de acuerdo con la Secretaría de Estado de Economía (Seco). El estrés crónico y sus efectos sobre la salud (depresión, agotamiento, enfermedades cardiovasculares, problemas músculo esqueléticos, etc.) disparan las tasas de absentismo y producen efectos negativos en la productividad.
Según estimaciones consideradas fiables por la Seco, los costos de esa situación podrían ascender a 10 millones de francos por año para las empresas y la comunidad. En un informe publicado en 2010, la Oficina Federal de Estadística destaca la amplia exposición de los trabajadores a los riesgos psicosociales, que han superado a los riesgos físicos: el 41% de los encuestados afirma resentir fuertes tensiones psíquicas en el trabajo.
Ver más