Detectaron hantavirus en trabajador rural de Tres Arroyos

Bahía Blanca (Argentina). Un caso de hantavirus fue detectado en la zona agraria de Tres Arroyos, 200 kilómetros al este de la ciudad de Bahía Blanca, en el sur bonaerense, informaron autoridades sanitarias locales.

El hantavirus, enfermedad transmitida por las ratas, fue diagnosticada en un trabajador rural por personal médico del centro de salud de Tres Arroyos y confirmado por el hospital Malbrán de la Capital Federal, según reveló Mónica Capellari, directora de ese centro sanitario bonaerense.

La especialista remarcó que el origen de la enfermedad provendría de una zona ajena al distrito tresarroyense, ya que el paciente estuvo realizando tareas en establecimientos del gran Buenos Aires y Lobería.

El paciente está internado en un centro de alta complejidad de la Capital Federal, donde fue trasladado cuando se le detectó la enfermedad en Tres Arroyos.

«Esta enfermedad es mortal en el 50 por ciento de los casos y se manifiesta habitualmente con un síndrome gripal que evoluciona atípicamente, con altas fiebres, vómitos, diarreas, cansancio, dolores musculares», señaló Capellari.

«Los casos de hantavirus se complican con afecciones respiratorias y cardíacas, que producen un shock hemodinámico y por ende tienen riesgo de muerte», sostuvo.

Capellari exhortó a prestar atención a la higiene en los lugares donde se realizan tareas rurales.

«Lo que hay que tener siempre presente, sobre todo en los campos, silos y particularmente en gente que trabaja con granos, es que se deben eliminar las ratas y guardar estrictas medidas de higiene», recordó. (Télam)

Fuente: Diario La Capital

Informe de la UNESCO: Condiciones de Trabajo en las Aulas. Los Docentes, con la Salud en Riesgo

El principal malestar son las várices y la disfonía; el 84% percibe que la violencia es un problema grave en la escuela.

El abandono que sufren los alumnos por parte de los padres, la violencia familiar, la pobreza, las agresiones y las amenazas son los problemas sociales más graves que enfrentan los docentes en el aula y que influyen en sus trastornos de salud.

Así lo describe un informe regional de la Unesco presentado ayer, realizado en seis países (la Argentina, Chile, Ecuador, México, Perú y Uruguay) y que recoge la percepción de los maestros y directores de escuelas sobre las condiciones de trabajo y salud del personal docente.

El 84% de los maestros argentinos percibe la violencia como un problema grave en la escuela, percepción que desciende al 72% en Ecuador, al 70% en Chile y al 50% en México. Además, en nuestro país, el 37% declaró que ha sufrido amenazas a la integridad física y el 33% consideró que existen formas de violencia organizada en la escuela.

El alto grado de exposición a situaciones de violencia deriva muchas veces en situaciones que afectan la salud de los maestros, lo que repercute en su rendimiento, en la calidad de la enseñanza y en el aprendizaje de los chicos.

Entre las principales afecciones diagnosticadas por los médicos, los docentes argentinos sufren principalmente de várices en las piernas (lo que afecta al 37,4% de los maestros), disfonía o afonía (34,7%), estrés (33,8%), enfermedades de columna (26,9%) y gastritis (26,9%). Los mayores malestares sufridos en el último año fueron dolores de espalda (59,4%), angustia (46,6%), dificultades para concentrarse (43,8%) e insomnio (31,5%).

Los datos se basan en trabajos de campo realizados en zonas urbanas. En nuestro país, el relevamiento estuvo a cargo del profesor Jorge Kohen y comprendió una muestra de ocho escuelas estatales de Rosario, representativas de una zona demográfica y social, que reúnen a 243 docentes, con un promedio de 28 alumnos por aula.

La mitad de los maestros (50%) trabaja más de 30 horas semanales en la escuela – el 12,9% lo hace más de 40 horas – y el 47,5% declaró que sólo dedica menos de cinco minutos al descanso durante la jornada escolar.

«Históricamente, la docencia se ha presentado como un apostolado, un servicio social, con un sentido intrínseco de sacrificio y renuncia. Eso lleva a trabajar en condiciones inadecuadas, recorrer enormes distancias hasta la escuela, contar con recursos didácticos rudimentarios», describió, al presentar el informe en la capital chilena, la especialista Magaly Robinson Campos, responsable de temas docentes de la Oficina Regional de Educación de la Unesco para América latina y el Caribe (Orealc).

Poco más de la tercera parte de los maestros argentinos (35,2%) dedica más de 30 horas semanales al trabajo en el hogar, para preparar clases y materiales y hacer cursos de perfeccionamiento.

Mientras que el 21% declaró que tiene un trabajo adicional a la docencia, el 83% reveló que los materiales de trabajo en el aula son aportados por los propios profesores. Es el índice más alto en la región (69% en Uruguay, 52% en México y 50% en Chile). El 80% consideró que el material didáctico es insuficiente y el 34% lo juzgó no pertinente.

El estrés y la depresión son los problemas de salud mental registrados entre los maestros de la región, mientras que los resfríos, la gastritis y la hipertensión arterial son los cuadros más comunes.

Falta de espacios

Del análisis de la infraestructura y los materiales de trabajo en la escuela se desprende «la falta de espacios suficientes para que los profesores puedan preparar clases y materiales, y lugares propios y reservados para el descanso y servicios básicos de saneamiento», advirtió el médico psiquiatra chileno Manuel Parra Garrido, que realiza un análisis comparativo en el informe de la Unesco.

«Al no haber espacios destinados para ello en las escuelas, se asume como normal que parte del trabajo docente se traslade al hogar», añadió el especialista.

Llaman la atención, asimismo, las críticas condiciones de seguridad contra incendios. Se cita un relevamiento de la Asociación del Magisterio de Santa Fe (Amsafe), realizado en 80 escuelas, según el cual el 61% no contaba con matafuegos; el 51% no tenía salidas de emergencia, y en el 67% de los establecimientos las puertas no abrían hacia afuera.

El 62,2% de los docentes consideró que la temperatura en las aulas es inadecuada, tanto en invierno como en verano. Para el 48,8% la iluminación es insuficiente y el 66,7% admitió que trabaja en un ambiente ruidoso.

En cuanto a las exigencias ergonómicas (estar de pie la mayor parte de la jornada, forzar la voz y mantener posturas inadecuadas), el 41% declaró que trabaja con un grado muy alto de exposición, a lo que se suma un 26,3% que hizo una valoración alta.

Por Mariano de Vedia
De la Redacción de LA NACION

Fuente: Diario La Nacion

Dime de qué trabajas y te diré a qué problema te expones

Todos los trabajos realizados en condiciones inapropiadas tienen consecuencias seguras, entre ellas, enfermedades y trastornos en el organismo. Un repaso por cada una.

â??Cada profesión, oficio o empleo que no cumple con las normas de higiene, de medicina del trabajo y seguridad genera enfermedades profesionales y accidentes del trabajoâ??, afirma Roberto Pinto, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Trabajo.

En el caso del periodista, hay varios tipos de problema. Para empezar el ámbito de trabajo casi nunca está en condiciones. â??Muchas veces es insalubre porque se fuma, hay mala iluminación, hay mucho ruido y poca ventilaciónâ??, explica Pinto.

Las ocho horas de trabajo para el periodista fueron instituidas por la Organización Internacional del Trabajo en prevención de la fatiga. Al excederlas, se manifiesta en enfermedades del trabajo como la hipertensión arterial, colon irritable, problemas neurológicos, trastornos de ciclo menstrual en la mujer, falta de deseo sexual e insomnio.

Extender el horario hasta el cierre de edición genera síndrome depresivo ansioso, con cuadro de tensión arterial, falta o exceso de apetito, trastornos digestivos en general y hasta respiratorios. Al cubrir notas, el periodista se enfrenta con un conflicto social que influye en la psiquis del periodista y que va sumando hechos negativos.

La recepcionista se ve afectada cuando el ritmo de llamadas y de salidas son permanentes durante 3 o 4 horas, aunque luego haya un período de descanso. Por esto puede terminar descolocando los sistemas de reflejos de la empleada. Según detalló Pinto, las telefonistas de otras épocas, en las que tenían que realizar las comunicaciones cambiando los cables de lugar, terminaban neuróticas, es decir, «con los cables cruzados».

La mayoría de los taxistas trabaja doce horas diarias para que sea rentable. Durante toda la jornada laboral están sentados en la misma posición y aunque bajen cada dos horas del auto se generan trastornos de postura, óseos, articulares y varices. Las constantes frenadas pueden provocar un traumatismo cervical y, a su vez, pueden desembocar en una patología importante. Lo mismo padecen los colectiveros.

â??A todo esto, se suma la contaminación ambiental de los gases que origina el mismo vehículo y los otros, sobre todo en verano y en el Centro, donde corre poco aire y hay altas temperaturasâ??, explica Pinto. Además, tienen que convivir en el tránsito que está totalmente alterado y con â??ruidos infernalesâ??.

Según el especialista, en el caso de los locutores, en general se trata de un trabajo â??que les encantaâ??, pero el exceso de cubrir notas puede llegar a producir trastornos de laringe, diafonía y afonía. Por otra parte, el uso permanente de audífonos también puede ocasionar cierta hipoacusia (disminución del nivel de audición de una persona por debajo de lo normal).

Los más afectados por su labor son todos lo trabajos relacionados con la medicina nuclear o con maquinarias complicadas que producen accidentología, como por ejemplo, los puente grúas.

La situación de los médicos es muy particular: â??Paradójicamente son los más desprotegidos en el área de salud. Sobre todo los que hacen radiología y los cirujanosâ??, asegura Pinto. Los cirujanos están 24 horas de guardia realizando varias operaciones, por lo que inevitablemente desemboca en la fatiga que, a su vez, puede expresase en una â??praxis inadecuadaâ??.

En ese caso, las características de trabajo son consideradas riesgosas y penosas, por lo tanto insalubres. A la vez, si deja que otro lo opere y el paciente muere en la intervención, el médico es acusado de abandono de persona.

Las cajeras de supermercados tienen una patología especial, en donde la monotonía y la realización de movimientos repetitivos, provoca trastornos psicológicos profundos. También por el hecho de estar manejando dinero, atendiendo al público y en constante presión de los supervisores.

En tanto, los pilotos de avión están sometidos a constante estrés. â??El estrés que se alcanza en los segundos que dura el aterrizar y el despegue, le quita horas a esos individuosâ??, asevera Pinto. El ritmo circadiano se altera permanentemente, es decir, todos los datos físiológicos, la presión arterial, el sueño, el apetito. También se ven afectados por trastornos en los oídos por la presurización de la cabina.

Mariana Gándara
mgandara@infobae.com

Fuente: www.infobae.com

El trabajo infantil en cifras

En Latinoamérica laboran 17.4 millones.


AFP
En América Latina existen 17.4 millones víctimas del trabajo infantil.

MONTEVIDEO, Uruguay – La Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de su fondo para la Infancia (UNICEF) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) han establecido los derechos de los niños y los lineamientos básicos para protegerlos contra cualquier forma de explotación.

Una ardua labor

La Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada por las Naciones Unidas en 1989, reconoce el derecho de todo menor de 18 años a estar protegido contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo peligroso que entorpezca su educación o pueda ser nocivo para su salud y desarrollo físico, mental o moral.

Este instrumento reconoce la condición vulnerable de la infancia y le concede el derecho a recibir cuidados y asistencia especiales.

En América Latina existen en la actualidad 17.4 millones víctimas del trabajo infantil, una noción – aparentemente inofensiva – que con frecuencia recubre formas extremas de explotación: esclavitud, tráfico, servidumbre por deudas, prostitución y pornografía, según datos de organismos internacionales.

Las siguientes cifras ilustran con mayor claridad la problemática del trabajo infantil en el mundo y especialmente en América Latina:

– Unos 246 millones de niños trabajan en el mundo, 75 por ciento de ellos en tareas o situaciones peligrosas. 73 millones de los niños que trabajan tienen menos de 10 años de edad.
– La región Asia Pacífico concentra al mayor número de niños que trabaja entre los 5 y 14 años: 127.3 millones.
– En América Latina y el Caribe trabajan 17.4 millones de niños. Cada año mueren 22 mil niños en accidentes relacionados con el trabajo.
– Unos 8.4 millones de niños son víctimas de esclavitud, tráfico, servidumbre por deudas, prostitución y pornografía.

Son más de 250 millones de niños de entre 5 y 17 años de edad, los que trabajan en el mundo. De estos, 180 millones lo hacen en las peores formas de esclavitud infantil, servidumbre por deudas, prostitución, o como niños soldados.

Pequeños esclavos

Un tercio de los nacimientos que ocurren en el mundo no se registra (40 millones de niños), condición indispensable para determinar la edad del niño y protegerlo del trabajo infantil.

En todo el mundo hay más niñas menores de 16 años empleadas en el servicio doméstico que en cualquier otra forma de trabajo infantil. A menudo son víctimas de abuso sexual, explotación, maltrato físico y psicológico.

Asia y América Latina son las dos mayores regiones proveedoras de «niños esclavos» a las redes de tráfico internacional. Se calcula que cada año entre 700 mil y un millón de niños son víctimas de este delito.

El principal flujo de turistas ávidos de sexo infantil proviene de países económicamente desarrollados (Europa Occidental, América del Norte, Japón, Australia y Nueva Zelanda) y se dirige a los países de Asia y América Central.

Más de 2 millones de niños son explotados sexualmente.

La cantidad de niños entre 5 y 14 años que trabajan en Argentina creció seis veces en los últimos 8 años: ahora son casi 2 millones.

Más del 80 por ciento trabaja en las grandes ciudades, la mayoría como ayudantes en la construcción, «cartoneros» (hurgadores de basura) y vendedores ambulantes.

En Chile, el 64 por ciento de los niños que trabajan pertenecen al 40 por ciento más pobre de la población y su salario representa el 20 por ciento del ingreso del hogar.

Los niños reciben apenas 20 por ciento del salario de los adultos, y a menudo ninguna paga, desplazando las contrataciones del mundo adulto al mundo infantil. (Cifras y datos extraídos de series estadísticas de la UNICEF, la OIT y de las organizaciones no gubernamentales Global March Against Chile Labour y Child Labour Coalition).

Asia y América Latina son las dos mayores regiones proveedoras de «niños esclavos» a las redes de tráfico internacional. Se calcula que cada año entre 700 mil y un millón de niños son víctimas de este delito.

AFP
22 de Julio de 2005

Fuente: www.univision.com

Los niños mineros, esclavos del infierno

Más de un millón hace trabajos forzados.

Sumergidos en las entrañas del infierno desde su más tierna infancia, arrastran sus pequeños cuerpos por estrechos túneles, oscuros y peligrosos. Sus manos se convierten en improvisadas herramientas con las que recogen piedras, o escarban la tierra durante largas jornadas. Colocan explosivos y acarrean pesadas cargas. Se estima que un millón de niños trabajan en la minería y en las canteras de todo el mundo. La mayoría no ha cumplido los 10 años…

Esclavitud en pleno Siglo XXI

No tienen juguetes, ni van al colegio; trabajan sin horarios ni derechos. Sólo conocen una obligación: contribuir a la subsistencia familiar como si fueran adultos, privados de educación y en perjuicio de su desarrollo psicológico, físico y emocional.

Son más de 250 millones de niños de entre 5 y 17 años de edad, los que trabajan en el mundo. De estos, 180 millones lo hacen en las peores formas de esclavitud infantil, servidumbre por deudas, prostitución, o como niños soldados.

Alrededor de 70 de cada 100, trabajan en la agricultura, la caza, la pesca, en comercio minorista, y en la explotación forestal. La mayoría en América Latina, Africa, y Asia.

Trabajo para los padres

En contacto con gases tóxicos, con frecuencia, sufren cansancio constante, problemas musculares y de espalda. Roturas de extremidades y heridas graves, debido a las caídas y a las cargas excesivas que tienen que transportar, y que no son acordes con su desarrollo corporal.

Para luchar contra la explotación de niños, la OIT (Organización Internacional del Trabajo) lleva a cabo desde hace años el «Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil», que se desarrolla en países como Mongolia, Tanzania, Nigeria, y la región andina de Sudamérica.

El director de la oficina de la OIT en España, Juan Felipe Hunt, destaca entre algunos casos más señalados del programa, el de la joven nepalí Susha, que comenzó a picar piedra a los 12 años para ayudar a su familia porque, según ella, no le quedaba otra «alternativa».

Aunque el salario que recibe Susha es mínimo, representa una parte importante de los ingresos familiares.

Los proyectos pilotos puestos en marcha por la OIT, demuestran que es posible eliminar este peligroso trabajo infantil mediante el apoyo a las comunidades donde operan para que puedan organizar cooperativas, u otro tipo de unidades productivas y mejorar la salud y la productividad de sus adultos, para que además cuenten con acceso a servicios básicos, como escuelas, agua potable y servicios sanitarios.

Hunt explica el caso de una cooperativa de mujeres en la Ciudad de México, creada con ayuda de microcréditos, que cuenta con una red de distribución de comidas por toda la ciudad y ha permitido que sus hijos acudan al colegio.

En contacto con gases tóxicos, con frecuencia, sufren cansancio constante, problemas musculares y de espalda. Roturas de extremidades y heridas graves, debido a las caídas y a las cargas excesivas que tienen que transportar, y que no son acordes con su desarrollo corporal.

Es peor en los países pobres

«La mejor forma de sacar a los niños de este mercado laboral es consiguiendo un trabajo a sus padres, o mejorando el que tienen para poder suplir los ingreso económicos que obtiene el menor», apunta el director de la oficina de la OIT en España.

Pero Nepal no es el único país con niños mineros. También existen en las excavaciones de oro en Costa de Marfil, en las de piedras preciosas en Tanzania, en las canteras de piedra de la India, en las minas de Madre de Dios en Perú, y en las de carbón en Mongolia, entre otros.

«La carencia de infraestructura sanitaria cercana a los lugares de trabajo dificulta, además, que los menores accidentados puedan recibir atención médica adecuada», señala Hunt, quien destaca la labor de programas desde España que han logrado sacar de esta situación laboral a 100 mil niños iberoamericanos.

Algunos ejercían la prostitución en Colombia o trabajaban en las minas de Bolivia.

Cada año mueren trabajando 22 mil niños

Mediante el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), la OIT genera fuentes de ingresos alternativas para las familias, fomenta la salud y servicios sociales así como la formación técnica y crea escuelas de recuperación para los niños mayores.

Según la OIT, unos 22 mil niños mueren al año en accidentes relacionados con el trabajo. De estos 2.5 millones de menores trabajan en países desarrollados, y otros tantos en economías de transición.

Del total de niños que trabajan en el mundo, 73 millones son menores de 10 años. El mayor número de jóvenes menores de 15 años que trabajan (127 millones), vive en la región de Asia y el Pacífico.

Sin embargo la mayor proporción de niños trabajadores se encuentra en el Africa subsahariana, casi un tercio de los menores de 15 años (48 millones).

Por sectores, un 70 por ciento de los menores que trabajan lo hace en la agricultura, la caza y la pesca con fines comerciales.

Un 8 por ciento labora en la industria manufacturera, otro tanto en el comercio al por mayor, por menor, restaurantes, hoteles, y en un 7.4 por ciento en los servicios personales, sociales y comunitarios, como el servicio doméstico.

Un total de 8.4 millones de menores están atrapados en la esclavitud, el tráfico de personas, la servidumbre por deudas, la prostitución, pornografía, y otras actividades ilícitas, según datos de la OIT.

Son más de 250 millones de niños de entre 5 y 17 años de edad, los que trabajan en el mundo. De estos, 180 millones lo hacen en las peores formas de esclavitud infantil, servidumbre por deudas, prostitución, o como niños soldados.

Pilar García del Pozo, EFE
25 de Julio de 2005

Fuente: www.univision.com

Provisión de Agua Potable

La aparición en el mercado de un número importante de firmas proveedoras de agua en botellones, solucionó un problema bastante común en muchas Empresas.

Todas las ventajas que presenta este tipo de servicio podrían perderse si no se pusieran en práctica algunas medidas para asegurar la calidad desde «el origen» y si se descuidan aspectos importantes relacionados con el suministro.

Los «requisitos necesarios» para asegurar la provisión debieran ser:

1. Seleccionar un proveedor de marca reconocida y cuyo establecimiento embotellador se encuentre habilitado.
2. Solicitar periódicamente una certificación de potabilidad. Sin embargo, lo planteado no es «suficiente» para garantizar un consumo seguro y confiable. En ocasiones, se detectaron problemas digestivos entre consumidores de agua cuyo proveedor había cumplido ampliamente con el punto anterior, incluso algunos proveedores ozonizaban el agua previo al envasado.

El origen del problema puede deberse a alguna de las siguientes situaciones:

1. Distribución de los botellones en transportes que no poseen las condiciones necesarias para ello.
2. Almacenamiento de los recipientes en lugares inapropiados de la Empresa.
3. Ubicación inadecuada de los dispensers en las zonas de provisión. Todo lo mencionado colabora para que la parte exterior de los recipientes e interior de los surtidores se encuentre expuesto a contaminación.

Solución:

– Capacitar al responsable del suministro en las Empresas, para que opere cumpliendo los requisitos iniciales planteados.
– Rechazar aquellos botellones que no posean el adhesivo de la tapa.
– Lavar el cuello y exterior de los recipientes llenos.
– Previo al recambio, limpiar el interior de los dispensers, asiento de los botellones invertidos, vástago central y válvula dosificadora de salida.

Autor: Ing. Adrián D. Mariani – Prevención ART

Fuente: Newsletter Prevención A.R.T.
www.prevencionart.com.ar
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