Proyectan prohibir el trabajo infantil

Un proyecto de ley presentado esta semana en el Congreso de la Nación promueve la prohibición de trabajar en todo el país a los menores de 15 años.

La iniciativa fue presentada por el senador nacional Marcelo Guinle, del Partido Justicialista de la provincia de Chubut.

Guinle dijo que «los niños no deberían tener que trabajar», aunque estimó que «actualmente, en el mundo lo hacen unos 250 millones de chicos de entre 5 y 14 años de edad».

«Con el proyecto buscamos una regulación tendiente a abordar este problema de una manera más dinámica, centrándonos en el daño que sufren los niños trabajadores, su propio desarrollo, y el de la sociedad en que viven», agregó.

Adecuar la normativa

La iniciativa presentada en el Congreso Nacional busca adecuar la actual normativa laboral a los preceptos establecidos en la Convención sobre los Derechos del Niño incorporada a la Constitución Nacional mediante la reforma del año 1994 y diferentes convenios de la Organización Internacional del Trabajo OIT ratificados por nuestro país

«El proyecto armoniza la legislación laboral con la ley nacional de educación sancionada en diciembre del año 2006, que, entre otros puntos, establece la obligatoriedad de la educación secundaria», explicó el legislador.

Además «regula excepciones en el marco de la actividad realizada por menores en empresas familiares», y «en el trabajo realizado en las escuelas de enseñanza general, profesional o técnica o en otras instituciones de formación profesional», concluyó Guinle. l (Télam)

Fuente: www.lacapital.com.ar

Salud y seguridad en el trabajo rural


La medida más prudente y racional, es transportar al accidentado al hospital

El Accidente ofídico es una intoxicación, en la cual el veneno inyectado por una víbora, no puede ser extraido por ningún medio, por lo tanto se debe derivar al accidentado a un Centro Asistencial (Ej. Hospital Público) para administrar el suero anti-veneno específico. – Para estos accidentes,el único tratamiento específico, es el suero antiofídico. La utilización del suero antiofídico, requiere una práctica médica especializada e infraestrutura hospitalaria adecuada.

Prevención

Es posible evitar un elevado porcentaje de accidentes, protegiendo las piernas, de las rodillas hacia abajo con botas, polainas, ropa gruesa o diarios debajo del pantalón. Si no se conoce el manejo de las serpientes, evitar su captura , sean venenosas o nó.- -No introducir las manos en cuevas, nidos, debajo de troncos o piedras; si la tarea rural lo requiere usar guantes protectores. – No transportar serpientes de ninguna especie, sin tener la autorización correspondiente. – El ofidismo, se considera un accidente de suma gravedad, por o tanto consulte al Centro Asistencial más cercano.

Primeros auxilios

Antes un eventual accidente NO efectuar ninguna maniobra heróica(succión, cortes,ligaduras, vendajes). – NO arriesgarse a una segunda â??picaduraâ?? intentando cazar la serpiente. – Mantener al accidentado en reposo , aflojandole las ropas y elementos que le ajusten (cinturón, reloj, anillos, etc.). – Es conveniente darle a beber líquidos, preferentemente agua. – No hacer presión en la herida, no lavarla, no aplicarle ningún desinfectante, ni medicación alguna. – No perder tiempo en averiguar si el ofídio es o no venenoso. No esperar síntomas de envenenamiento. – La medida más prudente y racional, es transportar al accidentado – al hospital más cercano, para recibir allí el tratamiento médico correcto. Recuerde : Antes un accidente ofídico consultar con el médico.

Por el Ing.Agr. Eduardo Pitter. Area de Extensión INTA C. del Uruguay

Fuente: www.cronicarural.com.ar

Un compañero peligroso

Un operario retira las planchas con amianto de un tejado. (Rafa Molina) El amianto se utilizó en la construcción hasta su prohibición total en 2002 por sus efectos perjudiciales para la salud. Muchas casas aún la tienen en cañerías, calderas, suelos o techos.

No se ve a simple vista, pero forma parte de nuestros edificios desde los años cuarenta. Se trata del amianto, una fibra mineral muy resistente utilizada en productos de construcción y aislamiento, y prohibida en todas sus variedades entre los años 1984 y 2002 por sus efectos perjudiciales para la salud.

Los elementos del hogar que todavía hoy pueden contener amianto son los aislamientos de las cañerías, las calderas o los conductos para hornos y estufas. También se puede encontrar en techados, tejas, falsos techos, planchas para el suelo, enchapados para paredes, juntas de baldosas y azulejos.

El amianto se presenta en pequeñas fibras prensadas en tableros, cartón o papel, seguras siempre que permanezcan en estado sólido. Sin embargo, si pasan al aire y alguien las inhala aumenta su riesgo de padecer cáncer de pulmón, mesotelioma –cáncer de la cavidad abdominal– y asbestosis, una enfermedad que produce la cicatrización del tejido pulmonar.

Sólo se puede saber si un material contiene amianto analizándolo en un laboratorio, así que si se tiene alguna duda, lo mejor es llamar a una empresa especializada, que debe estar inscrita en el Registro de Empresas contra el Riesgo por Amianto (RERA), que se puede encontrar en las direcciones provinciales de trabajo o de las comunidades autónomas.

Amenaza presente y futura

Aunque este material está prohibido en España, los expertos estiman que en los próximos 30 años todavía se producirán entre 40.000 y 55.000 muertes en nuestro país por el amianto, debido a su presencia en las construcciones y a la tardía manifestación de sus consecuencias. El cáncer, por ejemplo, se detecta entre 15 y 40 años después de la exposición al amianto.

Fuente: www.20minutos.es

El cáncer por exposición al amianto provocará más de 200.000 muertes durante la próxima década en el Reino Unido, según los expertos

Los más afectados serán personas mayores de 60 años que trabajaron en la industria de la construcción y sus familias.

Una noticia aparecida esta semana en el diario británico «The Times», basada en las opiniones de diversos expertos, mantiene que a lo largo de los próximos diez años morirán en el Reino Unido como consecuencia del cáncer unas 200.000 personas que estuvieron expuestas al amianto durante los años sesenta y setenta.

Esta epidemia de mesotelioma, nombre que recibe el cáncer directamente relacionado con la inhalación de partículas de asbesto, afectará en la próxima década de manera especial a personas mayores de 60 años que trabajaron en la industria de la construcción y a sus familias, según la misma fuente. Este tipo de cáncer, considerado como agresivo y que no tiene cura, afecta a los pulmones y a la membrana que recubre la parte del pecho y del abdomen que rodea a los pulmones y a los intestinos. Aunque puede tardar hasta cuarenta años en presentarse, los afectados tienen una esperanza de vida de entre nueve y doce meses una vez que han sido diagnosticados.

La enfermedad ha provocado ya 30.000 muertes en el país, señaló Julian Peto, presidente del departamento de epidemiología en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, que calculó que otras 90.000 personas morirán por esta misma causa en los próximos años. Además, otras 90.000 personas más fallecerán de tipos de cáncer relacionados con el asbesto, según una portavoz de la Fundación Británica del Pulmón.

Peto indicó que los más expuestos son los carpinteros, los trabajadores de astilleros, metalúrgicos y electricistas nacidos entre 1945 y 1950. El mesotelioma ha matado ya a dos veces más personas que el cáncer cervical, afirmó el experto. Más de 2.000 personas son diagnosticadas cada año de esta enfermedad, mientras que una persona muere de esa enfermedad cada cinco horas en el Reino Unido, según la Fundación Británica del Pulmón.

Fuente: www.consumer.es

El trabajo a turnos y el nocturno elevan el riesgo de sufrir un accidente o una enfermedad laboral

Los trabajadores por turnos (el 38,47%) y los que trabajan de noche (10,56%) tienen más riesgo de sufrir un accidente o una enfermedad profesional, según los últimos estudios científicos del Instituto de Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) de Estados Unidos.

El trabajo a turnos y el nocturno elevan el cansancio y multiplican los riesgos de accidentes de trabajo. «A menudo, los trabajadores por turnos y los trabajadores de noche están cansados por causa de su calendario de trabajo. Es difícil concentrarse cuando una persona está demasiado cansado y eso aumenta la posibilidad de errores o accidentes. El estrés del trabajo por turnos también puede agravar las afecciones de salud, como las enfermedades del corazón y las afecciones digestivas», según indica ese organismo estadounidense, uno de los más avanzados en materia de seguridad y salud en el trabajo, que lamenta que un efecto negativo importante se produce por la mala distribución del calendario de trabajo.

Entre los efectos inmediatos que provoca el trabajo a turnos, se encuentra el sueño. «Poco después de empezar con el trabajo de turnos, se notan cambios en el sueño. Normalmente los trabajadores de noche duermen menos; los que trabajan por la tarde, más y los que trabajan de día duermen un número promedio de horas», según indica NIOSH. En este sentido, recuerda que los ritmos vitales de cada persona están precisamente despiertos, justo en el momento en que los trabajadores de los turnos de noche tienen que dormir para descansar algo.

«El sueño de día es más ligero que el de noche, lo que quiere decir que la persona se despierta con más frecuencia y no descansa en niveles adecuados», dice el estudio. Los efectos directos indican que «con la pérdida de sueño, el trabajador se puede quedar dormido en momentos inapropiados, lo que impide al trabajador hacer su tarea de forma segura y eficaz». Una persona que no descansa de forma adecuada sufre más cansancio. Ese hecho en el puesto de trabajo es un problema añadido, «ya que afecta a la capacidad de concentración. No se presta la atención adecuada y, por lo tanto, se puede tener un accidente de trabajo con mayor facilidad». El estudio confirma, por otro lado, que tras una pérdida de sueño «es posible tener períodos breves de sueño que duran varios segundos. Si pasa algo peligroso, el trabajador se puede lesionar».

Además, algunas investigaciones que cita el NIOSH muestran que los trabajadores por turnos tienen más problemas de estómago, estreñimiento y úlceras estomacales que los trabajadores que realizan su trabajo durante el día. Por ese motivo, los estudios médicos aconsejan una buena alimentación para conseguir que esos efectos negativos sobre el aparato digestivo se puedan paliar.

Otro efecto negativo del trabajo a turnos tiene que ver con un notable incremento de las enfermedades del corazón. «Se ha notado más presencia de enfermedades cardiovasculares entre trabajadores que realizan la jornada a turnos, que entre quienes sólo lo hacen de día», constatan los estudios.

Mejoras a desarrollar

El estudio considera que la principal medida para mejorar la salud del trabajador que lo hace a turnos es «planear un calendario adecuado de trabajo». Reconoce que «no es fácil», pero se puede llegar a acuerdos «para que el resultado del trabajo sea mejor, porque quienes lo realizan mantienen los ritmos vitales adecuados y no se encuentran ni fatigados ni destrozados por ese cambio continuo de los ritmos de vida».

Un elemento sobre el que hace especialmente hincapié es que en los turnos de noche no se debe permanecer durante mucho tiempo. La rotación de los trabajadores debe ser amplia, porque «algunos investigadores sugieren que solamente se pueden trabajar entre dos y cuatro noches consecutivas antes de tomar un día de descanso. Así – dice NIOSH – se limita la pérdida de sueño y no se afecta demasiado el ritmo circadiano».

Los trabajadores deben tener en cuenta que las condiciones de trabajo deben ser siempre seguras y es el empresario quien debe poner los medios adecuados.

Juanjo BASTERRA

Fuente: www.gara.net

Se busca a 1.500 expuestos al amianto

Sanidad censa a los que trabajaron con el mineral aislante, que causa 50 muertes al año – Tiene localizados a 2.700 de los 4.200 empleados – Madrid no ha elaborado un registro de edificios ‘peligrosos’.


El Windsor en ruinas- ULY MARTÃ?N


Posible localización del amianto en las viviendas- GUSTAVO HERMOSO (Fuente Comisión Europea)

Barato, resistente, incombustible y ligero, el amianto tuvo más de 3.000 aplicaciones en la construcción y la industria hasta que mostró su cara más terrible: cánceres incurables que matan a 50 personas al año en la Comunidad de Madrid. Prohibido en 2001, miles de toneladas de este mineral siguen instaladas en edificios de la región, donde no es peligroso mientras no se manipule. Pero hay que proteger a quienes estuvieron expuestos a él en el trabajo: 4.200 personas, de las que falta localizar a 1.500. También se debe controlar toda obra o demolición de edificios con amianto en sus entrañas. La Comunidad ni siquiera sabe cuántos son, aunque ahora, siguiendo al Ayuntamiento de Getafe, se muestra dispuesta a impulsar la creación de un censo de edificios peligrosos.

«No hay peligro si no se manipulan o rompen los materiales ya instalados», dice CC OO

Casi todos los edificios construidos en los años 50, 60 y 70 contienen amianto.

La Comunidad de Madrid busca a 1.500 obreros, albañiles, mecánicos, soldadores o calefactores, entre otros profesionales, que trabajaron con amianto entre los años cincuenta y 2001, cuando este mineral fue prohibido por los riesgos que supone para la salud. El objetivo es someter a vigilancia especial a las 4.200 personas -de las que ya han sido localizadas 2.700- que el Gobierno regional calcula que estuvieron expuestas al amianto en más de un centenar de empresas que lo tenían entre sus materias primas.

Esta sustancia, de origen natural, fue usada masivamente en la construcción, la fabricación de maquinaria y otros sectores. Sus cualidades eran muchas: barato, maleable, incombustible, ligero, aislante y resistente. Sus peligros, también: al ser manipulado, desprende fibras microscópicas que, si son aspiradas, pueden causar asbestosis – heridas y cicatrices en los pulmones, que causan trastornos respiratorios crónicos – y la muerte por cáncer de pulmón, pleura o peritoneo. Estas dolencias pueden tardar hasta 30 años en manifestarse y un estudio de la Consejería de Sanidad, hecho en 2002, calcula que matan al año a más de 50 personas, una cifra que prevé que siga creciendo hasta 2018.

Ã?ngel Cárcoba, de CC OO y autor del libro El amianto en España, estima, basándose en datos oficiales, que en la región hay más de 180.000 toneladas de amianto instaladas en edificios y maquinaria. «Tenemos por delante un reto ingente que debe implicar a administraciones, empresas y a toda la sociedad. El amianto ya instalado no es peligroso si no se manipula o rompe, no hay que alarmar. Pero cada vez que se hacen obras ese mineral se vuelve peligroso porque libera fibras al quebrarse. Hay que hacer un gran pacto social para ir desmantelando todo ese amianto sin peligros», afirma.

De momento, la legislación obliga a toda empresa que vaya a intervenir en un inmueble o nave con amianto a elaborar un plan para garantizar la seguridad de los trabajadores. También la de la población cercana en aquellos casos en los que el amianto está en cubiertas o partes exteriores del inmueble. El plan debe ser aprobado por dos organismos – la Inspección de Trabajo y el Instituto Regional de Seguridad en el Trabajo – y ejecutado por una de las 84 empresas autorizadas en la región para «desamiantar», en el lenguaje técnico. Pero CC OO denuncia que esta normativa «no garantiza ni mucho menos el control de todas las obras en las que se manipula amianto».

En la Comunidad de Madrid se llevan a cabo 30.000 obras al año, según la Consejería de Empleo y Mujer. El año pasado fueron controladas 208 por los riesgos relacionados con el amianto. Un 43% de ellas incumplía la normativa. Pero muchas más, admite la Inspección, se llevaron a cabo sin control. «No las controlamos porque no sabemos que se hacen. Si quien las promueve no lo comunica o nadie lo denuncia, no tenemos forma de enterarnos», admite Vicente Mora, jefe provincial de la Inspección.

Casi todos los edificios construidos en los años cincuenta, sesenta y setenta contienen amianto. «Nadie sabe cuántos hay en la Comunidad de Madrid», explica Javier Vallejo, director general de Trabajo. Los sindicatos reclaman desde hace años la creación de un catálogo o censo de edificios con amianto. «Lamentablemente, la Comunidad de Madrid aún no ha hecho nada», se queja Carmelo Plaza, secretario de Salud Laboral de CC OO. Este sindicato y la Inspección de Trabajo admiten que el catálogo sería «una herramienta muy útil» para aumentar el control sobre las obras con riesgo de liberar fibras de amianto.

Vallejo se justifica. «Es difícil y complejo. Ninguna administración lo ha hecho en España. Podría hacerse en colaboración con los ayuntamientos, mediante la Inspección Técnica de Edificios (ITE) o con los colegios profesionales, como el de arquitectos, que son los que construyeron con amianto», explica antes de anunciar que está estudiando «cómo desarrollarlo en la próxima legislatura».

Para CC OO, «el mayor problema es la falta de voluntad política». «El catálogo se ha hecho en la mayoría de países del norte de Europa. No hay razón para que no se haga aquí». El sindicato extiende las críticas a la protección de los trabajadores. «Es dramático. Mueren trabajadores que hace 10, 20 o 30 años trabajaron con amianto sin que se les reconozca que sufren una enfermedad profesional, con familias que se quedan sin recursos», protesta Plaza.

La Consejería de Empleo recibió en 2006 tres notificaciones por enfermedades profesionales por amianto, dos por asbestosis y una por cáncer. «Es una cifra ridícula», afirma Plaza. «En Francia o el Reino Unido, cada año 1.500 o 2.000 casos. En Madrid sólo tres y en España menos de 10».

Sindicatos y administraciones coinciden en que hay que avanzar en dos frentes y que queda «muchísimo» tramo por recorrer. El primero es proteger a los trabajadores que hoy manipulan amianto. «No hay más solución que control, más inspecciones y más recursos», defiende CC OO. El segundo frente es paliar en lo posible el daño que pueden sufrir quienes lo manipularon en el pasado. Estas personas serán sometidas a vigilancia especial para diagnosticar precozmente cualquier enfermedad.

Comunidad, patronal y sindicatos iniciaron hace dos años el registro de trabajadores que en el pasado estuvieron expuestos al amianto. En la última reunión técnica, la Consejería de Sanidad aportó sus cálculos: son 4.200 personas – «en realidad deben de ser el doble o el triple», dice CC OO -, de las que aún busca a 1.500 buceando en bases de datos propias, de la Seguridad Social y de otras fuentes.

La gran mayoría de ellas tendrá una jubilación feliz y saludable. Pero, en algunos casos, las microfibras del amianto desencadenarán terribles procesos cancerígenos en su organismo. Sanidad ha elegido dos hospitales en la región – Carlos III y Getafe – para atenderlos. Allí está su última oportunidad.

Dos días sin tocar el Windsor

Construido durante cinco años, entre 1974 y 1979, una noche bastó para que la Torre Windsor sucumbiera al poder destructivo de las llamas en febrero de 2005. Fueron necesarios siete meses más para demoler la mole de cemento negro en la que quedó convertido el rascacielos.

Por su fecha de construcción, el Windsor era candidato a contener amianto, que no es destruido por el fuego. «Además, había que ser muy cuidadosos a la hora de retirarlo, porque las fibras habrían salido volando hacia la ciudad», explica Carmelo Plaza, de CC OO.

Tras la alerta dada por los sindicatos, el grupo de trabajo creado para la demolición -formado por Ayuntamiento, propietarios y los propios sindicatos- se puso manos a la obra. «Primero hubo que detener las obras hasta que se hiciera un inventario del amianto que había en la torre. Al final no fue tanto como nos temimos y dos días bastaron para localizarlo. Después, el mineral se retiró cumpliendo toda la normativa», añade Plaza.

CC OO pone la demolición del Windsor como ejemplo de «trabajo bien hecho, seguro y eficiente, gracias a la colaboración entre todas las partes».

Otro ejemplo lo sitúan en Aranjuez, cuyo Ayuntamiento inició la retirada de la cubierta de uralita con amianto de un polideportivo sin cumplir la normativa. «Empezaron mal, pero en cuanto se lo dijimos tuvieron una actuación ejemplar. Pararon las obras, hicieron un plan especial y las reemprendieron con un cuidado escrupuloso. Ã?sta debe ser también nuestra labor: vigilar, alertar y formar», concluye.

Fuente: www.elpais.com