Luis Ramos Riesco se descompuso en su primer día de trabajo en la mina de Torre del Bierzo. Nunca se despertó y falleció seis días después. La empresa, no obstante, ya lo había despedido antes de consumarse el fatal desenlace.
Para Luis Ramos Riesco, el lunes 14 de noviembre no era un día más. Era su primer día de trabajo en la mina. Lo que no podía saber, ni él ni su familia, es que ya no volvería a despertarse. Y que era el inicio de una sucesión de hechos dolorosos que ponen al descubierto, de mínima, la manera vergonzante de proceder de algunas empresas.
Ese día, el 14 de noviembre, Luis Ramos Riesco llegó a las siete de la mañana a la mina de Torre del Bierzo, propiedad de la empresa Montajes y Obras Bierzo, con sede en Bembibre. Es destinado a la planta 11, como ayudante picador. Sin embargo, estando allí en la zona de chimeneas comienza a sentirse mal. Le dicen que se traslade a la zona de galerías. Solo. Pero no llega. Allí mismo es encontrado desvanecido, aunque nadie sabe exactamente cuánto tiempo pasó allí en el suelo, boca abajo.
De acuerdo al parte médico emitido por el 112, es sacado de la mina en camilla, respirando. La llamada que recibe el servicio asistencial habla de un accidente laboral. Los profesionales que lo atienden indican como causa «posible golpe de calor». Se estima que la temperatura ambiente donde se encontraba Luis en la chimenea superaba los 30º. Es trasladado al Hospital del Bierzo, donde queda ingresado en la UCI, en estado de coma.