Ratifican la condena a Guardian por la muerte por amianto de un trabajador

El Supremo ha confirmado la sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco que en noviembre de 2005 condenó a la empresa Guardian de Llodio a abonar 123.000 euros por la muerte de Miguel Macías tras haber contraído asbestosis, una enfermedad similar al cáncer de pulmón, provocada por el contacto con amianto.

El trabajador falleció en julio de 2003. Su familia inició entonces un procedimiento judicial que le llevó a demandar a esta firma, dedicada a la fabricación de vidrio, por no contar con medidas de seguridad adecuadas para garantizar la salud del empleado. La primera resolución del Juzgado de lo Social de Vitoria, en octubre de 2004, condenó a Guardian a abonar 123.000 euros a la familia por no ofrecer protección a los trabajadores que se mantenían en contacto con los rodillos protegidos con amianto frente a la volatilización de este material.

Un año después, el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco condenó a Guardian en una sentencia que ahora ratifica el Supremo y contra la que no cabe recurso. Además, el pasado mes de junio, la Seguridad Social reclamó a Guardian 190.000 euros por vía administrativa para incrementar en un 35% las pensiones que el trabajador percibió mientras vivió y las que cobra su viuda desde su fallecimiento.

La familia mostró ayer su satisfacción por la decisión. «Ha quedado demostrado que las cosas no se han hecho bien, pese a que incluso hubo una inspección de Osalan que no detectó irregularidades en el año 2003», señalaron. Otros dos trabajadores de Guardian han iniciado procesos judiciales similares contra la empresa llodiana por el mismo motivo.

El Tribunal Supremo ratificó la existencia de amianto en la factoría y que el fallecido había estado en contacto con este material aislante. Asimismo, quedó demostrado que Guardian tampoco había adoptado medidas de seguridad, como el uso de mascarillas, ni había impartido cursos a los trabajadores ni difundido información sobre los riesgos del amianto.

MARTA PECIÑA/LLODIO

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Lo indemnizan por intoxicación aguda con gas sulfúrico

La Cámara Civil condenó a la firma Cattorini Hnos. S.A.I.C.F.I. a pagarle a un empleado la suma de 18 mil pesos por un accidente laboral. El actor, que se desempeñaba como chofer de autoelevadores, sufrió una intoxicación aguda por inhalar gas sulfúrico mientras trabajaba dentro la fábrica de la demandada. El tribunal reconoció los daños y perjuicios, pero destacó que el actor tenía permanentes crisis asmáticas antes del accidente.

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Condenan a un consorcio por no tener iluminados los pasillos

La Justicia de Bahía Blanca condenó al consorcio de un edificio de esa ciudad a indemnizar con más de $10.000 a una mujer (no era propietaria), que se cayó por las escaleras y sufrió daños. El tribunal sostuvo que la escalera, en las condiciones en que estaba, era una cosa riesgosa. La demandada sostenía que había culpa de la víctima, porque bajó las escaleras apurada y sin tantear la pared. La juez de primera instancia sostuvo que había culpa concurrente.

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Lo atamos con alambre

La Cámara Civil condenó a un consorcio a indemnizar a un plomero por los daños sufridos cuando se le cayó una mocheta sobre el brazo izquierdo mientras trabajaba. El Tribunal le atribuyó el 90 por ciento de la responsabilidad al consorcio y el 10 restante al actor porque tuvo una deficiente actitud asumida en la emergencia.

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Mobbing: primera condena con penas de prisión

La Justicia de España condenó a seis meses de prisión a un empresario por acoso laboral. Se dio en el caso de una empleada que trabajaba en una oficina sin ventilación, sucia y aislada de sus compañeros. La Justicia entendió que se trató de un delito contra la integridad moral.

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Cayó del tren y la amputaron una pierna, pero cobra menos por imprudencia

La Cámara Civil condenó a la empresa Metropolitano a pagar 115 mil pesos a la madre de una joven (15 años) que sufrió un grave accidente cuando estaba por llegar a la estación Buenos Aires. No obstante, los jueces le atribuyeron el 50% de la responsabilidad a la víctima, que viajaba en el escalón y se resbaló a pesar de que el vagón estaba casi vacío. También culparon a la empresa porque las puertas estaban abiertas. del tren y la amputaron una pierna, pero cobra menos por imprudencia.

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