En el mundo hay 215 millones de niños que realizan trabajos que no deberían, sobre todo en el campo.
El Día Mundial contra el Trabajo Infantil ha cumplido hoy diez años. Un tiempo que ha servido para poner el acento en una lacra que, salvo en Europa, afecta a todos los continentes. La Organización Internacional de Trabajo (OIT) estima que hay 215 millones de niños explotadas laboralmente, de los cuales 9 millones están encuadrados en las peores formas de trabajo infantil: niños de la guerra, trata de seres humanos, correos de la droga, trabajo de siervo o esclavo sexual. Otros 114 millones realizan labores peligrosas en minas, ladrilleras o en el campo, donde se usan en exceso fertilizantes. “Un niño no es un adulto pequeño, por lo que determinadas agresiones como las excesivas cargas o la exposición a contaminantes le afectan en su crecimiento”, ha apuntado Juan Somavia, representante de la OIT en España.
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