Un obrero murió al derrumbarse una barranca en una guardería náutica

Trágico accidente laboral. Seis trabajadores levantaban una estructura de contención de cinco metros de altura cuando sucedió el fatal episodio.

La caída. Cinco metros de barranca, un puente de madera, cañaverales y postes se derrumbaron sobre la zanja donde trabajaban los obreros.

Un obrero de 22 años quedó sepultado ayer en una zanja de 1,80 metro de profundidad cuando se desmoronó parte de un barranco que él y dos compañeros trataban de contener con un tabique de hormigón. El accidente fatal ocurrió alrededor de las 14.30, mientras Edgardo Pérez apuntalaba una pared de tierra de cinco metros de altura en la guardería náutica Puerto Sorrento, ubicada en José Hernández 742, lindera a la usina y a la vera del arroyo Ludueña. Dirigentes de la Unión Obrera de la Construcción (Uocra) se hicieron presentes en el lugar y denunciaron la «falta de elementos de seguridad para los trabajadores, como también de técnicos» especializados que supervisaran la actividad.

Lo mismo apuntó desde la ONG Manos a la Obra, Narciso Canteros, quien adelantó que hoy, después del mediodía, se pintará un casco amarillo en el lugar; un tradicional símbolo de denuncia y sanción moral que realiza la asociación (ver aparte).

«Nunca se sancionó a las empresas que no cumplían con las medidas de seguridad como se comprometieron en 2011 el Ministerio de Trabajo, el gremio y la Cámara de la Construcción. Este es el segundo obrero muerto este año y seguimos teniendo desde 2009 un promedio de 10 accidentes anuales; hemos naturalizado el incumplimiento de las normas en favor de la salud e integridad de los trabajadores», dijo Canteros.

Y cuando hizo mención a 2011, se refirió a otro accidente fatal en una zanja, de Herrera y Unión. Allí fueron dos los obreros que fallecieron al desmoronarse e inundarse un pozo de seis metros de profundidad en el marco de trabajos de la empresa Aguas Santafesinas SA (Assa).

Las primeras actuaciones y toma de declaraciones en el accidente fatal de ayer estuvieron a cargo de personal de la comisaría 10ª. Se sumaron a la investigación agentes de la policía científica y el laboratorio móvil de la Unidad Regional II. La causa se tramita en el Juzgado Correccional Nº 2.

«Tomamos dos declaraciones en el lugar: una es de un testigo presencial fundamental. Citamos a más personas a declarar. Cuando llegamos el muchacho fallecido estaba en la ambulancia de (la empresa de emergencias) Ecco y no tenía encima elementos de seguridad. Pero eso no implica que no se los haya colocado mientras trabajaba: todo eso será materia de investigación», dijo el subjefe de la seccional, Pablo Bagli, en diálogo con La Capital.

Los hechos. Pérez y otros cinco operarios habrían estado cumpliendo tareas en la guardería, contratados por la empresa Corpus.

Supuestamente, la directiva era levantar un tabique de unos cien metros de longitud (de este a oeste y paralelo al arroyo) para evitar el desmoronamiento de un barranco que separa el predio de la guardería de la usina Sorrento.

Zanja. Sobre el barranco, húmedo y endeble debido a las últimas lluvias, se apoyaba un puente de madera circundado por cañaverales e imponentes postes. Y a todo lo largo y al pie del barranco se abría una zanja desde donde los obreros colocaban estructuras de madera y de hierro, a manera de encofrado, para luego hormigonear. Allí habría quedado atrapado Pérez cuando se desmoronó la barranca. Sus compañeros rescataron el cuerpo usando sus palas y manos, pero cuando lograron dar con él, el muchacho ya había fallecido.

Cuando habían transcurrido un par de horas del accidente fatal, los compañeros de Pérez, visiblemente consternados, se negaban a emitir palabra. En principio se dijo que había otros dos trabajadores heridos, pero luego, uno de los hermanos de Pérez, comentó por lo bajo: «No es así, los tienen escondidos por ahí». El hombre muy dolido y también enojado se refirió de este modo a los responsables de la empresa que hacía los trabajos. Sacó fotos del lugar donde había quedado sepultado su hermano y prometió hablar en otro momento porque, según dijo, «todo» era «muy reciente».

Por ayudar. El secretario adjunto de la Uocra en Rosario, Sixto Irrazábal, dijo que el empleado fallecido era uno de los más jóvenes del grupo y, al parecer, había quedado enterrado al querer ayudar a otro compañero cuando se generó el desmoronamiento. Además, adelantó que, según versiones preliminares, los obreros estarían trabajando en negro y sin las condiciones reglamentarias de seguridad.

«A simple vista en esta obra no hay entibado (estructura de contención de zanjas), tampoco un técnico de seguridad. Estaba como escondida, detrás de la guardería náutica Puerto Ludueña, donde trabaja la empresa Obring, hasta era difícil ingresar a ella», dijo el dirigente gremial.

“Este es el noveno accidente del año”

Para el titular de a ONG, Manos a la Obra, Narciso Canteros, el accidente fatal de Edgardo Pérez es el “noveno de gravedad, de un obrero de la construcción en lo que va del año”.

Apeló a las estadísticas de la entidad y recordó algunos casos recientes. Dijo que el 17 de junio de este año murió Juan Carlos Garay, de 40 años, al caer del techo de un galpón de la fábrica de chapas Oroño, en Batlle y Ordóñez 3780.

También se refirió a otro accidente grave, pero no fatal, del 7 de junio. Un operario cayó por el hueco de un ascensor, desde un séptimo piso al vacío. El joven, de 33 años, es monotributista contratado para realizar tareas de herrería en una obra de construcción de Laprida al 1500. Y, según se supo, no contaba con las medidas de seguridad adecuadas.

“Este muchacho se salvó, pero quedó con graves secuelas. No se toman en serio las tragedias. Hoy denunciamos y mañana volvemos a lo mismo”, sentenció Canteros.

Fuente: www.lacapital.com.ar

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