El jubilado de Ensidesa cuenta a los alumnos de ciclos formativos de Navia cómo perdió su mano para concienciar sobre la importancia de la seguridad
La casualidad hizo que Prudencio Vega se encontrase trabajando en un alto horno de Ensidesa el día de San Miguel de 1991 a la una y media de la tarde, ya que, por el cambio de hora, su jornada se alargó más de lo normal. Sin embargo, no fue el azar lo que le produjo la amputación de su mano derecha. Prudencio se encontraba limpiando la tubería cuando su compañero accionó el funcionamiento de la máquina, lo que provocó que su mano quedara completamente aplastada. «Fue un error de los de arriba, por no poner un mecanismo que me permitiese parar la máquina en caso de peligro. A la semana de mi accidente ya se había instalado un mecanismo para evitar accidentes como el mío». Ver más