Las caídas, el atropellamiento de animales y los esfuerzos excesivos son los incidentes más frecuentes. “Se debe profundizar mucho más la tarea por proteger a quienes llevan adelante esta producción”, señaló el Dr.Marcos Grigioni, referente en prevención y salud agropecuaria.
En el año 2017, como consecuencia de algunos accidentes muy tristes ocurridos en tambos y la solicitud de un grupo de productores, el Dr. Marcos Grigioni, médico cirujano y productor agropecuario, comenzó a investigar la situación de los productores y trabajadores tamberos, qué tipos de incidentes prevalecían y cuáles aspectos de prevención se deberían abordar y cómo.
De esta manera, con datos obtenidos de la SRT (Superintendencia de Riesgos de Trabajo), Grigioni elaboró informe que reveló que a nivel país y dentro de las 40 actividades que conforman la agricultura, la producción de leche y tambos tiene uno de los índices de accidentabilidad más altos, con 112,6 siniestros cada mil trabajadores registrados, siendo solamente superado por la actividad de pesca en altura y costera (126 casos/1000 trabajadores), la invernada (114,9 casos/1000 trabajadores) y por la cría de animales de pedigree (117,3 casos/1000 trabajadores registrados).
Las 6 primeras provincias con el mayor índice de accidentabilidad global (incidencia de accidentes de trabajo, enfermedades profesionales y accidentes durante el viaje hacia el lugar de trabajo o al regreso al hogar) en la producción de leche y tambos, fueron:
1°) Formosa (203,1 casos cada 1000 trabajadores registrados)
2°) Río Negro (174,4 casos cada 1000 trabajadores registrados)
3°) Santa Fe (146,6 casos cada 1000 trabajadores registrados)
4°) La Pampa (126,6 casos cada 1000 trabajadores registrados)
5°) Córdoba (121,5 casos cada mil trabajadores registrados)
6°) Corrientes (118,8 casos cada mil trabajadores registrados)
Las caídas, el atropellamiento de animales y los esfuerzos excesivos, fueron las formas del accidente más frecuentes (juntas corresponden a casi la mitad de los casos ocurridos). Los miembros superiores e inferiores fueron las partes del cuerpo más frecuentemente afectadas en estos accidentes.
Realizando un desglose y análisis minucioso de los casos particulares, se puede observar que las maquinarias, herramientas, silos, tolvas, utensilios y otros aparatos son en conjunto, los agentes materiales asociados a los accidentes, más frecuentes, seguidos de los generados en relación al trabajo con animales.
Comparando entre actividades agropecuarias, específicamente en la provincia de Santa Fe, el índice de accidentabilidad global en la actividad de “fumigación, aspersión y pulverización de cultivos” fue de 60,1 siniestros cada 1000 trabajadores registrados, mientras que para la “producción y cultivo de soja” fue de 81,8 casos cada 1000 trabajadores y para la actividad “producción de leche y tambos” el índice fue de 146,6 casos cada 1000 trabajadores.
“Aquí no están incluidos los accidentes, lesiones y enfermedades que sufren los productores tamberos independientes y sus familiares que son uno de los grupos de riesgos más sensibles de nuestra ruralidad, por lo que los números finales son mucho más elevados, de lo que aquí se muestra”, aclaró Grigioni.
Aún hay mucho pendiente en materia de prevención. El foco hoy en día -considera el médico- gira principalmente en torno de los avances tecnológicos la automatización y robótica, y no se consideran los nuevos riesgos que también implican. “Hay que estar preparados para estos nuevos riesgos, como muestran numerosos estudios en países donde esto ya es una realidad. También entender que paralelamente a este entusiasta trabajo en tecnologías para el tambo, se debe profundizar mucho más la tarea por proteger a quienes llevan adelante esta producción”.
“Es muy importante, poder compartir estos datos con todos los integrantes del sector lechero, con el objetivo de que los tomadores de decisiones, puedan optimizar la eficiencia en el uso de los recursos económicos y humanos invertidos en materia de prevención agropecuaria”, señaló Grigioni y consideró que es fundamental trabajar en prevención (capacitación, entrenamiento, mejoras de ingeniería y adopción de medidas de seguridad), priorizando acciones en las provincias con peores índices de accidentes.
“La situación de los tambos es dramática desde la rentabilidad y subsistencia de estos emprendimientos, pero todo puede ser peor, si no se aborda adecuadamente la situación de salud y seguridad agropecuaria.”
Por último, el Dr. Grigioni, resaltó “la gran tarea y esfuerzo de los tamberos, la familia tambera, sus equipos de trabajo y de los distintos grupos de profesionales, como los del INTA Rafaela, que trabajan día a día, para mejorar y sostener la lechería en nuestro país”.
Buenas prácticas para “la familia tambera”
El Dr. Grigioni, forma parte de una red mundial de profesionales de distintas áreas que trabajan en medicina agrícola y cuya estrategia de acción, se basa en la innovación social, comunicación, capacitación y entrenamiento en prevención en las áreas críticas de la producción rural, determinadas por las estadísticas oficiales (en caso de que el país las posea) o fundamentadas en la integración de distintos datos aportados por fuentes diversas.
Ha desarrollado y puesto en práctica (con organismos e instituciones agrarias, escuelas agrotécnicas, cooperativas y empresas maquinaria e insumos agropecuarios y veterinarios) un nuevo marco de comunicación y entrenamiento en salud y seguridad, que ha llamado las Buenas Prácticas para la Familia Agraria, donde se incluyen conceptos, información e intervenciones que tienen como eje central a los actores rurales (productores, contratistas, integrantes de los equipos de trabajo rurales, familiares y profesionales veterinarios y agrónomos), a quienes considera los más desatendidos y vulnerables de todo el sector agropecuario.
“Estos hombres y mujeres rurales que llevan adelante una de las actividades laborales y productivas más complejas, peligrosas y riesgosas, necesitan mayor respaldo, información y capacitación para mantener su integridad psíquica y física a lo largo de los años y así no disminuir su habilidad y capacidad para trabajar y vivir adecuadamente”, expresó el médico.