Este jueves 23 de agOsto, una trabajadora murió en la planta procesadora de salmones de la empresa pesquera Camanchaca en Tomé. Sindy Romina Araneda Alarcón, de 28 años falleció en horas de la mañana atrapada en una cadena transportadora. Este nuevo accidente vuelve a poner en foco las condiciones de seguridad y precariedad en las que operan las industrias extractivas y comercializadoras de productos marinos.
El pasado jueves se produjo el accidente laboral donde perdió la vida Sindy Romina Araneda Alarcón de 28 años en las dependencias de la industria Camanchaca en el sector California de la comuna de Tomé. Según informó Carabineros a Radio Aguamarina de la comuna “Al llegar nos entrevistamos con personal de SAMU prestaron los primeros auxilios a la víctima de sexo femenino quien se desempeñaba en sección montaje de cajas de la pesquera. Por motivos que se investigan sufrió un accidente falleciendo en el lugar”
Según señaló la teniente Madelyn Guzmán de Labocar “ella desempeñaba labores de transporte de cajas, que estaban armadas y colocaba en una cinta, que es una cadena metálica que se desplazaba. Lamentablemente se enganchó con su brazo derecho entre uno de los piñones, quedando aprisionada también con su cuello en el mecanismo”
En distintos medios se ha apuntado a que Sindy se trabajaba hace pocos meses en las instalaciones y que se encontraba realizando su labores sola en las dependencias. Instituciones estarían trabajando para obtener más información y establecer responsabilidades.
Por su parte, la empresa había señalado en un comunicado que “Las autoridades competentes ya fueron informadas de acuerdo a los procedimientos y actualmente están trabajando, con plena colaboración de la compañía, para determinar las causas de este este lamentable hecho”
Según indicó Radio Agua Marina, Sindy era oriunda de Rafael y era madre de un niño pequeño. También era aspirante de la Segunda Compañía de Bomberos de Tomé. Sus funerales se realizaron el pasado sábado.
Camanchaca y la precariedad laboral
Al frente del negocio se encuentra la familia Stengel, ligada a Camanchaca y Pesca Sur sindicados por ser una de esas familias llamadas “los dueños del mar chileno” luego de la aprobación de la cuestionada Ley de Pesca o “Ley Longueira” de 2012.
Un trabajador entrevistado en 2016 afirmó que de la totalidad de los trabajadores de Camanchaca apenas un 20-30% se encuentran con contrato indefinido. El 70% restante (o más) sólo son contratados por faena. En términos salariales, el sueldo base de esta enorme mayoría de trabajadores eventuales se limita al mínimo legal con sus descuentos correspondientes, señala el ex trabajador de Camanchaca. Al igual que hace 10 años, se trabaja “a destajo” por un bono de producción que dignifique el escuálido monto del salario mínimo nacional. Agrega además, que el régimen “por producción” incentiva el sobresfuerzo laboral, por lo que las enfermedades musculo-esqueléticas asociadas a la repetitiva actividad manual están a la orden del día, no así las licencias médicas o las jubilaciones por invalidez.
Estimaciones anteriores del año 2010 situaban los suelos excesivamente bajos de esta industria, donde el 80% de los trabajadores recibía menos de 200.000 pesos; presentaba alta variabilidad de las remuneraciones dependiendo de bonos de producción; alta subcontratación asociada a precariedad, desprotección y trato discriminatorio; más de la mitad de los trabajadores y una gran parte carece de seguro de invalidez; malas condiciones de higiene y seguridad, evaluadas por los propios trabajadores; alta accidentabilidad y enfermedades asociadas a su trabajo; elevado nivel de incumplimiento de derechos de la mujer, entre otras.
Según recopiló recientemente la ONG Ecoceanos, al menos 17 personas han perdido la vida en sus puestos de trabajo en la industria exportadora de salmones desde noviembre de 2016 hasta la fecha.