Las alarmas de la caldera del laboratorio Apolo estaban anuladas

Hoy se concretará la audiencia imputativa del jefe de mantenimiento de la planta productora de sueros que funcionaba en barrio Tablada.

La fiscalía acusará formalmente esta mañana al jefe de mantenimiento del laboratorio Apolo por la explosión que hace un año y medio sacudió al barrio Tablada. Cuando la caldera voló por el aire, durante la madrugada del 27 de junio de 2016, en la planta que elaboraba suero fisiológico no había personal capacitado para la operación de estos aparatos de presión y los operarios que trabajaban al momento del siniestro no pudieron advertir fallas porque las alarmas estaban anuladas.

La explosión de la caldera del laboratorio de Alem 2967 dejó a cinco personas heridas, una de ellas con quemaduras en más de la mitad del cuerpo, y dos propiedades convertidas en escombros.

La investigación del siniestro está caratulada como de estrago culposo agravado. La hipótesis de la fiscalía es que la explosión se produjo por un «descuido humano» de las normas de seguridad que deben seguirse en las plantas industriales que cuentan con calderas o instrumentos de presión.

De acuerdo a los resultados de la última pericia realizada sobre la caldera siniestrada y sus instrumentos de control, a los que accedió La Capital, el siniestro no fue producto de la desgracia. Sino una serie de severas transgresiones a las normas de seguridad que demanda el funcionamiento del aparato.

El informe está fechado en noviembre del año pasado y advierte sobre dos situaciones como principales desencadenantes del siniestro.

Según destaca, durante la madrugada en que se produjo la explosión en la planta no había foguistas para operar la caldera y tampoco ausencia de alarmas que dieran cuenta del desperfecto.

Al momento de analizar las causas de la explosión, el trabajo señala que, por normativa, ninguna caldera puede ser puesta en funcionamiento y mantenida en presión sin la presencia de personal calificado. «Es posible que la caldera diera indicios de su mal funcionamiento y que el personal habilitado o idóneo lo solucionara o apagara el fuego», sostiene el informe.

Sumado a esto, el informe da cuenta de que las alarmas estaban desconectadas. «Sin personal calificado o idóneo ni alarma no había indicios de la anormalidad a los ojos de personas no calificadas para el manejo de caldera, lo que tornó al siniestro totalmente repentino», concluye.

«Es posible que la caldera diera indicios de su mal funcionamiento y que el personal lo solucionara»

Deber de cuidado

Para los fiscales, el accidente se produce porque se violó el deber de cuidado exigido para poner en funcionamiento la caldera, por eso la acusación apunta al jefe de mantenimiento del laboratorio, la persona encargada de «velar» por el estado del aparato.

Al empleado de la fábrica de sueros se le imputará hoy el delito de estrago culposo agravado y lesiones graves culposas (es decir, cometidas por una acción negligente), considerándolo responsable de los daños materiales causados en el laboratorio y en los domicilios linderos, y lesiones graves a cinco personas.

Entre ellas, Juan Carlos Sánchez, un colectivero de la Semtur que sufrió múltiples fracturas por la caída de escombros sobre el cuerpo y quemaduras en piernas y brazos ocasionadas por vapor de agua.

La imputación al jefe de mantenimiento de la fábrica estaba prevista para el 14 de febrero. No obstante, debió suspenderse por un error en la notificación del acusado, que no fue convocado para participar de la audiencia.

La explosión ocurrida en el laboratorio movilizó a los vecinos del barrio Tablada, que desde hace tiempo denunciaban irregularidades en su funcionamiento. También puso en cuestión los permisos para que una planta fabril se estableciera en ese lugar y una oscura trama de negocios que se tejieron desde el laboratorio, de la que fueron advertidos la Justicia Federal y la Unidad de Información Financiera (UIF).

A un mes y medio de la explosión del laboratorio, uno de sus accionistas anunció la apertura de una fábrica similar en Ramallo para producir también suero fisiológico. En agosto pasado, la justicia provincial decretó la quiebra de Apolo.

Fuente: www.lacapital.com.ar

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