Ocurrió en un local de Dorrego al 800. Se produjeron daños en viviendas linderas y comercios de la zona. Dos personas que estaban en el lugar sufrieron lesiones leves
La destrucción fue total en la parte posterior de la tintorería, según se pudo ver desde la ventana de un comercio lindero. (Foto: H. Rio)
«Fue una bomba, tembló todo». La descripción de quienes ayer por la mañana estaban en la cuadra de Dorrego al 800 fue unánime. Apenas habían pasado las 9.30, cuando la caldera de una tintorería y lavandería explotó, hizo colapsar casi por completo la parte trasera del local, provocó roturas de vidrios y fisuras en las viviendas linderas y su onda expansiva llegó a los ventanales de un edificio ubicado a 50 metros y a otros comercios de la zona. Dos personas que estaban en el lugar sufrieron lesiones leves y sólo un joven de 20 años tuvo que ser trasladado por el Sies al hospital Provincial. La Empresa Provincial de la Energía (EPE) confirmó que el artefacto que trabaja a presión «estaba debidamente inscripto» (ver aparte) y, tras la inspección de rigor, los ingenieros de la Dirección de Obras Particulares municipal concluyeron que no existía «riesgo de derrumbe».
La tintorería y lavandería Oroño funciona en Dorrego 867 y, según los vecinos, dos personas trabajan en el local. Pero, cuando transcurría la mañana, la caldera del local explotó y estremeció a las construcciones linderas. El estallido se escuchó a varias cuadras a la redonda.
«Se sintió a dos cuadras, algo impresionante. Pensé que era una manifestación», relató Carlos, un vecino. Eleonora, quien vive en la casa lindera (Dorrego 863), afirmó: «Tembló todo, explotaron los vidrios y las paredes están todas rajadas, sobre todo en la cocina».
El relato de Georgina, dueña del local de ropa Anémona (también pegado a la tintorería), es similar. «Estaba con una clienta y, por el estruendo, las dos tuvimos el instinto de agacharnos. Cuando nos levantamos, vimos salir humo del lugar de la estampida», contó, mientras mostraba las ventanas ya sin vidrios y algunas rajaduras en las paredes.
Si bien no abundó en hipótesis, el jefe del Servicio Operativo de Bomberos, César Colombo, explicó que «fue una explosión de una caldera de medianas dimensiones que provocó el colapso del techo del lugar». Y destacó que «las dos personas que estaban en el lugar no quedaron atrapadas y salieron por sus propios medios».
El estallido provocó el colapso del 80 por cierto del techo del local y reventó los vidrios del frente. Las lesiones de los empleados fueron leves y sólo uno de ellos, de 22 años, fue llevado al Provincial con una contusión en el hombro izquierdo y una posible fractura en una de las muñecas.
Luego, los ingenieros de Obras Particulares inspeccionaron los daños y evaluaron los riesgos de las estructuras luego del estallido.
Carlos Hyon indicó: «La destrucción fue total en la parte trasera del local, donde estaba funcionando la caldera. La explosión hizo desplomar el 80 por ciento del techo, un desastre, en un techo antiguo de bovedilla de ladrillos».
El especialista aseguró que «no existe peligro de derrumbe». E indicó que «los titulares del local deberán retirar los escombros y un remanente del techo que quedó en la parte trasera».
Acerca de las viviendas linderas, Hyon explicó que «una tiene daños en la medianera y algunas fisuras, pero no de gravedad, y del otro lado sólo explotaron vidrios y las grietas son leves y tampoco representan un riesgo».
Pero la onda expansiva fue más allá: en el edificio de Dorrego 890, ubicado casi sobre Rioja y de la vereda de enfrente, reventaron todos los vidrios. Incluso, fueron dañados los ventanales de algunos departamentos.
Ahora se aguarda el informe de Bomberos para determinar las causas del hecho.