Un trabajador de Tecnalia coloca un prototipo del dispositivo Lumbia a un maniquí. | Araba Press
Una llamada en la puerta de la consulta del médico. –¿Qué le sucede? –Tengo lumbago.
Ante esta situación, tan típica en dependencias sanitarias, al facultativo no le queda otro remedio que creer a su paciente, asumir que su dolor muscular en la espalda es cierto y recetarle antiinflatorios o fisioterapia. Un problema que, pese a los inmensos y numerosos avances científicos en las últimas décadas, nadie había podido solucionar. Lumbia es un dispositivo que aspira a llenar ese gigantesco hueco de mercado. Mediante electromiografía, este producto ideado por Tecnalia permite detectar qué músculo de la espalda es el que dañado y dotar a los sanitarios de información útil para recetar el mejor tratamiento médico posible. En el futuro, también avisará al usuario cuando su postura sea perjudicial para la salud. De paso, sirve para detectar fraudes.
«Lumbia es un dispositivo implantable y no invasivo. Consta de una serie de sensores y actuadores que se colocan en la espalda a modo de parches, como electrodos de un electrocardiograma. Este sistema se encarga de monitorizar los músculos más importantes que tenemos en la espalda y de determinar si el funcionamiento y la postura de estos músculos es correcta o no. Esto se hace por electromiografía, la técnica consistente captar las señales eléctricas, en este caso de cada uno de los músculos. Esas señales eléctricas, por vía inalámbrica, se traslada al médico, que en un ordenador tiene todas las herramientas y el software para analizar los datos, conocer las causas de la dolencia, saber qué músculo es el afectado y recetar el tratamiento específico sobre esa parte afectada», resume Ignacio Manzanares, director de Salud de Tecnalia.
Este proyecto comenzó en una fase muy temprana en el año 2009 y, tras muchas investigaciones durante cuatro años con un equipo rotatorio de entre tres y cuatro investigadores, ya tienen un prototipo precomercial, que es el que se muestra en la fotografía que ilustra este reportaje. La faja no tiene ninguna función terapéutica, simplemente sirve de soporte para los electrodos que forman parte del sistema de Lumbia. En el prototipo comercial, está previsto que desaparezca la caja y pasen a sujetarse con un pequeño cinturón, ya que la empresa que posee la licencia ha logrado reducir el tamaño de los electrodos, «como canicas pequeñas», y de los cajetines que los sostienen.
Manzanares explica que, si bien la lumbalgia no suele ser una enfermedad grave, sanitariamente es un «problemón», ya que muchas bajas laborales se deben a esta causa y no existe una terapia efectiva para paliarla. «A veces se receta rehabilitación, otras antiinflamatorios, pero le riesgo de recaída es muy alto», añade el director de Salud de Tecnalia.
Lumbia recoge los datos del funcionamiento de cada uno de los músculos de la espalda y los transfiere, vía inalámbrica, a un ordenador –en el futuro podrá utilizarse una tablet–, sea el del médico o el del usuario que lo lleva. «Una vez que el médico comprueba que el dolor existe y dónde se produce, la fisioterapia puede ser más específica. A veces, te dan microondas o corrientes y te las dan un poco a lo loco, en mitad de la espalda y ya está. Con Lumbia, la terapia puede estar más dirigida. Los quiroprácticos también pueden tener necesidad de esto. En recetar medicamentos no se producen ventajas, es el único caso, porque los fármacos hacen efecto en todo el cuerpo», comenta Manzanares.
Lumbia tiene además un sistema de alarma, que advierte al médico de las malas posturas del paciente en cuestión. Eso en su primera versión –que está desarrollando la empresa italiana BTS, experta en electromiografía–, ya que en la segunda etapa, más enfocada a usuario final que a profesionales sanitarios, el aviso será instantáneo. El director de Salud de Tecnalia que, «en una versión más avanzada, la intención es que la gente lo pueda llevar por la calle o en casa y que sea más simple, con avisos de malas posiciones de la espalda. La posición ideal depende de cada cuál, hay gente con musculatura más robusta, que soporta más movimientos bruscos».
Utilidad contra el fraude
Aunque no es su pretensión principal, Lumbia tiene una gran utilidad en la detección de falsas lumbalgias. Como es un problema que hasta ahora no tenía un sistema de detección fiable, muchas personas se amparaban en él para justificar una baja laboral. Lumbia puede acabar, a medio plazo, con el fraude que supone este tipo de prácticas. «Al menos a nivel muscular, Lumbia es capaz de medir si una persona está fingiendo una lumbalgia. Pero es cierto que algunos dolores no tienen un origen muscular, no son lumbalgias. Si tienes un problema en la médula o de tipo neuronal, puedes tener dolores sin problema muscular, ahí no entra Lumbia. En muchas falsas bajas laborales, el dolor de espalda es lo más socorrido y el médico no tiene herramientas para determinar si el dolor es muscular o no. Ahí los médicos están perdidos, porque sólo tienen la palabra del paciente diciendo que les duele. No existen mecanismos de detección, por eso entendemos que tiene utilidad enorme y estamos recibiendo grandes muestras de entusiasmo por parte de especialistas, porque cubre un gap que no existe ahora mismo. Lo ven como un bombazo», comenta con entusiasmo Ignacio Manzanares.
En primera instancia, la previsión es que cada unidad de Lumbia cueste varios miles de euros, ya que se trata de un producto muy específico para profesionales de la salud. Cuando logren que este dispositivo haya penetrado en el mercado, se pondrán manos a la obra para diseñar una variable destinada al usuario final, cuyo precio, según Manzanares, no sería superior a mil euros en ningún caso.