Japón aplica la tecnología para inmunizarse contra los accidentes laborales

Evitar los accidentes es una obsesión en el Japón adicto al trabajo, donde los cascos y las señales luminosas son tan habituales como escasas las muertes laborales, lo que convierte al país en uno de los más seguros del mundo en el ámbito profesional.

Japón, donde cerca del 30 por ciento de los trabajadores pasan más de 50 horas semanales en su empresa, donde se reconoce la muerte por agotamiento laboral (llamada Karoshi) y las huelgas pueden suponer un aumento de la productividad, sólo dos de cada 1.000 empleados sufre percances en el trabajo.

La construcción, el sector más mortífero de Japón con más de un tercio de los fallecidos anualmente en accidentes laborales, centra la atención de los investigadores nipones.

Actualmente, en JNIOSH se evalúan nuevos dispositivos para evitar las caídas al vacío, como un arnés de cuerpo completo y un cinturón con un sistema de dos cuerdas y un airbag, que pronto podrían incorporarse al vestuario de albañiles y peones de obra.

En 2006 se produjeron en Japón 121.378 accidentes laborales que supusieron 1.472 fallecimientos, cifras elevadas en términos absolutos, pero menores si se tiene en cuenta la población activa del país, más de 43.500.000 de personas, según el Ministerio de Trabajo nipón.

Ese mismo año, en España, con 15,5 millones de trabajadores, se registraron 934.743 siniestros en horario laboral en los que 966 empleados perdieron la vida, lo que situó su tasa de siniestralidad en el 6 por ciento, según datos del Ministerio de Trabajo español.

Obviamente, las cifras niponas son también muy inferiores a las de países como Brasil, Argentina, Chile o México, donde muchos profesionales no forman parte de las estadísticas al no estar inscritos en los registros estatales, y los estándares de seguridad laborales tienden a ser inferiores a los europeos o al nipón.

Pero también son mucho menores que las de EE.UU, primera economía del mundo, donde el año pasado tres de cada cien empleados sufrió un accidente de trabajo.

Los japoneses se han propuesto terminar con esta lacra y basta con darse un paseo por Tokio para comprobar el sinfín de medidas de seguridad que acompañan a cualquier obra.

Operarios vestidos de uniforme con corbata, y equipados con cascos, chalecos reflectantes, guantes, silbato y botas, armados con una linterna que imita a las espadas láser de la famosa saga cinematográfica ‘La Guerra de las Galaxias’, constituyen un ejército luminoso cuya misión es impedir que nadie sufra daños.

Estas fuerzas especiales contra el riesgo laboral cuentan además con un despliegue de medios técnicos para mejorar su eficacia.

Hileras de conos unidos entre sí que brillan en la oscuridad, vallas que franquean el perímetro de obras sobre las que se instalan jardineras, numerosos carteles informativos y flechas, muchas flechas, forman parte del decorado.

Incluso existe una versión mecánica con la silueta de un ser humano que alerta a los conductores de la existencia de trabajos en la calzada.

Estos son meros ejemplos de la conciencia de las empresas y el Gobierno nipón por evitar los percances laborales hasta reducirlos al mínimo.

‘Estamos concentrando nuestros esfuerzos en establecer un ambiente laboral libre de accidentes y esperamos lograrlo en el futuro próximo’, dijo a Efe Hajime Tomita, investigador del Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional de Japón (JNIOSH, en inglés).

En este país asiático existen, al menos, cuatro instituciones además de JNIOSH que se dedican a estudiar y proponer soluciones para evitar desgracias en las horas de trabajo.

Una de ellas es el Centro de Información Avanzada sobre Seguridad y Salud (JAISH, en inglés), que dispone de un museo y un cine en tres dimensiones que exhiben fotos y vídeos sobre accidentes laborales para ayudar a mentalizar a los empleados de los peligros que corren.

‘Para prevenir comportamientos inseguros, es esencial que los propios trabajadores reconozcan de forma voluntaria y autónoma las amenazas y decidan tomar medidas’, aseguró Kazumi Tabata, director del departamento Zero-Accident de la Asociación de Seguridad y Salud Industrial de Japón (JISHA, en inglés).

Fuente: http://actualidad.terra.es

ROBERTO ICAZATI – CONSULTOR DE SEGUROS. Desde hace 17 años se dedica a la actividad. Su experiencia le posibilitó asesorar a varias compañías mineras y empresas proveedoras de servicios para la actividad.

-En cuanto a los seguros que cubren al personal de las mineras, ¿el valor difiere del que pagan las empresas ligadas a otras actividades, por el nivel de riesgo en las tareas que desempeñan?

-Según el personal, los seguros pueden ser de vida y de accidente de trabajo. El primero tiene un costo fijo por persona, mientras que el segundo sí tiene un valor directamente relacionado con la actividad, según el riesgo que ésta implique. Una actividad considerada de mayor riesgo implica un mayor costo. Por otro lado, la principal consecuencia de la minería con respecto al accidente de trabajo es que algunas aseguradoras no brindan la cobertura a las personas que trabajan en los proyectos. Esa sería una diferencia entre la minería y otras actividades.

-¿Por qué?

-Porque sostienen que hay estudios que dicen que la dureza del clima y del ambiente inciden en la salud del trabajador.

-¿Cuánto más caro es el seguro de accidente de trabajo que cubre a un minero con respecto al que se contrata para un empleado que trabaja en otra actividad?

-En la minería, en términos generales, el seguro por accidentes es un 40% más caro. De todas maneras, muchas ART lo toman al seguro, salvo casos particulares que no están dispuestos a asumir ese riesgo.

-¿Cree que las condiciones de trabajo del minero son más duras que las del empleado que permanece en la ciudad?

-En términos generales, antes era más duro trabajar en la montaña. Ahora hay tantas comodidades que, personalmente, creo que debe ser lo mismo que trabajar acá.

-¿Cuáles son los siniestros más frecuentes que ocurren en la actividad?

-Por experiencia, históricamente siempre han sido los relacionados con el automotor. Antes los caminos eran muy difíciles de transitar porque eran muy angostos, por lo que los carretones o camiones no podían pasar fácilmente. Hubo muchos accidentes en camionetas… En esos casos se podía responsabilizar al conductor o a las condiciones del camino. En cambio ahora, tiene que ver con cuestiones conductivas. Hay caminos buenos y amplios, los vehículos pueden andar más rápido, pero por ahí el exceso de confianza es lo que genera algunas alteraciones.

-¿Hay menos siniestros que antes?

-Sí, muchos menos.

-Un beneficio para el mercado asegurador.

-Desde ya. Las mineras imponen tantas exigencias en cuanto a la seguridad que todo el mundo debe tener un poco más de cuidado. El accidente no sólo afecta al damnificado, sino que también al proyecto, a la minera, al contratista, a la aseguradora.

-En este sentido, ¿la minería es más exigente que otras industrias?

-Mucho más. Creo que tiene que ver con los requerimientos de las propias mineras propietarias de los proyectos. Ellas exigen un nivel de seguridad importante y eso es trasladado en cadena hacia los subcontratistas. Todos deben cumplir con ciertos cánones de seguridad que en otras actividades no se ven.

-¿Esto está relacionado con que las compañías son firmas extranjeras?

-Tiene que ver con que son de una cultura distinta. Nuestra sociedad, históricamente, no tiene una cultura aseguradora. Es imposible imaginar que en Estados Unidos alguien no tenga su seguro de vida, de retiro, que no tenga protegidos sus bienes.

También es cierto que allá hay mucha más estabilidad con respecto a las aseguradoras.

-Desde hace más de 15 años usted tiene experiencia con los seguros mineros. ¿La contratación de éstos ha diferido en algún aspecto desde aquel momento, con respecto al despegue de la actividad que se produjo recientemente en la provincia?

-Sí, muchísimo. Básicamente, el volumen. Hace 15 años había pocas mineras que exploraban. Ahora tenemos un movimiento sorprendente por el crecimiento de la minería. El desarrollo de la actividad aseguradora con respecto a la minería ha crecido muchísimo.

-Más allá de que el mercado asegurador creció con la actividad, ¿los empresarios sanjuaninos de la industria contratan seguros por exigencia o porque han tomado conciencia?

-Creo que sí han tomado conciencia. Para llevarlo a un ejemplo concreto, cuando crece la actividad, consecuentemente hay más gente que trabaja y por lo tanto hay más posibilidades de que ocurran siniestros. De hecho, han sucedido accidentes con grandes máquinas cargadoras o grúas. Hace unos años eso era más curioso que ahora. El hecho de que actualmente ocurran estos incidentes es porque hay muchas más maquinarias afectadas por la actividad. Por eso, al haber ocurrido siniestros, se ha tomado conciencia de que las cosas pasan.

-En medio de polémicas generadas por ambientalistas y políticos, ¿la actividad minera tiene que contratar seguros por daño ambiental?

-No pueden contratar seguros contra daños del medio ambiente porque nadie los vende. La Ley General del Ambiente exige en su artículo 22 la contratación de un seguro para todas las actividades que puedan significar un daño ecológico o riesgo al medio ambiente. Pero eso no es posible porque no hay oferta en el mercado.

-¿O sea que esto se permite legalmente, está avalado por la ley ante esta imposibilidad que existe en el mercado?

-Bueno, es una cuestión de orden jurídico. No me pueden obligar a acatar algo que es de cumplimiento imposible. Por lo tanto, existe algún error conceptual o falta reglamentación, como yo entiendo que es en este caso. La Ley General del Ambiente establece que se debe contratar un seguro, pero no dice cómo, cuál, con qué límites. Ninguna compañía va a exponerse a esos riesgos si no están las reglas claras.

-¿Las mineras contratan los mismos seguros que antes?

-Antes no era muy común contratar los seguros de responsabilidad civil, ya que eran específicos para algunas actividades. Se vendía, tal vez, como un componente más de lo integral. Ahora, toda actividad que se relaciona con la minería, necesariamente tiene agregado un seguro de este tipo.

LAURA VIDELA

Fuente: www.diariodecuyo.com.ar

Alertan sobre productos eléctricos sin certificación de calidad

Buenos Aires- La Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (Cadieel) advirtió hoy sobre la existencia en el mercado de productos que no cumplen con la certificación correspondiente, y reclamó a los organismos de contralor que tomen medidas al respecto.

A través de un comunicado, Cadieel manifestó su â??profunda preocupación por la fabricación, importación y comercialización de productos eléctricos que no cumplen con la resolución 92/98 de seguridad eléctricaâ??.

â??Esta situación es un riesgo para los consumidores porque los dispositivos que adquieren pueden fallar poniendo en riesgo la vida y los bienes de las personas, por lo que reclama que los organismos de contralor se hagan eco de las reiteradas denunciasâ??, indicó la entidad.

La resolución 92/98 obliga a fabricantes e importadores a certificar sus productos, indicando que cumplen totalmente con la norma específica en sus detalles constructivos y con los ensayos requeridos. Es la norma que garantiza su funcionamiento y que su uso es seguro.

â??Nos preocupa que se permita la comercialización de estos productos que no resisten ningún ensayo o que no cuentan con las certificaciones pertinentesâ??, sostuvo el presidente de Cadieel, Ramiro Prodan.

Advirtió que â??esto es un peligro y una estafa para los consumidoresâ??, y consideró que â??los organismos de contralor deben pasar de las palabras a los hechos y tomar cartas en el asuntoâ??.

En inspecciones realizadas por la Cámara, se determinó que se comercializan tanto en comercios minoristas como en grandes superficies, productos con irregularidades.

En todos los casos las denuncias fueron acompañadas de los productos defectuosos, sus facturas de compra y los ensayos de calidad que demostraban el riesgo de estos elementos.

Además, la entidad subrayó que â??en ocasiones se presentan a inspección productos que están en regla para poder conseguir la certificación, pero que luego son importados productos con prestaciones inferiores e inseguros para el usuarioâ??.

De acuerdo a las denuncias, existe un uso inapropiado del sello de producto seguro, â??una práctica que de prosperar hará que esta herramienta de orientación al consumidor pierda su credibilidad y su eficaciaâ??.

También alertó sobre la comercialización de productos ilegales como los adaptadores y tomacorrientes de dos pernos redondos que están expresamente prohibidos.

Según datos de la Superintendencia de Bomberos de la Policía Federal, 40 por ciento de los incendios producidos en 2006 en la ciudad de Buenos Aires tuvieron su origen en desperfectos eléctricos. (DyN)

Fuente: www.lacapital.com.ar

Ir borracho a trabajar no es una causa para el despido

Así lo estableció un polémico fallo que favoreció a un empleado de un polígono de tiro de Rosario. La justicia laboral condenó a la empresa a pagar una abultada indemnización.

Así lo decidió la Justicia laboral de Rosario y el polígono de tiro donde trabajaba el empleado deberá pagar una abultada suma de dinero para resarcirlo por haberlo despedido sin causa justa y sin las pruebas suficientes que comprobaran el estado de ebriedad con el que supuestamente iba a trabajar.

O.R.P, el empleado despedido, se desempeñaba como encargado del polígono de la Sociedad Tiro Suizo de Rosario y sus tareas eran la venta de municiones, el alquiler de armas y hasta la verificación de la tarjeta de identificación de los tiradores, según publica hoy un matutino porteño.

En agosto de 2003 lo despidieron. Hacía tres años que prestaba servicios, pero lo echaron advirtiéndole que cometía â??reiteradas faltas gravesâ??, entre ellas, que se presentaba con â??aliento alcohólicoâ?? y que a veces se dormía. Pero esas causas no alcanzaron para que la jueza le diera la razón al polígono.

Según la magistrada, para despedirlo tendrían que haber comprobado el estado de embriaguez ya que ella entiende que â??es una valoración subjetiva por parte de quien la percibeâ??. Destacó también que la anomalía del trabajador debe ser notoria y perjudicial, algo que no podía comprobarse.

No es la primera vez

En febrero de 2006 hubo otro caso similar, de un mozo que trabajaba en un restaurante de Puerto Madero especializado en pastas y pescados. El hombre tenía la mala costumbre, que devino en enfermedad, de tomarse alguna copa de más en su horario de trabajo.

Hasta que la empresa decidió despedirlo, en 2003, al considerar que estaba en estado de ebriedad durante el horario de trabajo y que ello, además, provocaba inasistencias. Pero la Justicia también consideró que no se trataba de una causa justa para realizar el despido.

Es que la ley advierte que en el caso de comprobarse la embriaguez de un empleado no es justificativo de despido, ya que se entiende a la misma como una enfermedad a tratar y no como un incumplimiento laboral.

Fuente: www.infobae.com

Sólo cuatro empresas contratan discapacitados en Rosario

Tener una discapacidad vuelve, obviamente, más dura la vida. Y uno de los problemas básicos con que se topan las personas en esa situación es conseguir trabajo. Hay excepciones: a partir de incentivos del Estado y de la lucha de organizaciones no gubernamentales, unas pocas empresas ya contratan a gente con alguna discapacidad. En Rosario, por ejemplo, lo hacen Falabella, Mc Donaldâ??s, Accenture y en unos días más Briket, aunque entre todas no suman más de 14 empleados.


Susana trabaja en Mc Donald’s

– Además, en la zona existen cuatro talleres protegidos que, con una modalidad distinta y gracias a ayuda estatal, logran incorporar a la producción a 118 personas. Números muy bajos, para una población de números muy altos.
– Según datos de la Encuesta de Discapacidad que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) realizó en el 2004 â?? primera de su tipo en el país y única en América latina â?? existen en Argentina 2.176.123 personas que tienen algún tipo de discapacidad, lo que representa el 7,1 por ciento del total.
– Si se proyecta ese porcentaje sobre la población de Rosario, se desprende que más de 70 mil personas se encuentran en esa situación, el 48,5 por ciento de las cuales (más de 30 mil) tiene entre 15 y 65 años, la etapa laboralmente activa.

Protección y competencia

Para entender el panorama, es necesario distinguir entre lo que es el trabajo protegido y el mercado laboral competitivo.

– El trabajo protegido busca insertar en la producción a adultos y jóvenes que, por su tipo de discapacidad (o por las experiencias de tratamiento que han recibido), no logran ingresar al mercado formal.
– Participan de talleres protegidos que pueden producir bienes dentro de una institución (como en el taller Protegido Rosario, que depende de Dinad, y el Nazareth, que fabrica las pastas Benfatti) o en empresas que tercerizan una línea de producción (como otro taller de Villa Gobernador Gálvez, que arma juegos de aros de pistón para Mahle SA, ex Dana). Hay otro en San Lorenzo, que incursiona con Cargill.
– Siempre se trata de experiencias en ámbitos protegidos, que hacen eje en la integración social no competitiva. A cada uno este año la provincia le otorgó 70 mil pesos.
– Rosario cuenta, además, con el programa de pasantías de la Fundación de la Cuenca, que a través del grupo empresario Unidos AFJP ofrece un â??ensambleâ?? entre el último tramo de la escolaridad especial y el ámbito laboral. El objetivo, explicó la terapista ocupacional Natacha Duks, â??tiende a una posterior incorporación al mercado laboralâ??. La fundación trabaja con entre 12 y 15 pasantes.

Beneficios impositivos

El desafío es que las personas con alguna discapacidad consigan un empleo efectivo. Es decir, que puedan cumplir tareas, cobrar un sueldo, respetar un horario y demostrar, más allá de una discapacidad, de qué sí son capaces.

– Para llegar a ese objetivo, es imprescindible que el privado responda. El Ministerio de Trabajo de la Nación tiene programas de inserción laboral para personas con discapacidad que otorgan beneficios impositivos. En uno de ellos, durante los primeros 9 meses los contratados reciben 150 pesos como parte del salario a cargo del gobierno y no del empleador.
– En la oficina de empleo que funciona en la Dirección Municipal para Personas con Discapacidad, tienen una base de datos con 470 postulantes. La repartición intenta que las empresas adhieran al programa. Pero ni municipio ni provincia cumplen con la ley que los obliga a tener un 4 por ciento de los planteles de empleados cubiertos por gente con discapacidades (ver página 4).
– Por el contrario, hay firmas (la mayoría multinacionales) que hace años vienen ofreciendo â??empleo con apoyoâ?? a personas discapacitadas bajo estándares de â??responsabilidad corporativaâ?? y â??empresas comprometidasâ??. En Rosario son Mc Donaldâ??s, Falabella y Accenture. Repsol YPF lo hizo por dos años y ahora se sumará Briket.
– También hay otros negocios que, frecuentemente sensibilizados con la problemática por relaciones de parentesco o amistad, ofrecen trabajo a discapacitados.

Silvina Dezorzi – Silvia Carafa / La Capital

Fuente: www.lacapital.com.ar