RIO CUARTO, (NA). – La investigación que se realizaba en la Universidad Nacional de Río Cuarto, al momento de la trágica explosión que ya dejó dos muertos era financiada por una empresa argentina con capitales belgas, que les proveía los materiales necesarios, entre ellos el hexano, la sustancia detonante.
A días de la tragedia en la planta piloto de Ingeniería de la UNRC, Carlos Juni, presidente de la firma De Smet SAIC, reveló datos salientes de la relación entre ambos organismos. De Smet es la principal proveedora nacional de todas las industrias aceiteras y de biodiésel de la Argentina y trabaja desde hace al menos diez años con la Universidad.
«Nuestra empresa se dedica a la construcción de plantas de extracción de aceites y la Universidad de Río Cuarto es la institución académica más importante, holgadamente, con reconocimiento internacional en materia de oleaginosas», explicó Juni. El directivo indicó que el miércoles pasado, los investigadores se encontraban realizando una serie de «ensayos que tenían por objeto mejorar la eficiencia de los procesos de extracción de aceites». Sin embargo, Juni aclaró que la empresa y la Fundación de la Universidad no tenían «ningún acuerdo» firmado, a pesar de que existían varios borradores, por lo que «se empezó a trabajar como muchas veces sucede en estos casos en que los procedimientos internos son más burocráticos y no acompañan los tiempos de los investigadores», dijo.
Para la realización del proyecto, la empresa envió alrededor de 13 tambores cargados de hexano, uno de los cuales tuvo una pérdida y ocasionó la explosión, que por ahora dejó dos muertos.
Investigación
La Justicia federal logró determinar la ruta que realizó la peligrosa sustancia hexano, por lo que ahora deberá establecer si hubo negligencia por parte de los investigadores en el manejo del tambor que provocó la pérdida y posterior explosión en la Universidad de Río Cuarto.
Según fuentes de la pesquisa, ya se sabe quién compró el hexano, qué empresa lo proveyó, cómo llegó a Río Cuarto y desde cuándo estaba instalado en la planta piloto de Ingeniería donde ocurrió la tragedia.
En el Rectorado no hay información oficial sobre el solvente ni sobre la investigación porque el trabajo con la empresa De Smet no había sido oficializado, estando la investigación a cargo del Ing. Miguel Mattea.
«La compra de hexano no es delito, adquirirlo y llevarlo no es delito. El tema es si se trabajó con ese solvente en lugares que no corresponden», explicó Carlos Ochoa, secretario penal del Juzgado Federal. Según el diario riocuartense El Puntal, el problema está en tratar de establecer cómo se dio la manipulación del hexano, si se trabajó con las normas de seguridad establecidas y si la Universidad tenía una planta acondicionada para almacenar 2.600 litros de la sustancia explosiva.
Fuente: www.laopinion-rafaela.com.ar
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