A 16 meses del derrumbe en una obra en construcción de Santiago y Urquiza, que provocó la muerte de dos operarios y otros cinco heridos, la Justicia llamó a indagatoria a dos arquitectos, dos ingenieros, un constructor y dos inspectores del Ministerio de Trabajo. Todos ellos deberán brindar explicaciones del accidente. Las pericias habrían determinado que se utilizaron técnicas de apuntalamiento que están por fuera de las normas.
La tragedia que se desató en la obra de Santiago y Urquiza permanece hasta hoy como uno de los emblemas de los accidentes en las construcciones, que el año pasado se cobraron al menos diez vidas.
Los resultados más llamativos de las pericias oficiales en torno a las causas del derrumbe indican que la obra en cuestión estaba apuntalada con un sistema prohibido por el Instituto de Higiene y Seguridad Laboral y que los profesionales de la construcción desaconsejan: tirantes de hierro y madera de poco espesor, apenas sujetados por el peso del encofrado.
Según los especialistas, ese sistema es riesgoso ya que genera una fuerza discontinua que cedió al ser recargada por el hormigón.
Explicaciones. Con estos elementos, el juzgado de Instrucción Nº 5, a cargo de María Luisa Pérez Vara, ordenó llamar a declaración indagatoria (se presupone algún grado de responsabilidad) a seis personas. Se trata de los arquitectos María Teresa Minucci y Diego Paoli, el constructor Martín Arce, los ingenieros Guillermo Sosa y Carlos Geremía, y los inspectores del Ministerio de Trabajo, Ana María Vitale y Enrique Suriñach. A todos ellos escuchará la jueza para conocer sus roles y responsabilidades en la obra.
Un dato alarmante es precisamente el de los controles. Un profesional a cargo de la construcción, presente al momento del accidente, dijo que los agentes de Trabajo habían realizado una inspección el día anterior.
En ese momento aparecieron indicios sobre ciertas anomalías que ahora el juzgado confirmó a través de las pericias y sobre las cuales se sustentaron las imputaciones.
Día trágico. El accidente ocurrió al mediodía del 15 de mayo de 2008. En la esquina de Santiago y Urquiza se levantaba un edificio de siete pisos (a cargo del fideicomiso Espisolcin SRL) donde trabajaban unos once operarios.
De repente, el encofrado cedió y arrastró toda la estructura que aplastó a tres operarios. Dos murieron en el acto y uno quedó herido de gravedad. Todos quedaron sepultados por una montaña de hierro, madera y cemento.
Las víctimas fatales fueron identificadas como Isael Ortigoza, de 20 años, y Héctor Jara, de 27. Un capataz de la obra explicó en ese momento que “llevaban hormigoneada media losa cuando un puntal aparentemente cedió”, y arrastró toda la estructura.
Fuente: www.lacapital.com.ar
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