Junto a un compañero de trabajo estaba colocando pastillas de fosfuro de aluminio en una celda de almacenamiento de granos.
Roberto José Poli jamás imaginó que el final estaba tan cerca; ni que llegaría de una forma casi inverosímil, tras un episodio tan fugaz como certero. Su entorno y sus afectos más cercanos tampoco pensaron que su vida se apagaría como un sarcasmo del destino, justo cuando había disparado sus planes para comenzar a gozar de su retiro. Al hombre le faltaban dos meses para jubilarse, luego de 30 años de servicio para Agricultores Federados Argentinos, cuando destapó el envase de Fos Kill —la marca comercial de un químico utilizado para controlar insectos en granos almacenados—, que liberó el gas que lo intoxicó y apagó su vida, luego de 23 días de agonía. Ver más