Muere una persona en explosión tanque

Siete sobrevivientes reciben atenciones en la Unidad de Quemados del Luis E. Aybar, pero el estado de la mayoría es grave.


Fuente de la Foto: www.listindiario.com.do

SD. Un hombre murió y otros siete resultaron con quemaduras graves al explosionar una manguera de un tanquero cargado de gas propano en San Cristóbal. Javier Vásquez falleció mientras recibía atenciones en el Darío Contreras.

El grupo recibió quemaduras en un 80% de la superficie corporal cuando intentaban trasegar gas licuado de petróleo de un camión tanquero a otro, en un solar baldío de la sección Hatillo, de San Cristóbal.

El hecho ocurrió cuando una de las tuberías estalló. Resultaron con lesiones Abida Arias, Juan Marte, Manuel Medina, Rafael Guillén, Carlos Arias, Orlando Arias y Fausto Vásquez. Tres son atendidos en la Unidad de Quemados del hospital Luis Eduardo Aybar y el resto en el Darío.

El doctor José Cuevas, quien tiene a su cargo el cuidado del grupo, dijo que su condición es grave con pronósticos reservados. La Policía investiga el accidente.

Adonis Santiago Díaz

Fuente: www.diariolibre.com

ACCIDENTE DE TRABAJO. Trabajador de altura. Caída al vacío. Muerte

«Coincido con el sentenciante en que la relación entre el consorcio de propietarios y Ortiz se gestó y desenvolvió en el ámbito del contrato de locación de obra y no en el de una relación laboral comprendida en el decreto 911/96. Lo cual no significa que Ortiz, en su carácter de empresario o locador, no debiese adoptar para sí y eventualmente para sus dependientes, las medidas de seguridad que establece el decreto para el trabajo en altura. Pero, es obvio, tales medidas de seguridad no eran exigibles al consorcio de propietarios por cuanto Ortiz no era trabajador dependiente suyo, ni tenía a su cargo controlar ni supervisar el cumplimiento de las normas técnicas que rigen su arte o profesión. El art. 7° del decreto señala claramente que «el empleador es el principal y directo responsable, sin perjuicio de los distintos niveles jerárquicos y de autoridad de cada empresa y de los restantes obligados definidos en la normativa de aplicación, del cumplimiento de los requisitos y deberes consignados en el presente decreto». El consorcio no fue empleador de Ortiz sino locatario de la obra – es decir, su dueño -.»

«El occiso no falleció a causa – como consecuencia – de la actuación del riesgo o vicio de la cosa, copropiedad del consorcio. En otras palabras, el accidente sufrido por Ortiz no devino a causa del mentado riesgo o vicio, en los términos del art. 1113, segundo párrafo, segunda parte, del Cód. Civil, como lo pretende la parte actora en su memorial, sino a causa de las deficientes condiciones de seguridad en el armado de la silleta, que le es exclusivamente imputable (arg. art. 1111, Cód. Civil).»

«Cierto es que el consorcio podría ser, por hipótesis, responsable si pudiera atribuírsele el incumplimiento – o cumplimiento defectuoso – de una obligación de seguridad a su cargo. Pero nada se ha probado al respecto. Amén de ello, la existencia y los alcances de la obligación de seguridad debe ameritarse en concreto, como lo señaló el doctor Ojea Quintana en el precedente de la Sala I de este Tribunal dictado en un caso que guarda analogía con el presente (sentencia libre del 4/4/2000, JA, 2000 – III – 233). Pero no es el caso de autos, por cuanto para llevar a cabo las labores de pintura y demás trabajos en el edificio se contrató a quien, en razón de su oficio, debía conocer los peligros y cómo conjurarlos (de lo cual hace mérito ha sentencia en recurso); no parece verosímil que las partes entendieran que los copropietarios se obligaban a neutralizarlos, más allá del deber de cooperación con el locador a fin de que éste pudiera ejecutar la obra en condiciones que no pusiesen en riesgo su seguridad personal.»

«LÓPEZ, RAMONA EMILIA c./ CONSORCIO DE PROPIETARIOS PACHECO DE MELO 2695, s./ DAÑOS Y PERJUICIOS» – CNCIV – 28/12/2006

Multan a Tubacex de Amurrio con 31.500 euros por el accidente que causó 15 heridos

La sanción se justifica «por la falta de evaluación del riesgo derivado de la presencia de agua en el centro de trabajo». La empresa anuncia que recurrirá la resolución de Trabajo.


ACCIDENTE CON SANCIÓN. Aspecto de la fábrica Tubacex de Amurrio. / JOSÉ MONTES

La Inspección de Trabajo de Alava ha sancionado a Tubacex con 31.500 euros por el accidente que se produjo en la planta de Amurrio el 30 de agosto y que provocó quince heridos leves. El incumplimiento de las medidas preventivas ha supuesto una sanción de 30.000 euros a los que hay que añadir otros 1.500 porque «el accidente no fue comunicado en el plazo de veinticuatro horas a la autoridad laboral». Un portavoz de Tubacex puntualizó ayer que «no estamos de acuerdo con el informe y vamos a recurrirlo».

El accidente se produjo por una explosión que se generó al derramarse el acero líquido que se transportaba en una cuchara mal enganchada y entrar en contacto con un charco de agua que había en el suelo.

La sanción estaría justificada por «la falta de evaluación del riesgo derivado de la presencia de agua en el centro de trabajo». Esta circunstancia no se recoge en el plan de riesgos aportado por la empresa. Tubacex dispone de un plan de actuación si se produce un gran derrame de acero líquido, pero ese documento «tampoco contempla la actuación preventiva en caso de presencia de agua en el suelo de la acería».

La Inspección de Trabajo alavesa considera que las causas del accidente fueron «la presencia de acumulaciones de agua en el centro de trabajo, que tras la caída de la cuchara entró en contacto con el acero líquido derramado, y el funcionamiento en condiciones anormales de la bomba de refrigeración». Trabajo achaca a la empresa la responsabilidad de «no haber eliminado con rapidez el charco de agua» provocado por el sistema de frío que según los testimonios tenía «dos o tres metros cúbicos». A esa deficiencia habría que añadir «la obstrucción de las arquetas situadas en la entrada del centro», como también indicaron los bomberos de Vitoria en su informe. El paso de un camión que realiza su trabajo en esta zona habría contribuido a la acumulación de agua. Lo mismo que el hecho de que «el centro de trabajo se encuentre a una cota inferior que el exterior».

Prevención

Osalan, el Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales, atribuyó el accidente a la confluencia de dos factores: «el deficiente encaje» de la cuchara que transportaba la colada de acero, lo que origina el vuelco y el derrame del caldo, y «la presencia de agua o humedad en el suelo». Esta circunstancia provocó la explosión por el contacto con el caldo que se había derramado.

Los inspectores de Trabajo, por su parte, hacen hincapié en la prevención porque señalan que los operarios utilizan gafas para manipular la cuchara que contiene el acero líquido. Añaden que «tanto la utilización de filtros oculares como la posición desde la que debe iniciar el vuelco no permiten realizar la comprobación de forma adecuada».

La investigación de la Inspección de Trabajo se inició de oficio después del accidente, aunque los sindicatos con representación en la empresa, el Sindicato de Trabajadores de Aceralava-Tubacex (STAT), ELA, LAB, CCOO y UGT, presentaron el día 6 de septiembre una denuncia por «la ausencia o deficiencias de las medidas preventivas».

Amurrio ya vivió un episodio similar el 17 de junio de 1999 en la empresa Ferrocarriles y Equipos, cuando un derrame de acero líquido sobre el suelo húmedo provocó una explosión que causó la muerte a un trabajador y heridas de gravedad a otros tres.

MARTA PECIÑA/LLODIO

Fuente: www.elcorreodigital.com

Un compañero peligroso

Un operario retira las planchas con amianto de un tejado. (Rafa Molina) El amianto se utilizó en la construcción hasta su prohibición total en 2002 por sus efectos perjudiciales para la salud. Muchas casas aún la tienen en cañerías, calderas, suelos o techos.

No se ve a simple vista, pero forma parte de nuestros edificios desde los años cuarenta. Se trata del amianto, una fibra mineral muy resistente utilizada en productos de construcción y aislamiento, y prohibida en todas sus variedades entre los años 1984 y 2002 por sus efectos perjudiciales para la salud.

Los elementos del hogar que todavía hoy pueden contener amianto son los aislamientos de las cañerías, las calderas o los conductos para hornos y estufas. También se puede encontrar en techados, tejas, falsos techos, planchas para el suelo, enchapados para paredes, juntas de baldosas y azulejos.

El amianto se presenta en pequeñas fibras prensadas en tableros, cartón o papel, seguras siempre que permanezcan en estado sólido. Sin embargo, si pasan al aire y alguien las inhala aumenta su riesgo de padecer cáncer de pulmón, mesotelioma –cáncer de la cavidad abdominal– y asbestosis, una enfermedad que produce la cicatrización del tejido pulmonar.

Sólo se puede saber si un material contiene amianto analizándolo en un laboratorio, así que si se tiene alguna duda, lo mejor es llamar a una empresa especializada, que debe estar inscrita en el Registro de Empresas contra el Riesgo por Amianto (RERA), que se puede encontrar en las direcciones provinciales de trabajo o de las comunidades autónomas.

Amenaza presente y futura

Aunque este material está prohibido en España, los expertos estiman que en los próximos 30 años todavía se producirán entre 40.000 y 55.000 muertes en nuestro país por el amianto, debido a su presencia en las construcciones y a la tardía manifestación de sus consecuencias. El cáncer, por ejemplo, se detecta entre 15 y 40 años después de la exposición al amianto.

Fuente: www.20minutos.es

El cáncer por exposición al amianto provocará más de 200.000 muertes durante la próxima década en el Reino Unido, según los expertos

Los más afectados serán personas mayores de 60 años que trabajaron en la industria de la construcción y sus familias.

Una noticia aparecida esta semana en el diario británico «The Times», basada en las opiniones de diversos expertos, mantiene que a lo largo de los próximos diez años morirán en el Reino Unido como consecuencia del cáncer unas 200.000 personas que estuvieron expuestas al amianto durante los años sesenta y setenta.

Esta epidemia de mesotelioma, nombre que recibe el cáncer directamente relacionado con la inhalación de partículas de asbesto, afectará en la próxima década de manera especial a personas mayores de 60 años que trabajaron en la industria de la construcción y a sus familias, según la misma fuente. Este tipo de cáncer, considerado como agresivo y que no tiene cura, afecta a los pulmones y a la membrana que recubre la parte del pecho y del abdomen que rodea a los pulmones y a los intestinos. Aunque puede tardar hasta cuarenta años en presentarse, los afectados tienen una esperanza de vida de entre nueve y doce meses una vez que han sido diagnosticados.

La enfermedad ha provocado ya 30.000 muertes en el país, señaló Julian Peto, presidente del departamento de epidemiología en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, que calculó que otras 90.000 personas morirán por esta misma causa en los próximos años. Además, otras 90.000 personas más fallecerán de tipos de cáncer relacionados con el asbesto, según una portavoz de la Fundación Británica del Pulmón.

Peto indicó que los más expuestos son los carpinteros, los trabajadores de astilleros, metalúrgicos y electricistas nacidos entre 1945 y 1950. El mesotelioma ha matado ya a dos veces más personas que el cáncer cervical, afirmó el experto. Más de 2.000 personas son diagnosticadas cada año de esta enfermedad, mientras que una persona muere de esa enfermedad cada cinco horas en el Reino Unido, según la Fundación Británica del Pulmón.

Fuente: www.consumer.es

Un incendio en una sedería causó alarma en Once

Comenzó alrededor de las 9, cuando estaban abriendo el comercio ubicado en Azcuénaga 417 y abarcó parte del local, pero no afectó el depósito. El fuego, que fue combatido en menos de una hora, provocó un intenso humo en la zona, lo que asustó a los vecinos. No hubo víctimas.

Un incendio que se inició esta mañana en un comercio de telas, en el barrio porteño de Balvanera, alarmó a los vecinos debido al intenso humo que cubrió el local y las inmediaciones, pero no provocó víctimas y fue controlado rápidamente, informaron fuentes policiales.

El fuego comenzó alrededor de las 9, cuando estaban abriendo el comercio ubicado en Azcuénaga 417 y abarcó parte del local, pero no afectó el depósito.

Los bomberos lograron aplacar el fuego en menos de una hora, y si bien «no fue de magnitud, se cortó la calle y debieron sacar las telas para terminar de apagar el incendio», dijeron a Télam fuentes de la comisaría 7ma.

«No hubo víctimas», aclararon, aunque causó alarma porque «las telas que se quemaron, amontonadas en la entrada del comercio, son de un material que genera un humo terrible», por lo cual los bomberos debieron trabajar con máscaras.

«Aparentemente hubo una falla eléctrica», dijo la policía tras reiterar que en menos de una hora la situación se normalizó.

Fuente: www.telam.com.ar