Al borde de una tragedia por la explosión de un tacho

19/02/2011 PELIGROSO ACCIDENTE DOMÉSTICO EN RAWSON

El dueño de una ferretería sufrió quemaduras en su rostro y sus brazos tras una explosión que generó cuando quiso cortar con una amoladora un tacho con gases de un adhesivo.

La idea de Jesús González Segovia (65) era tener un recipiente para cocinar botellas con salsa. Y ayer, después de las 10, intentó ponerla en práctica en un pequeño reducto del fondo de su negocio en Rawson, pero no avanzó más allá de su intención: cuando presionó la amoladora para cortar un tacho de 200 litros, una fuerte explosión hizo volar la tapa metálica, hundió el fondo del tacho y lo arrojó, envuelto en llamas en su cabeza y brazos, contra una esquina. Tremendo estruendo generó la inmediata reacción de su hijo José Luis y su nieto Matías (14), que salieron disparados desde la cocina donde estaban con la esposa de Jesús, se armaron de los múltiples matafuegos que tienen en la propiedad y arrastraron al comerciante hasta un patio interno, donde lo bañaron con agua para apagar las llamas en su cuerpo. En minutos también, controlaron las llamas que amenazaban con propagarse al negocio, explicó ayer el mismo José Luis.

¿Qué pasó con Jesús? «Sufrió quemaduras de primero y segundo grado en brazos y en la cabeza», dijo José Luis por la mañana. Por la tarde, otro hijo del comerciante, Alfredo, confirmó que su papá seguía internado en el Hospital Marcial Quiroga, pero fuera de peligro.

¿Por qué explotó el tacho? Los mismos familiares de la víctima y los bomberos (que extinguieron por completo el siniestro) no se explicaban ayer por qué Jesús no se fijó o tal vez restó importancia a las múltiples advertencias que tenía el recipiente metálico sobre la posibilidad de una explosión, porque el tacho había estado cargado con un material adhesivo y aunque estaba vacío, aún conservaba los gases altamente combustibles de ese químico.

PELIGROSO. José Luis González con el tacho, la tapa que voló tras la explosión (abajo) y la amoladora (derecha) que intentó usar su papá Jesús para cortar el metal. Todo terminó en un peligroso incendio que alcanzó a quemar al comerciante en sus brazos y su cabeza.

Todo pasó en un pequeño fondo del comercio que González Segovia tiene hace 18 años en España al 4.492 Sur metros al Norte de Espeleta, en Villa Krause, Rawson.

«Cuando salimos a ver estaba todo en llamas y mi papá quemándose. Gracias a Dios que estábamos nosotros en la casa y que por precaución tenemos matafuegos por todos lados, porque sino no sé qué hubiera pasado con mi papá y a lo mejor todo se habría prendido fuego», dijo ayer José Luis González.

Fuente:http://www.diariodecuyo.com.ar/

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