Annie Correal/EDLP | 2011-01-28 | El Diario NY
Brooklyn — Juan Baten, que murió a los 22 años en un trágico accidente en una tortillería en la madrugada, fue velado ayer en Bushwick.
El velatorio del guatemalteco atrajo a docenas de inmigrantes a la Funeraria La Fe en Bushwick, personas jóvenes que como Baten cruzaron la frontera de adolescentes en búsqueda de una mejor vida.
«Desde la niñez jugábamos fútbol, nos divertíamos cuando eramos niños», dijo Noe Rojas, de 22, que encontró un amigo en Baten cuando llegó a Nueva York. «Era una persona muy amable», reflexionó, mirando hacía el ataúd, donde se podía el rostro joven de Baten.
El salón se llenó de más de 50 personas en la tarde, a pesar de la nevada.
La pareja de Baten, Rosario Ramírez, estaba sentada en la primera fila, donde guardó un silencio absoluto.
En una entrevista con EL DIARIO-LA PRENSA el lunes, Rosario recordó a Baten como un padre responsable, que siempre estaba atento a su hija de 7 meses.
Baten falleció el lunes alrededor de las 2:30 a.m. tras caerse en una máquina de estirar la masa para tortillas que estaba prendida, según informó el dueño de la Tortillería Chinantla en Williamsburg, Erasmo Ponce, en una entrevista telefónica.
Baten trabajó en la tortillería ubicada en el 975 de la Avenida Grand desde hace aproximadamente seis años. Durante todo ese tiempo tenía un horario nocturno.
El difunto trabajó como operador de una máquina de mezclar la masa de las tortillas de maíz, que no fue la misma a la que cayó, según un compañero.
Ramírez dijo que a Baten le gustaba la cumbia y que su esperanza era construir una casa «para ir allá a Guatemala».
El joven Baten cruzó la frontera en el 2004 después de que muriera su padre en un accidente de tráfico en Quetzal Tenango, Cabrican, en Guatemala. Desde aquí apoyaba económicamente a su madre y hermanos.
«Era un buen muchacho. Él solo mantenía a toda su familia en Guatemala, era buena persona», dijo Minor Pérez, de 24, otro amigo y compañero de piso.
El cadáver será trasladado a Guatemala mañana sábado.
Ponce, el dueño de la Tortillería Chinantla, no había llegado al velatorio al cierre pero aseguró en una entrevista telefónica que su compañía cubriría los gastos del traslado del cadáver.
Fuente:
http://www.impre.com/
