Un dispositivo implantado en el móvil de los operarios de la empresa de ascensores envía un aviso si este ha estado sin moverse dos minutos. La inspección de la Generalitat afirma que constituye “un control de tal calibre, que sólo se puede encontrar parangón en los peores modelos de métodos de control del taylorismo de principios del siglo pasado”
Occidente sabe que el éxito económico Chino está basado, entre otros aspectos, en una estructura que deja desamparado al trabajador y que tiene un desarrollo precario en el ámbito de los derechos y condiciones laborales de los trabajadores. Eso en gran medida es lo que hace del gigante asiático una gran maquinaria productiva.
No obstante, resulta sorprendente que algunas empresas pretendan exportar a los mercados laborales europeos mecanismos de control de sus empleados dignos del modelo chino para aumentar la rentabilidad económica.
Es el caso de la empresa de instalación y control de ascensores y escaleras mecánicas Schindler que ha recibido un acta de infracción de la inspección de Trabajo de la Generalitat y el Ministerio de Trabajo por medio de la cual se pide a la empresa que deje controlar a sus trabajadores a través de un chip implantado en el móvil que detecta el movimiento.
El dispositivo consiste en un artilugio denominado acelerómetro insertado en el teléfono móvil que comienza a sonar y emite una llamada automática si no detecta movimiento durante dos minutos seguidos.
Métodos de control peores que el taylorismo
La empresa alega que el dispositivo es por motivos de seguridad. En el acta de infracción, el inspector señala que “no es en absoluto la mejora de la seguridad de lo trabajadores, sino un control de tal calibre, que sólo se puede encontrar parangón en los peores modelos de métodos de control del taylorismo de principios del siglo pasado”.
La dirección de relaciones laborales ha llevado el caso mediante procedimiento de oficio a la jurisdicción social, explicó el director de personal de Schindler, Juan Carlos Fernández. La denuncia fue interpuesta por la sección sindical de USOC y el comité de empresa, según explica La Vanguardia.
Juan Carlos Fernández defiende la utilidad del sistema porque “en el caso de que uno de los operarios de mantenimiento sufriera un desvanecimiento, pérdida de conciencia o cualquier otro problema (caída, atrapamiento) el acelerómetro resulta de gran ayuda para el técnico”. Luís Méndez, abogado de USOC, rechaza esta argumentación y afirma que ese dispositivo no está contemplado como un mecanismo de seguridad o de protección individual pues no está realizada la evaluación de riesgos. Méndez cree que en realidad es una forma de control de la plantilla.