Ingresó en Cruces con la cabeza y el cuello abrasados. La deflagración se produjo al introducir material húmedo.
El joven H.D.C., de 21 años y empleado fijo de la empresa alavesa Fundial, se abrasó ayer la cabeza y el cuello al producirse una explosión en un horno de la firma ubicada en el polÃgono de Gojain. Con quemaduras de segundo y tercer grado, su estado era «muy grave» al cierre de esta edición, confirmaron en el hospital vizcaÃno de Cruces, donde ingresó a media mañana.
La deflagración se produjo alrededor de las once de la mañana. Según el primer informe realizado por los técnicos de Osalan desplazados al lugar, la explosión tuvo lugar después de que el operario, de nacionalidad portuguesa, volcase «a un horno mantenedor en funcionamiento aluminio fragmentado y chatarra».
Al parecer, el material se encontraba «humedecido y reaccionó al entrar en contacto con el caldo de la fundición», lo que provocó un estallido que alcanzó de lleno a la cara y el cuello del operario.
Ninguno de sus compañeros de la empresa, dedicada a la fabricación de aleaciones de aluminio, se explicaba ayer por qué H.D.C – jefe de equipo, con más de 20 meses de experiencia – realizó esa operación.
«Esta maniobra no debe hacerse bajo ninguna circunstancia», indica el informe de Osalan. El instituto vasco de salud laboral ha abierto una investigación. Una vez concluida, elevará a la autoridad laboral y a Inspección de Trabajo sus conclusiones definitivas.
Nada más estallar el horno, la compañÃa alertó a los servicios de emergencias. Inmediatamente se desplazó una UVI móvil al lugar. Los sanitarios lograron estabilizar al herido y entubarlo. Dada su gravedad, decidieron trasladarle en helicóptero al Hospital de Cruces, donde ingresó en la Unidad de Grandes Quemados.
El siniestro conmocionó a toda la empresa de Fundial, que «lleva tiempo haciendo hincapié en la prevención», según Margari Iza de USO, la única central con representación en la fábrica. «Nos consta que se habÃa formado a los trabajadores en materia de seguridad», indicó. La dirección de la compañÃa, que cuenta con una quincena de trabajadores, declinó hacer declaraciones.
Situación «caótica»
La sindicalista pidió, eso sÃ, a los empresarios alaveses que inviertan más en prevención, «porque la ley de seguridad laboral no es mala, pero no se suele cumplir por el camino y luego pasa lo que pasa».
Paco Antúnez, responsable del metal de UGT, es mucho más pesimista. «La siniestralidad en �lava es caótica. Los accidentes no dejan de aumentar», afirmó. Por ello, pidió al Gobierno vasco que tome «medidas» y aumente «las inspecciones». Comisiones Obreras recordó que los accidentes «se ceban con los más vulnerables, como los inmigrantes». Según este sindicato, dieciséis trabajadores perdieron la vida en �lava en 2007.