En los últimos años se han descrito una serie de enfermedades asociadas a las nuevas instalaciones de que se dota a los edificios modernos.
Pamplona, 4 de agosto de 2005. En los últimos años se han descrito una serie de enfermedades asociadas a las nuevas instalaciones de que se dota a los edificios modernos – sistemas de ventilación forzada, ordenadores, etc. – Se trata de un grupo de sÃntomas que padecen los trabajadores de un mismo edificio â??enfermoâ??, relacionados con su ambiente interior. Un trabajo de investigación del Dr. Joan Boldú, de la Sección de NeumologÃa del Hospital Virgen del Camino, explica sus caracterÃsticas, patologÃas y sÃntomas.
La generación de entornos de trabajo, como los sistemas de ventilación artificial, la proliferación de ordenadores, fotocopiadoras, impresoras etc., el uso extensivo de materiales sintéticos, los sistemas de iluminación fluorescente generales, o la presencia de contaminantes directos como el humo del tabaco y otros, generan efectos nocivos para la salud.
Las patologÃas que producen son de tres tipos:
1. Hay personas con enfermedades ya conocidas que sufren empeoramiento al permanecer en el edificio en el que trabajan. AsÃ, pacientes diagnosticados de asma bronquial, rinitis alérgica o dermatitis atópica, empeoran al permanecer en el interior de determinados edificios, bien por su exposición a distintos alérgenos presentes en dicho medio (irritantes volátiles, etc.) o a las condiciones microambientales del interior del edificio (condiciones adversas de humedad, temperatura, etc.)
2. Hay un segundo grupo de enfermedades especÃficas de diversos tipos, producidas por el edificio: enfermedades infecciosas (por transmisión de agentes infecciosos, ya sea a través de los sistemas de acondicionamiento de aire como de persona a persona), enfermedades virales (producidas por dispersión de antÃgenos del propio edificio, como en las neumonitis por hipersensibilidad, fiebre de los humidificadores, etc.); enfermedades tóxicas (producidas por difusión de irritantes o tóxicos volátiles presentes en el ambiente como CO, formaldehÃdo, órgano fosforados, etc.)
3. Finalmente está el â??sÃndrome del edificio enfermoâ?? al que se define como la situación en la que en un edificio determinado, más personas de lo normal manifiestan tener un conjunto de sÃntomas inespecÃficos pero bien definidos, que desaparecen al abandonar el edificio. Incluye un grupo de sÃntomas de vÃas respiratorias, dermatológicos, oculares y sistémicos, que aparecen mientras se permanece en el interior de un edificio y mejoran tras alejarse de dicho ambiente. Desde 1970 se han descrito casos de trabajadores en un mismo edificio, escuelas, hospitales e incluso domicilios.
Contaminantes del aire del edificio
Se trata de contaminantes volátiles procedentes de materiales aislantes, mobiliario, complementos de oficina, productos de limpieza, maquinaria etc. Los más habituales son: componentes orgánicos volátiles: formaldehÃdo, disolventes, compuestos desprendidos de impresoras y fotocopiadoras, pinturas y barnices; polvo y fibras del ambiente interior: asbesto, fibra de vidrio, polvo de papel, papel autocalcable, descomposición de materiales de construcción, suciedad; bioaerosoles: bacterias, hongos, virus, ácaros, excrementos y pelos de animales; vapores de escape de vehÃculos y de la industria; contaminantes generados por la actividad humana: dióxido de carbono, perfume; humo del tabaco; Otros: deterioro por humedades, pesticidas, radón, materiales del edificio, productos de la combustión del carburante etc.
Ventilación y factores del propio edificio
Se precisa una buena ventilación para disminuir la concentración de contaminantes ambientales que potencialmente puedan producir sÃntomas. A menos ventilación mayor afectación clÃnica. Una proporción de ventilación mayor de 10 l/seg/persona parece disminuir la prevalencia de sÃndrome del edificio enfermo. En cuanto a los tipos de ventilación, la natural disminuye mucho la probabilidad de que se presenten sÃntomas, a pesar de que los rangos de humedad y temperatura no se encuentren entre los lÃmites aconsejados. Cuanto más hermético es el edificio, más posibilidades de que se genere patologÃa.
Los factores fÃsicos son, asimismo, importantes: temperatura mayor de 23º C, humedad inferior al 40% o superior al 60%, ruido, iluminación inadecuada, controles ambientales y de iluminación no ajustables por el usuario, aumentan la prevalecia de los sÃntomas. Los techos bajos inferiores a 2,4 metros, las áreas de archivo de documentación en papel y unos servicios de mantenimiento del edificio ineficaz y con mala comunicación con los usuarios, se han relacionado también con mayor prevalencia de sÃntomas.
Factores relacionados con la organización del trabajo
Un estatus bajo a nivel laboral, un aumento del estrés y una escasa satisfacción laboral, favorecen la aparición del sÃndrome del edificio enfermo. El espacio disponible por el trabajador y la concentración de máquinas de oficina en áreas determinadas favorecen también la aparición de sÃntomas. Finalmente, el número de horas pasadas delante de los monitores de ordenador también se ha relacionado con aumento en los sÃntomas.
Los sÃntomas asociados al sÃndrome del edificio enfermo
Los sÃntomas más comunes son: oculares (irritación, sequedad, picor de ojos); nasales y farÃngeos (obstrucción nasal es el más frecuente, sequedad en la garganta, irritación y prurito); rinitis (con estornudos y rinorrea); respiratorios (tos, opresión torácica, disnea); neuropsicológicos (el más prevalente es la astenia); y otros menos frecuentes (cefalea, letargia, irritabilidad, dificultad de concentración, bajo rendimiento intelectual); cutáneos (sequedad, picores).
Es caracterÃstico el inicio de los sÃntomas a las pocas horas de entrar en el edificio, y la mejorÃa de todos los sÃntomas excepto los cutáneos, a la hora de abandonarlo. Las alteraciones dermatológicas pueden tardar dÃas en desaparecer. Estos sÃntomas no amenazan la vida del paciente pero conllevan bajas laborales y descenso de la productividad. Afectan con distinta intensidad a los distintos trabajadores, dependiendo de los microambientes donde estén ubicados y de la susceptibilidad individual.