Limpiaba las hojas de los desagües en la parte superior del tinglado de chapa y fibra de vidrio que da a calle Balcarce (en intersección con Córdoba). En pleno día lluvioso y sin estar atado. Es el quinto operario muerto en lo que va del año. La Uocra marcha hoy para exigir seguridad.
Policías retiraron el cuerpo del operario por uno de los accesos al gimnasio que da a calle Balcarce. (Foto: Marcelo Bustamante)
Un obrero murió ayer por la tarde al caer del techo del gimnasio del colegio Normal Nº 2, donde trabajaba a unos ocho metros de altura. Inexplicablemente, en un día lluvioso y sin estar atado, según confirmaron algunos testigos, Juan Carlos Ramos, de 30 años, se encontraba limpiando las hojas y ramas de los desagües en la parte superior del tinglado de chapa y fibra de vidrio que da a calle Balcarce (en intersección con Córdoba). Aparentemente pisó un sector plástico del techo, lo traspasó, cayó al vacío, se destrozó la cara y falleció en el acto. Era empleado de una empresa desagotadora contratada por el Fondo de Asistencia Educativa (FAE).
Se trata de la quinta víctima fatal en el rubro de la construcción en lo que va del año y la tercera en las últimas dos semanas en la ciudad. Por tal motivo, los 150 delegados locales de la Unión de Obreros de la Construcción de la República Argentina (Uocra) convocan hoy, a las 9, a todos los trabajadores del gremio a la intersección de Mitre y Cochabamba para marchar en protesta hacia la sede local de la Dirección de Higiene y Seguridad del Ministerio de Trabajo de la provincia, en Presidente Roca y Pellegrini. «No nos queda más que marchar bajo el lema «Todos por la vida». Y seremos muchos», advirtió el delegado a cargo del sindicato, Carlos Vergara.
El accidente sucedió cerca de las 16.30, cuando se desarrollaban las clases del turno tarde de la escuela y los estudiantes del nivel terciario se preparaban para el ingreso. No obstante, ningún alumno presenció la caída ya que en ese momento nadie estaba utilizando el patio del gimnasio. «Lo vi minutos antes del accidente desde una ventana y me sorprendí. ¿Qué hace ese hombre trabajando bajo la lluvia arriba del techo y sin nada que lo sostenga?», se preguntó Carla, una estudiante de magisterio.
Mortera. Las clases se suspendieron por el resto de la jornada de ayer y se esperó a la mortera, que tardó unas tres horas en arribar al establecimiento para llevar el cadáver al Instituto Médico Legal. Mientras docentes y directivos de la escuela se mantenían dentro del edificio escolar sin hacer ningún tipo de declaración, porque según dijeron «esa función es del supervisor»; un grupo de representantes de la Uocra inspeccionaba desde la vereda el lugar desde donde había caído al vacío el obrero. «Si hubiera tenido arnés, no se hubiera caído. Era un hombre robusto, seguramente pisó las chapas tapadas de hojas y tierra y no vio donde metía los pies. De todos modos, quien manda a trabajar a alguien en un día como hoy: lluvioso y donde no cuesta nada resbalarse, es un delincuente», dijo el colaborador gremial del gremio, Sixto Irrazábal.
La muerte de ayer se dio a una semana de los dos accidentes fatales ocurridos en la zanja de un barrio de la zona noroeste. Ceferino Crespo (de 27 años) y Julio Lucero (54) murieron tras desmoronarse e inundarse un pozo cloacal de 6 metros de profundidad que cavaban para una empresa contratada por la Dirección Provincial de la Vivienda. Y el martes estuvo a punto de morir un trabajador que quedó sepultado en un foso mientras trabajaba en los cimientos de un edificio de siete pisos, en el macrocentro de la ciudad.
Se recupera
Carlos Martínez, el obrero de la construcción, paraguayo y de 30 años que estuvo a punto de morir sepultado anteayer cuando se desmoronó un pozo en el que trabajaba, se encontraba en buen estado y fuera de peligro. Hoy ya podría pasar a una sala común. Sin embargo, seguirá internado en el Sanatorio Julio Corzo.
Clases
Las clases en el colegio de Córdoba y Balcarce se dictarán hoy con normalidad en todos los turnos y niveles.