Un ascensor se desplomó desde un tercer piso y causó dos heridos

Ocurrió en un edificio del macrocentro. Rosario tiene cinco mil elevadores, pero sólo 8 inspectores.

Un hombre de 56 años y su hijo de 26 sufrieron varios politraumatismos cuando el ascensor en el que descendían desde un tercer piso se desplomó en caída libre hasta hundirse un metro por debajo de la planta baja. El desperfecto se produjo hacia las 15.50 en el edificio de Zeballos 1392, cuando la máquina que transmite eléctricamente el movimiento de la polea del elevador se partió y los cables que sostienen a la cabina quedaron fuera de control. Desde la empresa que tiene a su cargo el mantenimiento atribuyeron el episodio a «un accidente nunca visto» y descartaron que haya existido negligencia. La Municipalidad tendrá su dictamen entre hoy y mañana. Lo cierto es que en la ciudad hay unos cinco mil elevadores, pero sólo 8 inspectores para controlarlos.

Si bien el sistema de seguridad (paracaídas) se activó, el mecanismo de frenos en cuña no alcanzó a tener el recorrido suficiente para acolchonar el impacto. La empresa encargada del mantenimiento hace dos meses que tiene a su cargo el servicio.

En el edificio Azteca VI de Zeballos al 1300 nadie intuyó lo que finalmente iba a ocurrir. Pablo Budassi tiene su estudio jurídico en el tercer piso y llamó uno de los dos ascensores para descender a la planta baja junto a su hijo Mauro.

Una falla en la sala de máquinas los dejó en caída libre dentro de la cabina que en fracción de segundos se desplomó contra los amortiguadores de la planta baja. En la terraza estaba la razón del desperfecto: la máquina que transmite eléctricamente el movimiento de la polea (cañonera) se partió en pleno descenso, trabándose a su vez la rotación de los cables.

Este sacudón hizo que se zafaran las trabas con grilletes que unen los cables al coche del ascensor y provocó la caída libre. Con tanta mala suerte, que el sistema de frenos no tuvo el recorrido suficiente para clavarse y así evitar que la cabina quedara un metro por debajo del piso como efectivamente ocurrió.

De todos modos, el impacto no produjo que el piso del ascensor quedara deformado, pero sí se apreciaban los cables desparramados por el techo de la cabina. En una de sus paredes, la empresa Ovni, a cargo del mantenimiento de la unidad, había colocado una oblea con la última verificación técnica hecha el 24 de junio de este año.

«Hace sólo dos meses que estamos a cargo e hicimos todas las tareas de verificación y mantenimiento necesarias, pero este tipo de accidentes yo no lo vi en mis más de 30 años de profesión. Que se rompa la cañonera es algo nunca visto», dijo asombrado uno de los responsables de Ovni.

Amplio operativo

Al lugar no sólo llegó una ambulancia que trasladó a los Budassi al Centro de Emergencia de Rosario, sino que las direcciones de Control Urbano, Guardia Urbana Municipal, efectivos de la policía, Bomberos y de Defensa Civil también acudieron para realizar las actuaciones y peritajes pertinentes.

Entre los vecinos y consorcistas del Azteca VI reinó el desconcierto. Una mujer no salía de su asombro, al confesar que nunca hubo inconvenientes con los ascensores. «Todavía estoy shockeada, no puedo creer que se haya venido abajo de esta forma», dijo, mientras miraba azorada el habitáculo enterrado en el piso.

El subdirector de Ingeniería de Tránsito (organismo a cargo del control de los ascensores en Rosario), Gerardo Vignolo, brindó algunos detalles del accionar municipal.

«Fue un golpe duro pero no tan grave. Se están sacando fotos y se labrará un acta donde quedará asentado lo que vimos. Estimamos que la inspección con un dictamen más completo estará listo mañana (por hoy)», detalló el funcionario.

Desde el Servicio Integrado de Emergencias Sanitarias (Sies) se informó que hacia las 15.50 una ambulancia acudió a Zeballos 1392 para asistir a Pablo y Mauro Budassi, quienes – según informaron los paramédicos – luego de la caída presentaban politraumatismos varios, sin pérdida de conocimiento, con golpes en brazos y tórax. Los profesionales inmovilizaron a los pacientes y se les colocó una minerva en sus cuellos.

En la ciudad existen 2.500 edificios en los cuales están instalados unos cinco mil ascensores. Sobre cada uno de ellos, la Municipalidad hace una inspección anual de rutina. Para conservar el mantenimiento de las unidades existen unas 90 empresas habilitadas por el Ejecutivo, de las cuales 70 están en plena actividad.

«La verdad es que este tipo de accidentes nunca lo vi. Que la máquina y los cables se salgan de los grilletes es un hecho excepcional. Ahora habrá que desarmar la cañonera para ver qué falló en su interior», confesó Vignolo para agregar: «Tenemos un índice bajísimo de accidentes, en su mayoría por imprudencia de la gente por exceder la capacidad permitida».

A diario, los inspectores municipales inspeccionan las salas de máquinas y los sistemas de seguridad de los elevadores, y se realizan pruebas de los frenos y en el regulador de velocidad. El año pasado se inhabilitó por un año a la firma Servas por no reunir los requisitos indispensables solicitados por el Ejecutivo.

Fuente: Diario La Capital

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