La Inspección culpa a la empresa de la imprevisión por un accidente en sus instalaciones que resultó ser «muy grave»
Trabajadores de AZSA afectados por la intoxicación. :: SERGIO LÓPEZ
Asturiana de Zinc empleó en las mediciones previas al inicio de los trabajos en la instalación en la que se produjo la intoxicación por mercurio a finales del pasado año un equipo «que no detecta mercurio». De ese modo «no se realizó ninguna operación previa de comprobación de la concentración de agentes químicos» antes de que entraran dentro del intercambiador los trabajadores de la subcontrata IMSA afectados.
El informe que ha sido remitida ya a las partes implicadas en el siniestro, señala además que dicha medición es una «cuestión básica cuando se trata de un espacio confinado» en «un ambiente desconocido».
Trabajo recoge en su informe también una serie de aspectos que contribuirían a agravar el accidente, como el empleo de «ropa inadecuada» por parte de los trabajadores afectados, así como medidas que pudieron extender la contaminación más allá de los intercambiadores en los que «se daba por hecho», pese a no haberse medido, la presencia de mercurio y metales pesados.
Así, por ejemplo, el inspector apunta a que, pese a que la instalación fue enfriada, en el momento de iniciarse los trabajos seguía a una temperatura elevada. Por tal motivo «fue necesario instalar unos extractores en distintos puntos», Dichos equipos «permanecieron, reubicados según conveniencia, durante todo el proceso de corte de tuberías y en las tareas de soldadura que hubo que realizar al final de la reparación». De ese modo, lo que se logró fue, según indica el informe «que se extendiera para el exterior, sobre todo en la zona inmediata próxima, el ambiente contaminado del interior».
Aspectos como esos, son los que hacen concluir al autor del informe que los trabajos se realizaron sin la adecuada previsión, lo que da lugar en este caso a la «omisión de medidas de seguridad y salud» preceptivas.
El informe recoge la «ausencia total de evaluación, previsión y conocimiento previo de la concentración» de mercurio «existente en los intercambiadores», con lo que «se incumplió una premisa básica y elemental, que es la medición previa de los riesgos existentes en un espacio confinado».
Información
Además, entiende de ese modo que tampoco se dio la correcta información «a las empresas intervinientes» por parte de Asturiana de Zinc «como titular de las instalaciones del centro de trabajo para que se adoptaran las medidas colectivas o individuales necesarias». En definitiva, los trabajadores no pudieron ejecutar su labor «en condiciones de seguridad para su vida y su salud» y no pudieron evitar las consecuencias «tan graves que se produjeron».
La gravedad queda reflejada en el informe con la relación de trabajadores a los que se detectó una presencia de mercurio en sangre superior al máximo legal permitido de 15 microgramos por litro. Así, ocho de ellos presentaban en los análisis entre 16 y 50 microgramos, uno entre 51 y 100, 10 entre 101 y 200, seis entre 201 y 300, otros seis entre 301 y 400, cinco entre 401 y 500, cuatro entre 501 y 600, otros cuatro entre 601 y 700, y cuatro más entre 701 y 800. Además hubo un trabajador al que se detectaron entre 801 y 900 microgramos, y otro con más de 900, lo que vendría a multiplicar por sesenta el máximo legal permitido.
De ese modo, Trabajo considera a AZSA responsable del accidente ocurrido en sus instalaciones y plantea que se le abra el correspondiente proceso sancionador, por el que podría ser multada por más de medio millón de euros.