Trabajar ¿enferma?

Pese a que la pregunta puede tender a la broma, un gran número de patologías proviene de algo tan impensado como respirar durante ocho horas diarias un aire «viciado». «Cada profesión tiene su riesgo», dijo un médico a Infobae.com.

Una persona que cumple jornadas de ocho horas respira durante su trabajo 14 mil litros de aire. Semejante volumen establece indudable relación entre los factores ambientales del trabajo y la salud de los trabajadores expuestos.

El doctor Jorge Draghi es especialista en Neumonología y coordinador adjunto de la sección enfermedades respiratorias de origen ocupacional de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMAR).

Con motivo de celebrarse mañana el Día Internacional de la Salud y Seguridad Ocupacional, Infobae.com consultó al profesional acerca de las patologías de origen laboral.

â??Son más de las que uno creeâ??, destacó el doctor, quien aseguró que la mayoría de las enfermedades son â??tóxicas del aparato respiratorio y provienen de las más de 400 sustancias que causan enfermedades pulmonaresâ??.

Para el profesional, â??todas las ocupaciones tienen un porcentaje de riesgoâ?? y generalmente â??tiene que ver con falta de medidasâ??, como el uso de ropa adecuada, máscaras o fallas en el sistema de ventilación.

Al conocido daño que ocasiona el tabaco en las empresas en las que se permite fumar, se suman neumoconiosis (enfermedad causada por la inhalación de polvos orgánicos o gases irritantes) y otras producidas por asbesto (presente en las fábricas de embriagues), diluyentes de pinturas, soldadoras.

También los pasteleros y panaderos están expuestos a sustancias que producen enfermedades respiratorias de origen ocupacional, así como los trabajadores del campo, quienes manipulan diferentes tipos de venenos.

Pero si usted es un empleado â??de cuello blancoâ?? – tal como se conoce a quienes se desempeñan en oficinas, bancos, empresas- las emanaciones de tóner de impresoras o fotocopiadoras, el humo del tabaco o la falta de limpieza de los filtros de aire acondicionado (que acopian hongos que traen patologías respiratorias) y alfombras (en las que proliferan los ácaros y sustancias tóxicas) serán sólo algunos de los factores de riesgo a los que estará expuesto.

Draghi destacó, asimismo, que la climatización de los edificios suele predisponer a quienes allí trabajan a â??resfríos, bronquitis o neumoníaâ??.

â??Las temperaturas en algunas empresas, cines o bancos acostumbran ser extremas, tanto de frío o calor, lo que provoca diferentes enfermedades respiratoriasâ??, remarcó el profesional. Y agregó: â??En verano, los aires acondicionados deberían estar entre los 24 y 26 grados, sin embargo los mantienen a 19 grados, lo que expone al cuerpo humano a cambios abruptos de temperaturaâ??.

Pero las enfermedades laborales que comprometen al sistema respiratorio y con él tanto la salud general como la calidad de vida son más comunes de lo que se supone.

Si bien cada paciente es tratado en forma individual, detectar el origen laboral de una enfermedad permite establecer el agente causal. Esto dará cuenta de la posibilidad de generar estrategias preventivas no sólo para el paciente afectado sino también para su entorno de trabajo.

La característica de las enfermedades laborales, especialmente las respiratorias, es que al conocerse su origen es posible diseñar procedimientos preventivos, para anular o minimizar la agresión ambiental.

La característica de las enfermedades profesionales respiratorias es su prolongado período de latencia: 10, 15 años o más, desde la exposición laboral y la aparición de los síntomas. Por eso, un diagnóstico preciso requiere exhaustiva anamnesis (estudio de los antecedentes del caso) y una evaluación de la historia laboral del paciente.

En nuestro país, el tema tiene escasa repercusión y es insuficiente la cantidad de peritos o expertos en el tema. Los reportes de disturbios de origen laboral expresan una casuística moderada, pero engañosa. Esto se debe a un claro subdiagnóstico respecto de la etiología, o sea, del origen de una patología laboral.

La casuística mundial declarada por la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.) señala que las enfermedades de origen laboral producen el 82% de las patologías ocupacionales, mientras que los accidentes de trabajo sólo suman el 18%, aproximadamente.

En nuestro país, según las estadísticas de la Superintendencia del Trabajo, se detectaron en 2005 solo 1,7% de enfermedades ocupacionales: las respiratorias ocupan el segundo lugar. Siendo la mayor casuística atribuible a los accidentes de trabajo y los accidentes in itinere.

Un detalle de las patologías

Las primeras patologías respiratorias laborales estudiadas fueron las que afectaban a los operarios de minas carboníferas. La inhalación reiterada de polvo de sílice conllevaba a una enfermedad respiratoria conocida como silicosis. Si bien más tarde la economía mundial dejó de usar carbón como primera opción energética, aún hoy en los países subdesarrollados este mal afecta a muchos trabajadores: los trabajos en canteras y túneles, en la extracción de minerales, en la molienda de piedra.

El uso de abrasivos como lija y chorro de arena en trabajos de pulido, la utilización de talco industrial, los trabajadores de la cerámica, vidrio y de la construcción también originan silicosis. Este efecto de la inhalación de partículas de sílice conduce al trabajador expuesto a insuficiencia respiratoria por fibrosis pulmonar y los afectados estarán, por añadidura, más expuestos al desarrollo de tuberculosis, bronquitis crónica y otras patologías respiratorias.

La inhalación de agentes orgánicos como excrementos de ave, hongos y bacterias pueden provocar neumonitis por hipersensibilidad, denominada también alveolitis alérgica extrínseca. Se han detectado más de 30 sustancias patogénicas. Comienza con un cuadro pseudo-gripal, febril y muchas veces con un componente obstructivo de las vías aéreas y cuando el enfermo deja de estar en contacto con los factores desencadenantes, los síntomas se atenúan o desaparecen. Pero en ocasiones estas neumonitis se tornan severas y conducen a un estado de fibrosis pulmonar irreversible luego de un largo período de latencia.

La International Agency for Research on Cancer (IARC) produjo un listado de carcinógenos reconocidos: arsénico, asbesto (amianto), éter, cromo, sílice, ciertos hidrocarburos, níquel, cadmio, radón, gas mostaza. Y como posibles, aunque no definitivamente probados agentes de cáncer, los insecticidas no arsenicales, acronitrilo, cloropreno, dimetilsulfato, compuestos del plomo, humos de soldadura y varios otros. Muchos de estos factores están presentes en el medio laboral, principalmente en las industrias químicas, siderúrgicas y metalúrgicas.

Según las fuentes estadísticas la proporción de cáncer de pulmón de origen ocupacional oscila entre el 10% y 40% de todas las patologías oncológicas. Estos cánceres, al igual que el provocado por el hábito tabáquico son absolutamente prevenibles y no están relacionados con el tiempo de exposición.

La exposición a asbesto es un factor de riesgo oncogénico conocido, se potencia con el tabaco: los fumadores expuestos quintuplican la probabilidad de contraer cáncer de pulmón.

El mesotelioma maligno, tumor derivado de células de la cavidad pleural y peritoneal, tiene una fuerte relación con la exposición al asbesto. La incidencia en el Reino Unido, por ejemplo, supera los 1.000 casos al año y allí se teme que en 2020 alcanzará los 3.500.

Se considera que de 5 a 15 % de los casos de asma son de origen laboral. Es la enfermedad respiratoria ocupacional más extendida en países desarrollados. Se conocen más de 150 sustancias capaces de ocasionar asma ocupacional (AO), que se pueden clasificar en dos grupos. El primer grupo requiere un período de sensibilización o latencia, como el polvillo de madera y la inhalación de polen, entre otros.

En el segundo, la exposición a potentes irritantes derivados del cloro, resinas, poliuretanos y otros elementos produce un tipo de asma sin período de latencia llamada asma inducida por irritantes. Condiciones laborales que incluyan estos agentes pueden agravar un asma anterior o bien desencadenarla. Mecanismos inmunológicos tienen un papel central en el AO con período de latencia.

En cuanto al AO sin período de latencia (inducida por irritantes) se caracteriza por síntomas respiratorios después de inhalar tóxicos como cloro, amonio, dióxido de azufre y otros. Clínicamente, el AO se caracteriza por un cuadro que mejora en vacaciones y fines de semana, pero esta relación no siempre es evidente. Si el trabajador expuesto no es alejado de la fuente laboral que origina dificultad respiratoria obstructiva, puede generarse un asma crónica que no se recupera ni siquiera después de años de abandonar la exposición

Los agentes etiológicos de este grupo de enfermedades son identificables y mensurables; por lo tanto, prevenibles. Todo dependerá de las políticas laborales y en especial en qué condiciones de trabajo se desea implementar para garantizar un ambiente laboral confortable, un trabajo digno.

Si la ciencia y la técnica originaron el riesgo, serán éstas las que deban generar soluciones para que el trabajo dignifique, sin enfermar a quien lo realice.

Por Valeria Chavez Infobae.com

Fuente: www.infobae.com

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