Timbúes.— Cuando todo parecía controlado, el viento de ayer reavivó el fuego que desde el jueves se desató en un chip de astillas de madera en el puerto que la empresa Noble tiene en esta localidad y que ya había dejado un saldo de un obrero fallecido y cuatro heridos. Al cierre de esta edición, se supo que el Ministerio de Trabajo dispuso la parada de la planta hasta que el fuego sea definitivamente sofocado. En este sentido, la propia empresa decidió evacuar la planta como una medida de emergencia.
Desde la madrugada del viernes los bomberos de Prefectura San Lorenzo, con asiento en Puerto San Martín, estuvieron realizando tareas de enfriamiento en la montaña de maderas que se utiliza para encender una caldera.
Si bien las tareas de remoción y enfriamiento debían terminar ayer por la tarde, el fuerte viento que se desató en toda la región hizo que el foco recrudeciera, y gran parte del personal tuvo que ser evacuado.
Incluso, desde Prefectura se solicitó un refuerzo a los bomberos de la localidad de Oliveros. Al ser consultado por La Capital, el prefecto Osvaldo Castellani remarcó: “El chip de madera nunca dejó de arder, por eso estuvimos trabajando en el lugar desde el viernes. La situación estaba controlada y la idea era retirarse del lugar, pero el viento nos jugó una mala pasada y volvimos al lugar”.
Cuando aún duran los ecos de la protesta gremial que tuvo lugar en San Lorenzo el lunes como consecuencia de la muerte del operario, el fuego volvió a generar incertidumbre en ámbitos sindicales y varios miembros de la CGT San Lorenzo se llegaron hasta la puerta de la planta para tratar de ver cómo era la situación de los trabajadores que permanecían en el interior de la planta.
Uno de los directivos de Noble dialogó con los representantes sindicales sobre la situación en que se encontraba la planta. Así, la empresa tomó la decisión de evacuar preventivamente las instalaciones como medida de emergencia.
Consultado por La Capital, Omar Pereyra, secretario general de la Unión Obrera de la Construcción, gremio al que estaba afiliado Oscar González, el joven fallecido el viernes, sostuvo: “No puede ser que después de lo que pasó y del repudio generalizado que les dio la sociedad, hoy en medio del incendio pretendan que la planta siga funcionando como si nada”. Y aclaró: “Ahora están sacando los camiones de la playa y nos vamos a quedar en la puerta para que nadie entre hasta que apaguen definitivamente el fuego; si a ellos no les importa la seguridad de los trabajadores, a nosotros sí”.
Por su parte, Diego Bonar, del sindicato de camioneros, remarcó: “Salió un gerente y dijo que no nos dejaba ingresar por cuestiones de seguridad, cuando adentro había 300 camiones con los conductores y personal, es irrisorio”.
El jueves pasado, poco después de las 20, comenzó a arder el chip de astillas o virutas de madera que supera holgadamente los 10 metros de alto por unos 30 de diámetro.
Para apagarlo, la empresa mandó a cinco operarios con palas y mangueras de un lado de la montaña y a una pala mecánica del otro, hasta que las astillas se derrumbaron sepultando a lo obreros.
Como consecuencia, perdió la vida Oscar González, un muchacho de 22 años oriundo de Aldao, mientras que Raúl Fasano, de 47; Daniel Basualdo, de 31; Gustavo Vega, de 38, y Pablo Bermúdez, de 31, debieron ser internados con múltiples fracturas y principio de asfixia.
Al cierre de esta edición las dotaciones de bomberos trabajaban en el lugar tratando de controlar el fuego que se reavivó en el chip de maderas. Y se supo que las autoridades provinciales dispusieron que la planta no siga funcionando hasta que el incendio sea definitivamente dominado.