Jueves, 10 de febrero de 2011
Murió un albañil que trabajaba en un edificio en construcción
El obrero, de 26 años, quedó atrapado bajo una medianera de 60 centímetros de ancho cuando se encontraba trabajando sobre un andamio. Vecinos afirmaron que uno de los laterales de la edificación «estaba muy fracturado».
Cirilo López, la víctima, se encontraba en el tercer piso de San Lorenzo 1538.
Un obrero de 25 años de edad que trabajaba en un edificio en construcción ubicado en San Lorenzo al 1.500 falleció ayer al mediodía tras quedar atrapado bajo una medianera de 60 centímetros de ancho. El albañil se encontraba trabajando sobre un andamio, a un metro de altura del piso, cuando se vio sorprendido por la caída de la pared. Murió al instante. Vecinos linderos a la obra afirmaron que uno de los laterales de la edificación «estaba muy fracturado». Desde la UOCRA lamentaron el hecho y dijeron que efectuaron 160 pedidos de inspección en los últimos cuato meses.
Alrededor de las 12.30, Cirilo López se encontraba en el tercer piso de la obra que la contratista principal Niza SRL llevaba adelante en San Lorenzo 1.538. No tenía puesto un arnés, según fuentes policiales. Sólo calzaba un casco en su cabeza. Se encontraba tranquilo, construyendo una canaleta en el costado este de la obra cuando una pared, que no estaba apuntalada, se le cayó encima y le provocó la muerte en forma instántanea.
Niza, junto a la subcontratista IM SRL, tenía planes fastuosos para esa zona del centro de la ciudad. A sus futuros compradores les prometía una «inversión segura y renta permanente combinando arquitectura y diseño». Prevía la construcción del Condominium Paladium, un complejo de 13 pisos con monoambientes de 50 metros cuadrados y «oficinas de lujo» de 100 metros cuadrados.
Pero tanto glamour no condice al menos con las palabras de los vecinos de la obra, que reconocieron que la pared «era muy antigua». Gustavo Marro, vecino lindero, declaró: «No soy experto, pero veía que la pared estaba muy fracturada, en el pasillo de mi casa se desprendieron pedazos de mampostería de un techo de 4,50 metros de altura a metros de donde pasaba mi hijo más chico».
Marro mantuvo diálogo «en buenos términos» con los responsables de la obra, quienes le dijeron que iban a colocar «algún tipo de encofrado, protección», pero «nunca lo hicieron». Por esa razón, porque se dio cuenta «que iba a pasar una desgracia», Marro se dirigió en tres oportunidades a la Dirección General de Obras Particulares. «Vinieron a inspeccionar, vino un ingeniero, supuestamente de la Municipalidad, a ver el tema riesgos y dijo que, por lo menos inspeccionando desde mi domicilio, no veía riesgo de derrumbe. Evidentemente, riesgo había porque se cayó», señaló.
Desde la repartición municipal le recordaron a Rosario/12 que el proyecto de la obra fue «controvertido». Durante dos años se discutió en el Concejo la posibilidad de resguardar la construcción, integrarla al patrimonio histórico de la ciudad o, al menos, que no sea demolida. Pero, «tras una discusión muy larga», se llegó a un acuerdo para levantar la torre en diciembre de 2008 por el cual la empresa mantenía la fachada de la antigua casa.
Bajo el permiso 1.205/09, la obra comenzó a demolerse en «marzo, abril» del 2010. «Fue un domingo a las 7 de la mañana, realmente avasallando todos los derechos que uno puede tener como ciudadado de descansar en paz un domingo a la mañana», explicó Marro, que agregó: «Estoy muy apenado, muy triste por la familia del albañil que se murió, preocupado por mi propia familia y veo que ni la Municipalidad se hace cargo, de las empresas que están a cargo de esta porquería no sé quién pondrá la cara. Seguramente lo querrán arreglar con dinero».
Como el cuerpo del albañil quedó ubicado en un lugar de difícil acceso para los médicos del Sies, fue necesaria la presencia de los Bomberos Zapadores.
Minutos antes de las 15, delegados de la UOCRA se hicieron presentes en el lugar y reconocieron que la obra, que posee el permiso de edificación N° 218, contaba con un pedido de inspección. No obstante, admitieron que la policía de trabajo «no está dando abasto».
Sixto Irrazábal, integrante de la comisión intervenida del sindicato, dijo que «no» le echaban la culpa «a nadie», pero también informó que las firmas constructoras no les permiten ingresar a las obras para controlar los niveles de seguridad e higiene. «Algunas empresas no nos quieren dejar entrar, están poniendo candados y los compañeros están siendo esclavizados», señaló Irrazábal.
Fuente: Carlos Aníbal Rodríguez