El hecho ocurrió en Mar del Plata. La intervención se hizo en el hospital Alende y se extendió por siete horas.
Carlos remodelaba una puerta en su taller gráfico el 1° de octubre cuando se amputó tres dedos de la mano derecha con una máquina amoladora. No sintió dolor, se envolvió la herida en una toalla y manejó 40 cuadras hasta el Hospital.
Antes de ingresar al quirófano, Carlos avisó a sus hijos del accidente. Los chicos lograron encontrar el dedo anular y lo alcanzaron a los médicos en una bolsa con hielo.
Con una microcirugía, que se extendió por 7 horas, los médicos habían logrado reimplantarle cada uno de los dedos perdidos.
En los últimos años el hospital Alende se ha convertido en un centro de referencia en cirugía reconstructiva tanto para la Provincia como para el país. Sin embargo, por problemas en la circulación, al día siguiente debieron amputarle el dedo anular que había permanecido en el suelo del negocio. «Tengo cuatro dedos de mi mano en recuperación. La miro y creo que es un milagro».
Luego de conocer el caso, el ministro de Salud provincial, Alejandro Collia, destacó el accionar de los profesionales que estuvieron a cargo de la operación y de las posteriores curaciones. «Es una enorme satisfacción cuando llegan estas noticias de nuestros hospitales y cuando nos enteramos que la salud pública está ahí para ayudar a mejorar la calidad de vida de la gente», señaló.
LA CIRUGÍA
El especialista en cirugía reconstructiva a cargo de la operación, Ezequiel Escudero, explicó que «técnicamente esta operación fue más difícil que los reimplantes que hemos realizado con anterioridad», en referencia a las reconstrucciones de brazos y manos que se han llevado a cabo en el último tiempo en el hospital. «Sucede que por el tamaño de las extremidades tuvimos que utilizar microscopios y elementos de magnificación, como lupas», añadió.
En la microcirugía, de la que participaron además el cirujano plástico, Martín Salas y los traumatólogos, Maximiliano Mazzolo y Facundo Díaz, se unieron tendones, arterias y nervios. La operación comenzó ese miércoles 1 de octubre antes de las 17 horas y terminó pasadas las 23. Al día siguiente, Carlos fue sometido a una segunda intervención para retirar el anular.
Pasados 10 días de la cirugía, el paciente fue dado de alta, pero aún mantiene la rutina de regresar al hospital al menos dos veces por semana para recibir las curaciones correspondientes y para que los médicos evalúen el estado de las extremidades. «Hasta ahora evolucionan favorablemente, pero aún quedan algunas operaciones estéticas por realizar», sostuvo Escudero.
Carlos espera volver a trabajar pronto. Hoy lo ayudan en la gráfica un empleado y uno de sus hijos.