“Los doctores dicen que es un milagro que esté vivo, yo sólo sé que soy afortunado; volví a nacer”, asegura Felipe Baeza Villegas, de 51 años de edad, mientras médicos del hospital regional de alta especialidad de Zumpango, Estado de México, inspeccionan la evolución de su brazo y pie izquierdos, luego de haber sido destrozados a causa de una descarga eléctrica mientras pintaba una vivienda en el pueblo de El Rosario, en Cuautitlán Izcalli.
De acuerdo con Felipe, la vivienda iba a ser habitada por él y su familia a fin de ahorrarse el pago de la renta, pues la economía familiar es limitada.
El pasado 24 de abril con rodillo en mano y una cubeta con pintura, el mexiquense comenzó a pintar la vivienda, a pesar de que a un metro de distancia del inmueble cruzaban unos cables de alta tensión.
“A la hora de que me voltee fue cuando sentí la descarga, no sentí nada, no me desmayé, todo el tiempo estuve consciente, hasta que llegamos aquí al hospital y me empezaron a atendieron los doctores”, relató Felipe.
En el nosocomio, donde su esposa Concepción Velázquez lo ha cuidado dìa y noche, recibió la visita del secretario de salud de la entidad Gabriel O´Shea, quien supervisóla atención que Felipe recibe.
Los que especialistas de la Unidad de Quemados lograron reconstruir su brazo, pero no pudieron salvar su pie y el quinto dedo de su mano derecha, que tuvieron que ser amputados debido a las intensas quemaduras por electricidad de alto voltaje que sufrió en su cuerpo.
Paulo César Escalona Rosales, encargado de la Unidad de Quemados, afirma que Felipe llegó de extrema gravedad al hospital, sin embargo, después de 16 días de intensa atención médica, fue dado de alta.
El médico asegura que la prioridad es ayudar a Felipe a adquirir una prótesis, pues al estar desempleado no cuenta con los recursos para adquirirla.
La familia ya ha recibido algunas propuestas de ayuda por parte del gobierno estatal.
“Le doy gracias a Dios y gracias a los doctores por lo que hicieron por mi esposo, todos han sido muy amables conmigo, nunca me dejaron de dar informes y siempre conté con todo su apoyo”, enfatiza Concepción.
Actualmente, Felipe y su familia continúan viviendo en San José Huilango, en Cuautitlán Izcalli, junto con uno de sus tres hijos y por el accidente ya no se mudaron a El Rosario, en donde debido al percance no hubo electricidad durante cuatro días.