Proteger la obra y la vida

Aunque mucho se ha trabajado en pos de garantizar el conocimiento por parte de los obreros de las medidas a tener en cuenta para resguardar sus vidas, aún persisten factores que inciden en la ocurrencia de accidentes y que dependen casi exclusivamente de la acción del hombre. Entre ellos y los más comunes, están los relacionados con la deficiente organización del trabajo, insuficiente planificación y supervisión, o la práctica de procedimientos inseguros.

EN LA PREVENCIÓN DE ACCIDENTES DE TRABAJO RESULTA VITAL EL USO CORRECTO DE LOS EQUIPOS DE PROTECCIÓN.

Igualmente predominan las caídas, los contactos con la corriente eléctrica y los accidentes de tránsito, según informaciones emitidas por la Dirección de Seguridad en el Trabajo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

No obstante, Cuba exhibe una incidencia de un lesionado por cada 1 000 trabajadores activos, mientras que en otras naciones del área este mismo indicador puede ser superior a 50. En la década del setenta nuestro país reportó como promedio 70 000 lesionados y 300 fallecidos por accidentes en su labor. En la actualidad, estos mismos indicadores se han reducido ostensiblemente y se encuentran entre los 7 000 y 80, respectivamente.

SI DE LEYES SE TRATA

Según la Ley 13/1977, la protección e higiene del trabajo tiene como objetivo garantizar condiciones laborales seguras y adecuadas, prevenir accidentes del trabajo y contribuir a la prevención de las enfermedades profesionales mediante la investigación, estudio, diseño, establecimiento y control de sistemas, métodos, medios técnico-organizativos y las disposiciones legales normativas. El documento también dispone la obligación de los Ministerios de Educación y Educación Superior de impartir la enseñanza de los principios de la protección e higiene del trabajo, con el propósito de crear en los estudiantes hábitos laborales seguros e higiénicos.


Igualmente, la Resolución 51 del 2008 del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social, aprueba la metodología para la elaboración del Reglamento Organizativo de Protección e Higiene del Trabajo de las entidades laborales, los diferentes niveles de organización empresarial y otras formas de organización económicas. Según refiere la norma, para la elaboración de los procedimientos de trabajo se deben tener en cuenta los resultados de la evaluación de riesgos y de la investigación de incidentes, accidentes, incendios, explosiones, averías, enfermedades profesionales y otros daños a la salud en el ámbito laboral.

COSAS DEL OFICIO

Si vital resulta el uso correcto de los equipos de protección personal para los obreros que por las características de su trabajo lo precisen, es igual de relevante que se instruya a quienes se preparan para desempeñar distintos oficios.

En la escuela taller Gaspar Melchor de Jovellanos —en La Habana Vieja— se estudian las especialidades de cantería, albañilería, carpintería, plomería, entre otras. Durante dos cursos, los estudiantes-trabajadores se entrenan en sus profesiones mientras contribuyen a la restauración de diferentes centros.

Dentro de su programa de estudios —tan importante como otras— están las clases de salud y seguridad en el trabajo. A decir de su director, Eduardo González Delgado, los trabajos que realizan estos estudiantes cuentan con la supervisión de los profesores de la escuela en cualquiera de sus modalidades. González también recalca el hecho de que no han tenido que lamentar accidentes durante 5 años.

En comparación con décadas pasadas, Cuba mejora en cuanto a la protección del trabajador. Pero, no porque mucho se haya logrado, ha de bajarse la guardia. Sobre estas cuestiones todo empeño es poco, y todo índice alto, si de accidentes prevenibles se trata.

Fuente: www.granma.cubaweb.cu

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