Veinte toneladas de uranio y plutonio disueltos en ácido nítrico concentrado escaparon por las fisuras de una tubería demasiado peligrosa para que entre cualquier persona.
(EFE).- Una parte de la planta procesadora de material nuclear de Sellafield (norte de Inglaterra) tuvo que cerrar tras un escape de combustible altamente radiactivo.
Unas veinte toneladas de uranio y plutonio disueltos en ácido nítrico concentrado escaparon por las fisuras de una tubería a una cámara de acero inoxidable demasiado peligrosa como para que entre en ella cualquier persona, informa el diario The Times.
El escape fue descubierto el mes pasado durante una inspección automática, y la reparación de las tuberías y la recuperación del líquido que logró escapar será tarea de meses y exigirá el empleo de robots, que habrá que construir especialmente.
El Grupo Nuclear Británico, que administra la planta nuclear, aseguró que el escape ocurrido en la planta de Thorp no supone peligro alguno para los ciudadanos, el medio ambiente o los empleados de Sellafield.
La mayor parte del material que ha escapado es uranio aunque también hay 200 kilos de plutonio, suficiente para fabricar veinte bombas nucleares.
Todo ese material radiactivo debe recuperarse conforme a las salvaguardas internacionales, destinadas a impedir que el material nuclear caiga en manos de grupos terroristas, señala el periódico.
Una vez que se haya logrado extraer del depósito el material, tendrá que almacenarse en algún sitio para que se pueda proceder a la reparación de los daños aunque todavía no se sabe cómo podrá procederse.
La noticia del cierre parcial coincide con filtraciones periodísticas según las cuales el Gobierno británico piensa acometer un plan de construcción de centrales nucleares de nueva generación.
La industria nuclear británica está presionando fuerte en ese sentido, según el dominical The Observer.
A pesar de un programa de construcción de parques eólicos, el Reino Unido va a tener dificultades para cumplir su objetivo de reducir en un 20 por ciento las emisiones de los gases que contribuyen al efecto invernadero.
En doce años, la planta de Thorp, que forma parte del enorme complejo de Sedgefield, ha procesado 5.644 toneladas de combustible nuclear frente al objetivo de 7.000 toneladas que se había fijado.