La empresa textil española Inditex, propietaria de la marca Zara, dijo que está reforzando los controles en su cadena de producción, después de que se supiera que los trabajadores inmigrantes de un taller brasileño al que le compraba ropa estaban sometidos a condiciones denigrantes.
Las autoridades brasileñas descubrieron en una redada en Sao Paulo a los inmigrantes, la mayoría provenientes de Bolivia, trabajando por una miseria en condiciones inseguras.
Inditex aseguró que tiene una política de cero tolerancia con este tipo de incumplimientos.
La compañía señaló que los trabajadores eran empleados de manera ilegal por una empresa subcontratada.
Las autoridades encontraron a los inmigrantes hacinados, trabajando en condiciones insalubres durante largas jornadas laborales.