Algunas reflexiones, que no pretenden significar para nada recomendaciones, sino una invitación a la mera reflexión. Con nuestras canas (o la carencia de ellas) hemos aprendido a dejar de «dar línea», y pretender tener la verdad absoluta.
Autor: Walter Varillas
Como el viejo coronel al que se refería García Márquez, que cada viernes esperaba la carta de reconocimiento que nunca le llegó por sus servicios de armas, ocurre con frecuencia que los responsables de la salud ocupacional, salud laboral, salud de los trabajadores, seguridad y salud, estamos esperando que los gobernantes, los empleadores, «los otros», den la ley que reconozca la salud de los trabajadores como prioridad. Nos quedamos congelados en nuestras posiciones de especialistas, o en nuestros fundamentalismos y torres que consideramos el eje del mundo. El mundo no nos entiende, pobres locos.
Por ello, si logramos insertar la salud de los trabajadores en las prioridades de políticas públicas sociales y económicas de los países, de los Estados y de los movimientos sociales, de las propias empresas, lograremos avances más consistentes en la protección de los trabajadores. Es decir insertarnos en los procesos sociales, y no pretender que estos se inserten en nuestras visiones especializadas, la vieja recomendación de adecuar el zapato a los pies y no los pies al zapato. Una ergonomía de política social. Ver más