Este lunes un obrero de 41 años falleció por un derrumbe dentro del pozo en el cual se encontraba trabajando. Una nueva muerte obrera producto de la sed de ganancias de la patronal – donde el agravante es – que es el mismo Estado.
Un trabajador de AYSA murió aplastado este lunes cuando un caño de cemento de un metro de diámetro se zafó de una de las máquinas que lo sostenía cayéndole encima.
La obra pública se está llevando adelante en la intersección de República de Francia y Avenida La Plata en Quilmes Oeste.
La falta de medidas de prevención de accidentes para preservar a los trabajadores es parte de la voracidad con la que las patronales apuntan a incrementar sus ganancias. Nuevamente el saldo es la vida de un trabajador.
Según el propio Ministerio de Trabajo, cómplice de esta situación, en 2020, aún con el parate de actividades que implicó la pandemia, hubo 780 muertos en los llamados “accidentes de trabajo”, marcando un 2% de incremento respecto a 2019.