«Casi milagroso». Así calificaba ayer por la tarde un médico del hospital Cullen el accidente sufrido por un joven que por la mañana cayó de un noveno piso, y que hoy sería trasladado de terapia intensiva a una habitación común consciente, estable y sin riesgo de muerte.
En el fondo de la vivienda quedó la hamaca sobre la cual estaba trabajando, la gorra, los baldes de pintura y el pincel.
Santa Fe.- «Casi milagroso». Así calificaba ayer por la tarde un médico del hospital Cullen el accidente sufrido por un joven que por la mañana cayó de un noveno piso, y que hoy sería trasladado de terapia intensiva a una habitación común consciente, estable y sin riesgo de muerte.
Juan Carlos Aguirre, un obrero de 27 años, ganó ayer notoriedad en esta capital al promediar la mañana al protagonizar una impresionante caída desde unos 30 metros de altura y resultar herido pero sin gravedad.
El accidente que le pudo costar la vida ocurrió en el edificio céntrico ubicado en calle 1º de Mayo al 2000, en el que Aguirre se encontraba colgado en un andamio pintando una de las paredes exteriores.
La hipótesis, hasta tanto la confirmen o desechen las pericias, es que una de las sogas que sostenía el andamio se desató o cortó y el joven se precipitó a tierra cayendo primero sobre el techo de tejas de la casa lindera y desde allí al patio de césped. En el lugar quedó un verdadero reguero de pintura blanca, el andamio (una especie de columpio para una sola persona), baldes y uno de sus botines.
Al parecer, el techo de tejas amortiguó la caída de modo tal que cuando Aguirre terminó sobre el césped, el daño físico fue muy inferior al que hubiere sido esperable, según coincidieron los médicos del hospital Cullen adonde fue derivado.
El accidentado, en cambio, no perdió la conciencia en ningún momento, aunque no recuerda, producto de la confusión generada por el golpe, el momento exacto en que golpeó con su cuerpo contra el techo y luego con el suelo.
«Recibimos al paciente, que tuvo una caída de altura. Está lucido y estable», informó por la mañana el jefe de guardia del hospital Cullen, Sergio Medina.
Otro médico, Horacio Locatelli, informó que «el estado de salud del este muchacho es sorprendente, casi milagroso, teniendo en cuenta la altura desde la que cayó».
Para el profesional resulta evidente que en el recorrido debieron existir una serie de frenos que motivaron que el impacto sea menor, si tenemos en cuenta que tiene lesiones que son longitudinales a nivel de la última dorsal y la primera lumbar. «Tenemos que tener en cuenta que el golpe fue muy fuerte. Ahora no tiene ninguna sintomatología pero hay que observarlo porque esa desaceleración tan brusca pudo haber provocado alguna otra lesión que aún no se manifiesta», dijo.
Aguirre volvió a vivir. Supo lo que es caer al vacío desde un noveno piso, pero la suerte estuvo de su lado. Hoy, se espera que pase a sala, adonde permanecerá en observación hasta su alta médica.