Los trastornos mentales provocan la mayoría de las ausencias docentes

La definición no dejó lugar a dudas. «La situación de salud de los docentes santafesinos es lamentable, difícil y compleja», señaló el director provincial de Bienestar Docente del Ministerio de Educación, Leonardo Panozzo. Las cifras lo ratifican. El índice de ausentismo entre los maestros durante el 2008 superó el 15 por ciento y durante el primer trimestre de este año estuvo en el 11,14 por ciento. El primer motivo de solicitud de licencia son los trastornos mentales y de comportamientos, seguidos por las enfermedades del sistema osteomuscular. El funcionario reconoció que «es alto el porcentaje de docentes enfermos», pero aclaró: «La idea no es bajar el ausentismo a cualquier costo, sino atacando las causas que provocan estas deterioradas condiciones de salud».

Esta fotografía de la salud docente se tomó a partir de la implementación, en julio de 2008, del nuevo sistema de solicitud de licencias — que funciona a través de una línea telefónica gratuita — que se propuso evitar las largas colas que se formaban en el área de Salud Laboral del ministerio.

Para Panozzo, la instalación de ese sistema «fue el primer paso, que tiene que ver con dignificar al docente cambiando el procedimiento y evitando las colas». No obstante, señaló que en el futuro permitirá «avanzar en políticas de prevención y definir buenas prácticas docentes».

A la hora de explicar «las causas de esta situación de salud», el funcionario hizo referencia «a las difíciles condiciones del medio ambiente de trabajo de los maestros» y a la «pérdida de sentido y de la especificidad de la práctica docente, que sin lugar a dudas, repercuten negativamente en la salud».

Ausentismo. Si bien reconoció que el ausentismo «es una de las preocupaciones», consideró que «está lejos la idea de bajar esos índices a cualquier costo y sin tener en cuenta la salud de los docentes». Es más, calificó como «altos» los porcentajes actuales y recordó que «por cada uno de esos maestros enfermos se necesita una suplencia, y eso representa una inversión».

Durante 2008 el índice de maestros con licencias sobre los 790 mil docentes y no docentes de la provincia — incluye titulares, interinos y reemplazantes de todos los niveles de escuelas oficiales y privadas que reciben subsidios — fue de un promedio del 15,17 por ciento, con picos en los meses de junio (18,47 por ciento) y de noviembre (18,66 por ciento).

Mientras tanto, comparado el primer trimestre de 2008 con el mismo período de este año, la cifra varió del 9,5 al 11,14 por ciento. «Aunque las variaciones no son significativas, el número es alto», reconoció Panozzo.

Diagnóstico. Lo que más preocupa del diagnóstico es el impacto de las licencias vinculadas a la salud mental. El director de Bienestar Docente explicó que «una cosa son las licencias de corta duración, que no superan los diez días y están vinculadas a enfermedades estacionales, como los cuadros respiratorios en invierno. Pero otra son las crónicas, que es donde aparecen las vinculadas a trastornos mentales».

Los datos del Ministerio de Educación sobre diciembre de 2008 indican que 45,32 por ciento del total de horas de ausentes de ese mes se produjeron por «trastornos mentales y del comportamiento». Esa cifra representa casi tres mil docentes en toda la provincia.

Este ítem encabeza el ránking de enfermedades, seguido por afecciones del sistema osteomuscular (19,3 %), traumatismos (6%), tumores o neoplasias (5,5%), enfermedades del sistema respiratorio (4,94%), afecciones circulatorias (4,55%) y digestivas (2,36%), enfermedades del sistema nervioso (2,18%) y afecciones del oído (1,93%), mientras que los embarazos sólo representan el 1,56 por ciento de las horas ausentes (ver infografía).

Para Panozzo «es importante y preocupante el impacto en la salud mental de los docentes», y a la hora de marcar el perfil de quienes sufren estas afecciones, indicó que «se trata de maestros de más de 45 años y con cerca de 30 años de servicio». En ese sentido, indicó que «la lectura es clara: es un docente que comenzó a trabajar a los 25, tiene 50, le faltan 5 años para jubilarse, perdió el sentido de su trabajo, se comprometió con los problemas de la escuela y de la comunidad, y terminó explotando».

Abusos. Si bien no dejó de hacer hincapié en que «el gobierno tiene que hacerse cargo de esta situación, porque es una deuda que el Estado tiene con los docentes que se enfermaron», Panozzo reconoció que también existen «abusos». Sin embargo, recalcó que «hay que ver por qué esos docentes simulan y no quieren ir a trabajar».

«El objetivo es que los docentes se curen, y para eso hay que atacar las causas: generar un clima de trabajo diferente y confianza entre las políticas del ministerio y los docentes, recuperar el sentido del trabajo, que la situación de aprendizaje de los chicos sea efectiva, con políticas de prevención de la salud de los docentes, tanto a corto como a largo plazo, y mejorando las condiciones de infraestructura, que son fundamentales», puntualizó el funcionario.

Fuente: www.lacapital.com.ar

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